Una pelea por la fe en la corte más alta: El caso del exrecluso rastafari contra el estado de Luisiana

La Corte Suprema de EE.UU. decidirá si Damon Landor puede demandar a funcionarios penitenciarios por violar su libertad religiosa cortándole sus dreadlocks

Una batalla de justicia y religión

La Corte Suprema de los Estados Unidos ha accedido a revisar un caso que podría marcar un precedente trascendental en lo que respecta a la protección de los derechos religiosos de los reclusos. El protagonista es Damon Landor, un antiguo preso de Luisiana y devoto de la fe Rastafari, quien afirma que su libertad religiosa fue pisoteada cuando los funcionarios de una prisión estatal lo forzaron a cortarse las dreadlocks, un símbolo central de sus creencias.

La controversia gira en torno a la Ley sobre el Uso de la Tierra Religiosa y las Personas Institucionalizadas (RLUIPA, por sus siglas en inglés), una legislación federal aprobada en el año 2000 para proteger específicamente los derechos religiosos de personas confinadas en instituciones, como cárceles u hospitales psiquiátricos.

¿Qué ocurrió realmente con Damon Landor?

En 2020, Landor ingresó al sistema penitenciario de Luisiana por una sentencia de cinco meses. Durante sus primeros dos traslados, los oficiales respetaron su negativa a cortarse el cabello, como manda su fe rastafari. Sin embargo, todo cambió cuando llegó al Centro Correccional Raymond Laborde, situado a unos 130 kilómetros al noroeste de Baton Rouge.

Según documentos judiciales, un guardia se deshizo intencionadamente de una copia impresa de una sentencia que Landor llevaba consigo, la cual respaldaba su derecho a conservar sus dreadlocks por motivos religiosos. Poco después, por orden directa del alcaide, dos empleados penitenciarios lo sujetaron mientras un tercero le afeitaba la cabeza hasta dejarlo completamente calvo.

Un golpe no solo físico, sino espiritual

Para quienes no están familiarizados con la fe Rastafari, el uso de dreadlocks no es meramente estético. Esta práctica tiene raíces profundas en el libro de Números del Antiguo Testamento, donde se menciona el voto de Nazareo como un compromiso espiritual, que implica no cortarse el cabello como símbolo de conexión con Dios.

"Mi cabello es mi devoción y mi conexión con Yah. Al cortarlo, arrancaron una parte de mí que estaba consagrada", fueron las palabras que Landor compartió públicamente tras su liberación.

Los dreadlocks no son solo cabello. Representan un rechazo consciente a la estética occidental impuesta y una rebelión frente al sistema de opresión colonial blanca.

El camino legal: de la frustración al máximo tribunal

Tras su liberación, Landor presentó una demanda exigiendo compensación económica por el daño sufrido. Sin embargo, el Quinto Circuito de la Corte de Apelaciones desestimó su caso. Aunque los jueces lamentaron abiertamente la manera en que fue tratado, su interpretación de la RLUIPA fue tajante: la ley protege el ejercicio religioso, sí, pero no permite demandas por daños monetarios contra oficiales estatales.

Este enfoque restrictivo ha sido duramente criticado por defensores de los derechos humanos y religiosos, los cuales argumentan que sin consecuencias legales directas, no existen verdaderos incentivos para que los sistemas penitenciarios respeten las libertades fundamentales de los reclusos.

La implicación de la Corte Suprema

La Corte Suprema escuchará los argumentos de las partes en el otoño. Landor apunta a un fallo clave de 2021, donde el tribunal autorizó a tres hombres musulmanes a demandar al gobierno por haberlos incluido injustamente en la lista de no volar del FBI, en virtud de una ley gemela: la Religious Freedom Restoration Act (RFRA).

Resulta llamativo que incluso la administración del expresidente Donald Trump presentó un escrito respaldando el derecho de Landor a demandar, señalando así un inusual consenso bipartidista sobre este asunto tan específico.

Reacción del estado de Luisiana

El estado, por su parte, ha reconocido públicamente que lo sucedido fue cuestionable. En respuesta, modificó su política de arreglos personales en prisión para evitar casos similares a futuro. No obstante, insiste en que Landor no debería tener derecho a recibir indemnización monetaria.

Una de las partes más controvertidas del caso es que los oficiales penitenciarios, actuando bajo órdenes del alcaide, ignoraron deliberadamente una jurisprudencia vigente que protegía a presos en situaciones similares. ¿Cómo puede confiarse en que los derechos serán protegidos si las sentencias previas pueden ser desechadas, literalmente, en un bote de basura?

La historia de la fe Rastafari: de Jamaica al mundo

La religión Rastafari nació en los años 30 en Jamaica, como una forma de resistencia espiritual y cultural frente al colonialismo británico. Enraizada en el cristianismo, incorpora una interpretación única del Antiguo Testamento y enaltece al emperador etíope Haile Selassie I como una figura mesiánica.

Durante las décadas de los 70 y 80, la música reggae, encabezada por leyendas como Bob Marley y Peter Tosh, diseminó la palabra Rastafari al mundo entero. Su mensaje de unidad, justicia, libertad y resistencia cultural resonó con los marginados en todo el planeta.

Religión y cárceles: una tensión constante

No es la primera vez que se presenta un conflicto entre prácticas penitenciarias y creencias religiosas. Desde la necesidad de ciertos alimentos kosher o halal, hasta el uso de prendas específicas o la asistencia a reuniones religiosas, los reclusos enfrentan obstáculos diarios para ejercer su fe libremente.

Un estudio realizado por el Pew Research Center en 2021 reveló que cerca del 37% de la población penitenciaria federal en EE.UU. profesa algún tipo de fe minoritaria distinta del cristianismo protestante, y añadió que los musulmanes y miembros de religiones de origen afrodescendiente sufren más censuras a sus prácticas.

¿Qué está en juego en este caso?

Si la Corte Suprema falla a favor de Landor, se establecerá un precedente trascendental que permitirá a otros reclusos que han sido víctimas de violaciones a su derecho de culto religioso demandar a funcionarios estatales por daños monetarios. De lo contrario, quedarán agravios impunes bajo la justificación de una interpretación estricta de la ley.

Este no es simplemente un caso sobre cabello o rejas. Es un recordatorio de lo que ocurre cuando el poder del estado se impone sobre la consciencia individual. En palabras de Bob Marley:

"Until the philosophy which holds one race superior and another inferior is finally and permanently discredited and abandoned... everywhere is war."

La decisión de la Corte Suprema podría ser esa victoria (o derrota) silenciosa que moldea el trato a miles de personas que aún hoy encuentran en sus creencias una última forma de dignidad en medio del confinamiento.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press