Ansiedad Climática: Cómo la Generación Joven Está Aprendiendo a Vivir con un Futuro Incierto

Desde emociones abrumadoras hasta acciones comunitarias, esta es la historia de cómo jóvenes, educadores y terapeutas enfrentan la preocupación por el cambio climático con resiliencia y creatividad.

La ansiedad climática: una emoción colectiva en ascenso

El cambio climático ya no es una amenaza lejana del futuro; es una realidad que estamos enfrentando en tiempo real. Sequías, incendios, olas de calor, inundaciones y la pérdida de biodiversidad se han tornado familiares. Pero hay otro efecto que se habla menos, aunque cada vez afecta a más personas —la ansiedad climática.

Con mayor intensidad entre los jóvenes, esta sensación de angustia existencial ante la degradación ambiental está dejando secuelas emocionales profundas: insomnio, desesperanza, enojo, tristeza e incluso decisiones drásticas como desistir de tener hijos. Pero detrás de esta oscuridad emocional, también está germinando algo poderoso: acción colectiva, resiliencia y transformación.

¿Qué es la ansiedad climática y por qué crece?

La ansiedad climática se refiere al temor persistente sobre el futuro del planeta y la vida en él, provocado por la crisis ecológica. Según un estudio de The Lancet de 2021, en el que participaron 10 mil jóvenes de 10 países, el 59% respondió sentirse muy o extremadamente preocupados por el cambio climático. A eso se suma que el 45% dijo que estos sentimientos afectan su vida diaria.

No se trata únicamente de jóvenes muy activistas o informados. Incluso personas sin militancia ecológica pueden sentirse abrumadas ante un clima noticioso dominado por catástrofes, incendios, deshielos o especies en peligro.

Manejo emocional: estrategias para afrontar el miedo al futuro

1. Conectar con otros: El antídoto contra la soledad ecológica

Laura Robinson, psicóloga especializada en clima en Michigan, afirma que un gran paso para manejar la ansiedad climática es evitar el aislamiento.

“Veo adultos y padres profundamente angustiados por la crisis climática y por lo que enfrentarán sus hijos, pero sentirse solos agrava todo”, dice. Una herramienta eficaz es involucrarse con proyectos comunitarios:

  • Reforestaciones urbanas y jardines comunitarios
  • Miembros de iniciativas para reducir pesticidas
  • Campañas para proteger especies o corredores biológicos

Estas acciones no sólo contribuyen al planeta, sino que dan propósito, vínculo social y una vía canalizadora para la frustración.

2. Haz un sándwich de positividad

La constante avalancha de malas noticias puede ser nociva. Una estrategia curiosamente efectiva sugerida por terapeutas ambientales es el "sándwich de positividad", que consiste en combinar noticias buenas y malas en un orden emocionalmente equilibrado: comienza con una noticia esperanzadora, luego una preocupante, y cierra con otra positiva. Es una forma de recordar que sí hay cosas que están mejorando, lentamente.

3. Modelar comportamientos para las futuras generaciones

Phoebe Yu, madre de un niño de seis años y fundadora de un negocio sostenible en California, encarna una dicotomía emocional. Aunque es optimista, admite tener momentos de duda sobre si fue ético tener un hijo en tiempos de crisis ambiental.

En su hogar practican sostenibilidad real: conducen un vehículo eléctrico, no comen carne, hacen compostaje y limitan el uso de aviones. Además, enseñan a su hijo a entender el funcionamiento de los ecosistemas. “Creo que los niños pueden absorber estos conceptos y transformarlos en acción”, afirma.

La escuela como lugar de resiliencia climática

La educación es un frente vital para abordar la ansiedad climática. Britnee Reid, profesora de ciencias en Carolina del Norte, participó en la creación de una caja de herramientas mental-emocional para escuelas, desarrollada por la organización Climate Mental Health Network.

Uno de los ejercicios propuestos es construir una línea de tiempo medioambiental personal, donde estudiantes relatan sus primeras experiencias con la naturaleza—como haber alimentado aves con sus abuelos, o visitar un parque nacional. “Este ejercicio despierta conversaciones profundas”, dice Reid. “Sus miedos se convierten en impulso. Pueden sentir temor, pero también pasión por cambiar el mundo”.

Psicoterapia ecológica: sanar el alma y el planeta

La ecopsicóloga Patricia Hasbach ha sostenido por años la creencia de que la salud mental y la naturaleza están entrelazadas. La ecoterapia, que consiste en incorporar la conexión con la naturaleza como parte del proceso terapéutico, está ganando terreno.

“Incluir a la naturaleza en el tratamiento emocional ayuda a sanar vínculos rotos con el planeta, lo que es clave ante la crisis climática”, explica. También destaca la importancia de poner en palabras nuestros sentimientos. Estudios muestran que muchos jóvenes creen estar solos en su preocupación por el clima, cuando en realidad son mayoría.

La música como poder sanador: Wild Tunes y los refugios de animales

Yuvi Agarwal, un niño de 12 años de Houston, comenzó tocando piano para su perro familiar, Bozo, notando que la música lo tranquilizaba. Con ayuda de sus padres, fundó en 2023 Wild Tunes, una organización sin fines de lucro que recluta músicos para tocar en refugios de animales, ayudando a relajar a perros y gatos en situación de abandono.

“No necesitas entender la letra para disfrutar la melodía, trasciende el idioma y, al parecer, también la especie”, afirma el joven pianista. Ya ha reclutado 100 músicos voluntarios que se presentan en refugios de Houston, Denver y Nueva Jersey. Según una investigación de la Universidad de Colorado, la música clásica puede calmar a los perros, aunque se requieren más estudios. Para Yuvi, la evidencia está en la lengua de Penélope: una perrita demasiado tímida que no salía de su jaula hasta que comenzó a lamerlo tras escuchar su música.

Volver al colectivismo para recuperar la esperanza

La física climática y escritora Kate Marvel ha profundizado sobre la ansiedad en su libro “Human Nature: Nine Ways to Feel About Our Changing Planet”. Su perspectiva transforma el enfoque individualista del problema:

“El poder colectivo es inmenso. Ningún individuo puede detener el cambio climático, pero juntos marcamos la diferencia. El planeta reacciona a lo que todos hacemos en conjunto, no a cada uno por separado”.

La ansiedad climática no es debilidad, es conciencia

Lejos de patologizar los sentimientos por el deterioro ambiental, estos pueden ser vistos como una señal de conexión, empatía y lucidez. La ansiedad climática no es una enfermedad a curar, sino una reacción humana —dolorosa pero válida— que puede transformarse en fuerza si se canaliza apropiadamente.

Como decía Rachel Carson, autora de Primavera Silenciosa: “El mundo del que formamos parte es precioso, y merece no solo nuestra responsabilidad, sino también nuestro amor”.

Entonces, la próxima vez que te sientas abrumado por el futuro, recuerda que no estás solo, y que cada pequeño paso —sembrar un árbol, sostener una charla difícil, enseñar a un niño sobre el ciclo del agua— es una forma de resistencia esperanzada.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press