Texas apuesta por la formación técnica: el nuevo rostro de la educación possecundaria
La legislatura texana revoluciona la oferta educativa con programas técnicos para estudiantes de secundaria y una inversión sin precedentes en la capacitación especializada para combatir la falta de mano de obra calificada en el estado.
Una emergencia educativa: la economía texana y su talón de Aquiles
En un contexto político dominado por debates polarizantes, una transformación silenciosa se abre paso en Texas: la formación técnica y profesional se posiciona como clave para mantener robusta la economía del estado. A pesar del bajo perfil mediático con el que se ha llevado a cabo esta reforma educativa, el gobernador Greg Abbott la definió como prioridad de emergencia al inicio del último periodo legislativo, activando una reconfiguración ambiciosa del sistema educativo.
Texas enfrenta una realidad apremiante: empresarios, hospitales e incluso escuelas reportan déficits significativos en puestos que exigen habilidades técnicas medias como fontanería, soldadura o servicios de salud. La meta oficial no es menor: lograr que el 60% de los texanos en edad productiva posean un título universitario o una certificación laboral para 2030. Y para alcanzar ese objetivo, el estado ha emprendido un reajuste sin precedentes en sus políticas educativas.
House Bill 20: intercambio inteligente
Uno de los puntos más revolucionarios es la House Bill 20, impulsada por el representante Gary Gates. Esta nueva ley permite a los estudiantes de secundaria en Texas sustituir asignaturas básicas por cursos universitarios de formación técnica. La condición: haber aprobado previamente las evaluaciones correspondientes en la materia que desean reemplazar.
Según Gates, casi el 50% de los alumnos texanos no ingresan de inmediato a la universidad. Esta cifra justifica su propuesta, pensada para redirigir a esos estudiantes hacia empleos bien remunerados desde sus etapas formativas. El representante asegura que esta ley facilitará convenios más sólidos entre las escuelas secundarias y el Texas State Technical College (TSTC).
“Es distinto pelear contra mí cuando actúo desde el sótano... pero cuando el tema se convirtió en algo prioritario, ya no hubo resistencia”, declaró Gates al The Texas Tribune.
HB 120 y HB 2: asesoramiento laboral con refuerzo triple
Otra gran apuesta es el paquete legislativo que combina la HB 120 y la HB 2. Ambas leyes mejoran el asesoramiento profesional que reciben los alumnos de preparatoria. Eso incluye la preparación para las Fuerzas Armadas, tradicionalmente una vía laboral marginada en términos de orientación escolar.
Además, HB 120 triplica los fondos estatales por cada estudiante inscrito en las escuelas P-TECH —instituciones que permiten obtener simultáneamente el diploma de secundaria, un título asociado y una certificación laboral.
Reimpulsando los colegios técnicos: el caso del TSTC
El TSTC —único entre los colegios de dos años sin autoridad para emitir bonos de deuda— ha sufrido años de subfinanciación crónica. Ahora, gracias a una resolución conjunta del Senado (SJR 59), los votantes decidirán en noviembre si se aprueba un fondo de inversión (endowment) para mejorar su infraestructura, aulas y capacidad operativa.
La inversión sería histórica y permitiría que el TSTC expanda su presencia en todo el estado, adaptando su oferta a las prioridades industriales de Texas.
La justicia para las universidades comunitarias: reforma de financiamiento
En 2023, el estado ya transformó la fórmula de financiamiento de los community colleges, alejándose de la simple medición por matrícula y atando los recursos a resultados concretos: obtención de títulos y certificados.
Esta sesión amplió ese cambio mediante el Senate Bill 1786, que ahora otorga fondos a los community colleges cuando sus estudiantes se transfieren a universidades privadas. Este detalle beneficia instituciones como McLennan Community College, cuyos alumnos acuden en grandes proporciones a Baylor University.
Además, se redefine el concepto de “credencial con valor”, vinculándolo directamente con retornos salariales y necesidades del mercado laboral.
Por otra parte, el SB 1786 amplía las becas FAST para incluir a alumnos de bajos ingresos y del sistema correccional Windham, quienes ahora podrán cursar materias universitarias mientras están en la secundaria o en prisión.
Apprenticeships: el retorno de aprender trabajando
Un modelo revive con fuerza en este panorama: los programas de aprendizaje dual o “apprenticeships”. Las ventajas son claras: los jóvenes aprenden y ganan dinero desde el inicio mientras empresas ocupan vacantes urgentes.
Sin embargo, desde 2019, el crecimiento de estos programas estaba detenido por un choque legislativo: una ley estatal requería aval del Departamento de Trabajo de EE. UU., pero esa agencia federal había dejado de otorgarlos. El HB 3260 elimina ese requisito, permitiendo a la Comisión de Fuerza Laboral de Texas (TWC) expandir los aprendizajes por su cuenta.
El futuro nuclear: Texas también piensa en átomos
Con la energía nuclear volviendo al centro del debate energético en EE. UU., Texas no quiere quedarse atrás. La SB 1535, presentada por la senadora Judith Zaffirini, crea un programa estatal para desarrollar una fuerza laboral nuclear avanzada, incluyendo formación en soldadura grado nuclear y monitoreo radiológico.
La Comisión de Fuerza Laboral de Texas será la encargada de establecer los requerimientos curriculares para formar a los profesionales del futuro atómico.
Un modelo estatal: ¿puede Texas liderar el renacer de la educación técnica?
En momentos en que la deuda estudiantil ahoga a millones en Estados Unidos —con más de $1.7 billones de deuda total acumulada según datos de la Reserva Federal—, el modelo texano ofrece una alternativa económicamente viable, centrada en empleabilidad y con sentido pragmático.
Desde asistencia financiera mejorada para jóvenes de bajos ingresos, hasta el fortalecimiento de redes de duales, P-TECHs y community colleges, Texas está construyendo una infraestructura robusta para atacar desde varios flancos el problema de la escasez de talento técnico.
Como sugirió un ejecutivo del sector energético entrevistado por The Dallas Morning News: “Si sobrevives la educación texana actual, es probable que estés listo para la realidad profesional. Y aún mejor: ya tienes trabajo”.
El camino por recorrer
Aunque esta transformación tiene apoyo bipartidista y conlleva cambios tangibles, persisten preocupaciones respecto a la posible reducción en competencias académicas fundamentales al cambiar ciencias duras por capacitación técnica.
También será clave observar la eficacia a largo plazo: ¿los “títulos de valor” se traducen realmente en empleos estables y bien pagados? ¿Podrán los nuevos programas llegar de forma equitativa a comunidades rurales, latinas o afroamericanas, donde históricamente el acceso ha sido más limitado?
Texas se lanza a reimaginar la relación entre educación y economía. Si lo logra, podría convertirse en modelo nacional de formación laboral moderna.