Ingresos Garantizados para Estudiantes de Salud: ¿La Clave para Solucionar la Crisis de Retención en los Community Colleges?

Un programa piloto en Los Ángeles ofrece $1,000 mensuales a estudiantes de salud y psicología. Detrás del experimento, una apuesta por el bienestar, la equidad educativa y la recuperación tras desastres.

El experimento BOOST: dinero sin condiciones, pero con propósito

En un país donde el acceso a la educación superior a menudo depende de becas, préstamos estudiantiles y sacrificios personales, el programa BOOST (Building Outstanding Opportunities for Students to Thrive) rompe con el paradigma tradicional al ofrecer $1,000 mensuales durante un año a 251 estudiantes seleccionados del Los Angeles Community College District (LACCD). La única condición: estar inscrito en programas vinculados al cuidado de la salud.

Este tipo de programa de ingreso garantizado no es del todo nuevo en California, pero sí lo es su enfoque. BOOST se centra en estudiantes de cuidado de la salud en community colleges, un grupo usualmente invisibilizado pese a su rol clave en formar técnicos, enfermeros y asistentes médicos esenciales.

Un respiro económico y emocional para estudiantes como Brenda Olazava

Brenda Olazava, madre soltera de dos adolescentes, encontró en BOOST mucho más que un apoyo financiero. “Solo ser una mamá soltera implica necesidades financieras abrumadoras todo el tiempo”, explicó. El ingreso mensual le permitió dedicarse de lleno a sus estudios, acumular cuatro títulos asociados (en psicología, sociología, ciencias del comportamiento y artes liberales) y ser admitida en Cal State Los Angeles para completar su licenciatura en psicología.

“Desde noviembre que recibí el primer pago, logré pagar mis cuentas a tiempo, ahorrar, y hasta darme pequeños lujos como salir con mis hijos”, comentó Brenda. No solo mejoró su rendimiento académico, sino también su calidad de vida.

Una crisis oculta: la deserción entre estudiantes de atención médica

California enfrenta una escasez crónica de enfermeros, técnicos y personal de salud medio. A pesar de que los community colleges ofrecen trayectorias hacia estas profesiones, en el LACCD las tasas de deserción en sus programas de enfermería están entre las más altas del estado.

Según Kelly King, directora ejecutiva de la fundación del LACCD y responsable del programa BOOST, cerca de la mitad de los estudiantes del distrito viven por debajo del umbral de pobreza. El 67% reporta dificultades para cubrir necesidades básicas como comida, vivienda y transporte, según la Encuesta RealCollege 2023.

Dinero sí, pero sin amarrarlo a calificaciones

Una de las innovaciones del programa BOOST es que no condiciona la ayuda económica a rendimientos académicos. Esto permite a los investigadores monitorear el impacto del ingreso garantizado incluso cuando los estudiantes enfrentan interrupciones por motivos de salud, cuidado de hijos o eventos imprevistos.

La Universidad de Pensilvania colabora en el estudio y observa dos grupos: los 251 beneficiarios y un grupo de control de 370 estudiantes que no reciben la ayuda. Las métricas incluyen retención, salud mental, estrés financiero y éxito académico.

Lecciones clave de BOOST: más allá del dinero

  • Participantes reportan menos estrés financiero y mayor dedicación al estudio.
  • La mayoría gastó los fondos en necesidades básicas: comida, transporte, renta y salud.
  • Los estudiantes no perciben el programa como un regalo, sino como una inversión que dignifica su esfuerzo académico y les permite progresar con estabilidad.
  • Estudios como el de Santa Fe (Nuevo México) hallaron que incluso $400 al mes cambiaron la realidad cotidiana de estudiantes, aumentando su capacidad de ahorro y estabilidad familiar.

Impacto en recuperación de desastres naturales

La experiencia BOOST inspiró una iniciativa similar tras los incendios forestales de enero de 2025. Una nueva subvención dará $1,000 al mes durante un año a 24 estudiantes que perdieron sus hogares o frecuentes recursos debido al desastre.

“Nos dimos cuenta de que el ingreso garantizado era una forma ideal de evitar que los estudiantes abandonen sus estudios tras un desastre natural”, explicó King.

¿Podría extenderse el modelo BOOST?

El programa piloto ha sido financiado con casi $4 millones en donaciones privadas. La Fundación Broad aportó $3.2 millones y la fundación del LACCD contribuyó con otros $870,000. King espera usar esta experiencia como modelo.

“Estamos preparando una guía para que otros community colleges en California y el país puedan replicar nuestro programa”, anunció. El objetivo: asegurar ingresos básicos para estudiantes de atención médica y para aquellos que estudian mientras crían hijos u otros familiares.

Limitaciones del modelo actual

BOOST no cubre completamente el costo de vivir en el Condado de Los Ángeles, donde según el Bureau of Economic Analysis, el costo de vida es 50% superior al promedio nacional. Pero sí reduce significativamente las tensiones financieras.

También está el desafío de sostenibilidad. BOOST depende de fondos filantrópicos que no siempre están garantizados a largo plazo. Sin embargo, al demostrar impacto positivo, se esperan inversiones estatales y federales en futuros ciclos.

Una nueva narrativa para la educación superior

Amy Castro, investigadora principal del estudio BOOST, destaca que sus hallazgos van más allá de la asistencia social y el empleo: “Estos estudiantes no solo buscan un título, buscan ser alguien con educación. Quieren honrar a sus familias y tener dignidad en sus esfuerzos”.

Así, BOOST no es un simple programa de transferencia monetaria. Es una respuesta estratégica a una crisis multidimensional de retención, salud mental, desigualdad educativa y movilidad social.

¿Estamos listos para una política de ingreso garantizado a gran escala?

La pregunta tras el éxito inicial del programa es si Estados Unidos —concretamente, los estados más progresistas como California— están listos para implementar políticas de ingreso garantizado a más amplia escala.

Según la Stanford Basic Income Lab, existen actualmente más de 30 programas piloto de ingreso garantizado en EE. UU. No obstante, la mayoría tiene alcance limitado y duración corta.

Lo que hace diferente a BOOST es su combinación entre propósito académico, investigación rigurosa y seguimiento a largo plazo. Además, su enfoque en competencias laborales clave (como enfermería) lo convierte en una inversión estratégica más que en asistencia asistencialista.

Transformando la educación desde la base

Programas como BOOST muestran que la educación terciaria, especialmente en community colleges, no puede separarse de la vida real de los estudiantes. La estabilidad económica y emocional mejora el rendimiento, la retención y, a largo plazo, el acceso a empleos mejor remunerados.

Mientras Estados Unidos lidia con debates sobre cancelación de la deuda estudiantil, privatización universitaria y disparidades económicas, la expansión de programas como BOOST podría ofrecer una solución concreta basada en evidencias.

Y como diría Brenda Olazava: “No importa cuántos años tengas, si tienes un sueño, ve tras él. El apoyo existe, y puede cambiar tu vida”.

Para más información sobre ingresos garantizados y programas sostenibles de ayuda educativa, consulta: Basic Income Lab de Stanford

Este artículo fue redactado con información de Associated Press