El drama del bullpen y las lesiones: una radiografía de junio en las Grandes Ligas
Relevistas rebotando, abridores lesionados y prospectos veloces: así se vive la montaña rusa de algunos equipos en la MLB en pleno verano
El mes de junio ha traído consigo una auténtica montaña rusa de emociones y retos para varios equipos de las Grandes Ligas. Desde relevistas que luchan por mantenerse en roster hasta abridores cuya salud amenaza con descarrilar temporadas completas, cada movimiento en el bullpen y cada designación médica marcan el ritmo turbulento de una campaña en la que la profundidad del roster es tan clave como el poder del bate.
Michael Darrell-Hicks: una segunda oportunidad en Pittsburgh
El viaje de Michael Darrell-Hicks ejemplifica la inestabilidad del bullpen moderno. Tras ser designado para asignación por los Los Angeles Angels el 8 de junio, los Pirates de Pittsburgh lo reclamaron vía waivers con la esperanza de encontrar en él una pieza útil para un cuerpo de relevistas que necesitaba un respiro urgente.
En su breve paso por los Angels, Darrell-Hicks apenas tuvo seis apariciones, dejando una abultada ERA de 9.39. Pero los Pirates vieron valor en su brazo derecho, y tras dos entradas sin permitir carrera en Triple-A, decidieron ofrecerle una nueva oportunidad en las mayores.
“Obviamente las Grandes Ligas son la meta de muchos, así que estoy orgulloso de estar de vuelta. Pero sé que aún hay mucho por mejorar”, declaró el lanzador de 27 años.
El caso de Hunter Stratton: víctima del desgaste
El llamado de Darrell-Hicks tuvo una consecuencia directa: Hunter Stratton fue enviado de vuelta a Triple-A Indianapolis. El derecho había cedido siete carreras en apenas 2 2/3 innings a lo largo de tres juegos. Aunque su rendimiento fue bajo esta temporada, el manager Don Kelly le reflejó confianza:
“Le dije que siga trabajando. Ha sido muy bueno para nosotros en el pasado. Esta decisión fue una cuestión de necesidad, no de castigo”, dijo Kelly.
La frase refleja una realidad crítica en los equipos de MLB: muchas decisiones no tienen que ver con talento, sino con quién tiene el brazo más fresco.
Mets: el hospital de lanzadores
Del lado de los New York Mets, la situación con sus abridores se asemeja más a una sala de emergencias. La organización neoyorquina ya cuenta con al menos nueve lanzadores en la lista de lesionados, entre ellos nombres clave como Kodai Senga y Tylor Megill.
La más reciente preocupación llegó con Sean Manaea, quien tras estar en la ruta de rehabilitación en Triple-A, sintió molestias en su codo izquierdo y fue diagnosticado con “cuerpos sueltos” en la articulación. ¿El resultado? Cortisona, descanso y una nueva pausa en su ya accidentado regreso.
Manaea había brillado con los Mets en 2023, siendo uno de los mejores iniciadores del equipo. Su ausencia desde los entrenamientos primaverales se ha sentido, especialmente ahora que el equipo atraviesa su peor momento de la temporada, habiendo perdido 9 de sus últimos 10 juegos.
“Nos dicen que estará bien para el resto del año. Pero ahora tenemos que tomar esto salida por salida”, señaló el mánager Carlos Mendoza.
Frankie Montas, un regreso poco prometedor
En medio de esta crisis, los Mets recurrieron a Frankie Montas, recién reintegrado desde la lista de 60 días. Sin embargo, sus números en seis aperturas de rehabilitación (ERA de 12.05) no dejan lugar a mucho optimismo.
Montas firmó por $34 millones y dos años como refuerzo estelar, pero una distensión en el músculo dorsal le dejó completamente marginado hasta finales de junio. Ahora mismo, es más una apuesta por necesidad que una solución clara.
