La caza del hombre en Washington: Travis Decker y el caso que conmociona a EE. UU.
Entre la tragedia y el misterio, la búsqueda del exsoldado acusado de matar a sus tres hijas revive temores, dudas y una región en vilo
Una tragedia familiar que sacude al estado de Washington
El 2 de junio de 2025, una llamada rutinaria del alguacil del condado de Kittitas llevó al hallazgo más horroroso del año en Estados Unidos. El vehículo de Travis Decker, de 32 años y veterano del ejército, fue encontrado en un campamento cerca de Leavenworth. Dentro, los cuerpos sin vida de sus tres hijas: Paityn (9), Evelyn (8) y Olivia (5). Habían sido reportadas como desaparecidas tres días antes, cuando Decker no las devolvió a casa tras una visita programada con su madre, Whitney Decker.
La escena dejó perplejos a los investigadores. Una mezcla de horror personal, pericia militar, posible enfermedad mental y huida calculada se entrelazaron en un caso que aún sigue sin resolverse.
El perfil de un hombre entrenado para desaparecer
Travis Decker no es cualquier fugitivo. Sirvió como infante del ejército estadounidense entre 2013 y 2021, incluyendo una misión de cuatro meses en Afganistán. Según los reportes de las autoridades, tiene capacitación en navegación, supervivencia y habilidades en ambientes rurales. Se sabe que en una ocasión vivió de forma autosuficiente en el bosque durante más de dos meses.
Este historial levanta temores claros: Decker podría no sólo seguir vivo, sino estar perfectamente oculto en el terreno escarpado y boscoso de las Cascadas, uno de los ecosistemas más duros del país. La policía advirtió que él sigue siendo un peligro público mientras permanezca prófugo.
Un crimen cuidadosamente ejecutado... ¿o un derrumbe mental?
La forma en que sus hijas murieron estremece incluso a forenses veteranos. De acuerdo con el informe del sheriff, las menores fueron atadas con bridas plásticas y asfixiadas con bolsas. Se descartó envenenamiento o uso de armas. Todo indica que fue una acción premeditada y ejecutada con método, no un arranque de furia incontrolada.
Pero ¿qué lleva a un padre a este límite? En septiembre de 2024, Whitney Decker había solicitado formalmente una modificación del régimen de visitas. Alegaba inestabilidad psicológica severa y que Travis vivía en su camioneta. Desde marzo de 2025 se intensificaron los episodios de aislamiento y paranoia según declaraciones presentes en la petición judicial. Las alarmas estaban encendidas... pero la tragedia ocurrió igual.
Un terreno difícil donde desaparecer no es imposible
La búsqueda se ha concentrado en la Cordillera de las Cascadas, específicamente en las zonas cercanas al sendero Ingalls Creek y el área de The Enchantments, famosa por su belleza agreste y complejidad geográfica. En palabras del sheriff local: "La región está llena de cabañas abandonadas, casas vacacionales y terrenos donde alguien con habilidades puede esconderse semanas sin dejar rastro".
No sería la primera vez en la historia reciente. En 2020, Jorge Alcántara-González, buscado por el asesinato de un cazador, pasó 23 días escondido en esa misma área antes de ser detectado por la denuncia de un ciudadano que notó actividad en una cabaña vacía.
Hasta ahora, helicópteros, drones, K-9, agentes del FBI y el Servicio de Alguaciles de EE. UU. han sido movilizados. Se han recolectado pistas, huellas y testimonios. Pero Decker sigue sin aparecer.
¿Está vivo? La pregunta que atormenta a Washington
Luego de tres semanas sin una pista certera, el ánimo entre los investigadores ha cambiado. Ahora, parte de los recursos están dirigidos a buscar restos humanos, considerando la posibilidad creciente de que Decker haya perecido en el terreno.
Sin embargo, las autoridades mantienen firme su determinación: "No dejaremos de buscar justicia para Paityn, Evelyn y Olivia". Miles de ciudadanos han compartido publicaciones, ofrecido sus cámaras de caza, abierto sus refugios y colaborado con pistas.
La psicología detrás de los crímenes familiares extremos
El caso ha encendido un debate en Estados Unidos sobre la detección oportuna de síntomas de desórdenes mentales en contextos post-militares. Decker, como muchos veteranos, no tuvo seguimiento terapéutico estructural tras dejar el ejército. Expertos recuerdan que, según el Departamento de Asuntos de Veteranos, cerca del 15% de los excombatientes desarrollan TEPT (trastorno por estrés postraumático), pero menos del 50% busca o recibe tratamiento.
A esto se suma un factor alarmante: los casos de filicidio cometido por padres tras señales de inestabilidad mental han ido en aumento. Según el National Center for the Review and Prevention of Child Deaths, cerca del 25% de los filicidios registrados en la última década en Estados Unidos incluyeron antecedentes de enfermedades mentales graves.
Las implicaciones legales y sociales de la evasión
La posibilidad de que Decker haya huyendo de forma intencional e internacional también está bajo evaluación. Aunque todos los indicios apuntan a que sigue en la región, no se ha descartado fuga por vía clandestina. El caso ya ha sido elevado a prioridad nacional, y estaciones fronterizas están en alerta, aunque de momento no hay evidencia de movimientos fuera del país.
Mientras tanto, la familia de Whitney Decker enfrenta una montaña emocional casi imposible: lidiar con el luto por tres niñas, el shock de lo impensable y la falta de un cierre para la historia.
Una sociedad rota por dentro
Más allá del drama policial, el caso Decker refleja fallas sistémicas. La incapacidad del sistema judicial familiar de detectar el agravamiento de un caso con riesgos, los problemas sin resolver dentro del ámbito de salud mental para veteranos, y la facilidad de acceso a áreas rurales sin vigilancia que permiten una evasión prolongada.
En palabras del legislador estatal Matt Haney: "Casos como este muestran que nuestras instituciones no están preparadas para casos humanos complejos que se salen del guión. Nadie cree que algo así pasará, hasta que pasa".
El rol de la comunidad: ojos, oídos y corazones en las montañas
La lección más poderosa ha sido el rol de la ciudadanía. Vecinos, montañistas, campistas y aficionados al senderismo han patrullado sus áreas, reportado movimientos inusuales e incluso ofrecido recompensas. En redes sociales, el lema #JusticiaParaLasDecker ha unificado a miles de personas.
"Tres niñas se fueron en silencio. Que el país las escuche ahora", dijo una voluntaria local en entrevista con The Seattle Times.
Hasta que se encuentre a Travis Decker —vivo o muerto—, su sombra seguirá proyectándose sobre las montañas de Washington, sobre los debates familiares, sobre las instituciones que deben protegernos y sobre una nación que, una y otra vez, parece no saber identificar que el peligro a veces duerme en nuestros propios hogares.