La nueva era del poder global: lo que revela la Cumbre de la OTAN sobre el futuro de la seguridad internacional

Entre tensiones internas, decisiones geopolíticas audaces y un mundo en transformación, la OTAN se redefine en La Haya

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Una cumbre con el peso de la historia

Con 32 aliados reunidos en La Haya, Países Bajos, la cumbre de la OTAN de este 2025 no solo marca un punto de inflexión para la mayor alianza militar del mundo, sino que también revela la complejidad de enfrentar un escenario geopolítico en constante mutación. A diferencia de ediciones anteriores, donde la guerra en Ucrania dominaba la agenda, esta cumbre incorpora múltiples dimensiones de seguridad global que van desde el aumento de los presupuestos militares hasta intervenciones en Medio Oriente y movimientos estratégicos en Asia-Pacífico.

Un nuevo compromiso de gasto: ¿una victoria para Trump?

Uno de los puntos de mayor repercusión es el esperado compromiso de los países miembros de alcanzar un gasto en defensa equivalente al 5% de su PIB, una meta que supera con creces el objetivo tradicional del 2%. La presencia del presidente de EE.UU., Donald Trump, ha sido decisiva: el mandatario ha promovido este incremento como un éxito propio, remarcando su influencia sobre los aliados tras su regreso a la Casa Blanca.

"Hemos forzado al mundo a tomar en serio su propia defensa", dijo Trump horas antes de la cumbre. Este gesto no solo busca reforzar el músculo militar de la alianza, sino enviar un mensaje directo a sus competidores: la OTAN no se duerme en los laureles.

Irán, Israel y una tregua inesperada

Pese al foco en el gasto militar, la atención mediática se desvió fuertemente hacia dos eventos explosivos: el bombardeo estadounidense a instalaciones nucleares en Irán y el anuncio sorpresa de un "cese total del fuego" entre Israel e Irán.

Desde Bruselas hasta Teherán, la noticia generó reacciones encontradas. El gobierno de Trump justificó su ataque a tres plantas de enriquecimiento de uranio como una medida preventiva ante el presunto incremento acelerado de la capacidad nuclear iraní.

Simultáneamente, el anuncio de una tregua parece haber tomado por sorpresa incluso a altos funcionarios aliados, generando escepticismo entre los más cautos. El canciller alemán Friedrich Merz comparó el acuerdo con los "pactos de papel mojado del pasado que se evaporan ante el primer misil", aunque respaldó la necesidad de diplomacia en la región.

Zelenskyy en La Haya: presencia indirecta, presión constante

Volodymyr Zelenskyy llegó a los Países Bajos, aunque su ausencia del encuentro principal de los líderes fue interpretada por algunos como señal de enfriamiento diplomático. Sin embargo, el presidente ucraniano busca reafirmar apoyos, recordando que la guerra en su país entró en su cuarto año con un saldo devastador de vidas humanas, infraestructura y capital político en Europa del Este.

En su discurso ante el Parlamento neerlandés, Zelenskyy reiteró:

“Ucrania no olvida quién estuvo con nosotros en la oscuridad. Ahora pedimos que nadie olvide que aún estamos en guerra”.

Su visita incluyó reuniones clave con líderes como el primer ministro neerlandés Dick Schoof y otras figuras que han sido claves en la canalización de asistencia militar y financiera a Kiev.

Francia y Alemania: firmeza europea ante Rusia

En un gesto de unidad continental, Emmanuel Macron y Friedrich Merz publicaron una columna conjunta en Financial Times antes del inicio de la cumbre, comprometiéndose a seguir apoyando a Ucrania y alertando sobre el peligro de una Rusia expansionista.

“Lo que está en juego determinará la estabilidad europea durante las próximas décadas”, escribieron, haciendo eco del mensaje de resiliencia incluso si se llegara a una aparente congelación del conflicto.

Japón se rearma: ensayo misilístico en Hokkaido

Paralelamente, el Ejército japonés realizó, por primera vez en su territorio, un ensayo de misiles de su sistema antibuque Type-88, una señal inequívoca del giro estratégico en Tokio hacia una postura más ofensiva.

Este cambio responde a la creciente presión de China en la región y a las tensiones por la situación en Taiwán. Japón no realizaba este tipo de pruebas fuera de sus colaboraciones militares con Estados Unidos o Australia, marcando así una nueva etapa en su doctrina de seguridad.

El ministro de Defensa japonés justificó la medida: “No buscamos la guerra, pero debemos estar listos para disuadir cualquier amenaza real sobre nuestro territorio”.

China contraataca con desfile de poder

En respuesta simbólica, China anunció un desfile militar masivo para el próximo 3 de septiembre, conmemorando los 80 años de la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial. Bajo el mando de Xi Jinping, el evento incluirá armas hipersónicas, drones de guerra electrónica y unidades blindadas de última generación.

El oficial del PLA Wu Zeke declaró al medio estatal Xinhua:

“Demostraremos al mundo la plena capacidad de adaptación del Ejército Popular a las nuevas formas de guerra y tecnología. China está preparada para ganar los conflictos del mañana”.

Este acto, aunque ceremonial en su superficie, funciona como una clara advertencia de la nueva mentalidad estratégica de Beijing, orientada a disputar la hegemonía estadounidense en Asia.

Una OTAN bajo tensión, pero más ambiciosa

Lo que deja esta cumbre en evidencia no es simplemente el aumento de presupuestos o la retórica de unidad. Es la afirmación de que el mundo se encuentra en una nueva era de bloques, disuasiones cruzadas y juego de poderes multiplataforma: militar, tecnológico y económico.

La OTAN busca reinventarse frente a un siglo XXI inestable, fragmentado, pero hiperconectado. Mientras Rusia afianza su ofensiva en Ucrania, China despliega músculo armado y Estados Unidos redefine su papel en Eurasia y el Medio Oriente, los aliados occidentales parecen decididos a no quedarse atrás.

Lo que antes era una alianza defensiva, hoy se presenta como un bloque en evolución, estratégico y dispuesto a adaptar sus normas, aliados y prioridades para mantenerse relevante.

El reloj del poder global avanza más rápido que nunca, y la OTAN no quiere quedarse mirando.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press