Jesse Winker: pausa prolongada para un bate importante
Otro golpe para la ofensiva de los Mets es la situación del bateador designado Jesse Winker, quien lleva fuera desde el 4 de mayo por una distensión en el oblicuo derecho. A pesar de la expectativa de que regresaría pronto, fue transferido oficialmente a la lista de 60 días en una clara señal de precaución.
Mendoza fue positivo al respecto, esperando que inicie su rehabilitación en ligas menores al final de esta semana. Pero su ausencia ha disminuido profundamente la producción ofensiva en la mitad del lineup neoyorquino.
Chandler Simpson: velocidad desatada en Tampa Bay
El regreso de Chandler Simpson a los Rays de Tampa Bay añade un matiz interesante al análisis. Este joven jardinero de 24 años ha impactado con una herramienta cada vez más valorada en la era del robo de bases moderno: la velocidad. En sus primeras 35 apariciones en MLB robó nada menos que 19 bases, y en Triple-A sumó otras 19 en apenas 33 juegos.
Simpson es un ejemplo brillante del éxito del draft de 2022. Fue una selección de segunda ronda y ha rendido en cada nivel. En Ligas Menores, acumula 225 robos en 266 juegos, una cifra impresionante que nos remonta a estilos de juego de décadas pasadas, cuando Rickey Henderson convertía el robo en espectáculo.
Una de sus jugadas más célebres fue cuando anotó desde segunda base ¡en un infield hit! frente a los Yankees el 4 de mayo. Una muestra de cómo su velocidad puede cambiar el rumbo de un juego en segundos.
La dictadura del doble A: Triple-A como trampolín (y castigo)
El denominador común en todas estas historias es Triple-A, esa categoría que representa el purgatorio para muchos jugadores. Es allí donde los lanzadores caen cuando sus brazos necesitan descanso, o desde donde emergen prospectos cuando hay lesiones. Pero también es el escenario en el que deben pulir errores, mostrar consistencia y adaptarse al estilo de juego moderno cual campos de entrenamiento permanente.
Cambio de era: la fragilidad del lanzador moderno
En 2023, se registraron más de 2,500 colocaciones en la lista de lesionados entre lanzadores, estableciendo nuevos récords de ausencias por dolencias físicas. El uso intensivo y las mayores exigencias físicas y analíticas (velocidad, spin rate, repeticiones) están causando estragos.
Y esto no parece mejorar. En 2024, ya vamos camino a igualar —o superar— esa cifra. Equipos como los Mets, que invirtieron decenas de millones en su rotación, están viendo cómo el castillo se viene abajo por un velocista con dolor de oblicuo o un abridor con cuerpos sueltos en el codo.
¿El futuro está en el bullpen?
Con cada vez más problemas para mantener una rotación estable de cinco abridores, algunos analistas sugieren que en el futuro podría no haber rotaciones estables. Una estrategia basada en brazos frescos, el uso de openers y relevistas largos puede estar en el horizonte de muchos equipos.
Ya vimos a equipos como los Tampa Bay Rays y los San Diego Padres jugar con esta idea. El éxito parcial de este enfoque obliga a otros clubes más tradicionales (como los Mets o Pirates) a observar con atención, especialmente cuando los brazos estelares no pueden completar más de 100 innings en una temporada.
Una nueva prueba para managers y oficinas
El nuevo béisbol exige que los managers y sus cuerpos técnicos sean tan diestros como alquimistas. Manejar el bullpen, ajustar las cargas de trabajo, saber cuándo subir o bajar a un jugador, y leer los reportes médicos son tareas que hoy definen el éxito de una franquicia tanto o más que la potencia de sus maderos.
Mientras las lesiones sigan dictando el ritmo y la Triple-A siga siendo la válvula de escape para rosters presionados, el panorama para muchos equipos seguirá inestable. Jugadores como Simpson seguirán brillando con su explosividad, y relevistas como Darrell-Hicks seguirán buscando estabilidad.
En este junio de locura, la consistencia parece ser la excepción y no la regla en las Grandes Ligas.