Los túneles secretos de Londres: de búnker de guerra a destino turístico subterráneo

Una red misteriosa bajo las calles de Holborn revelará su historia en 2028 con un museo de inteligencia, una barra a 30 metros de profundidad y los secretos que inspiraron a James Bond

En el corazón de Londres, a 30 metros bajo tierra, yace un mundo olvidado que desempeñó un papel crucial en la historia moderna británica. Este laberinto de túneles, construido durante la Segunda Guerra Mundial, ha permanecido en la sombra del conocimiento público durante décadas. Pero ahora, con un ambicioso proyecto aprobado por las autoridades locales, estas galerías ocultas están destinadas a convertirse en una de las atracciones más intrigantes de Europa.

Un pasado bajo asedio

Los túneles se encuentran bajo la Central Line del metro de Londres, específicamente en la zona de Holborn. Comenzaron a excavarse en 1940, en el punto álgido del miedo a una invasión nazi. El plan original era que sirvieran de refugios antiaéreos para más de 8.000 personas durante los ataques del Blitz. Cada uno de los dos túneles principales mide 400 metros de largo y 5 metros de ancho, formando un sistema resistente y autoprotegido contra las bombas que caían sobre la ciudad.

Sin embargo, cuando fueron finalizados en 1942, el uso de las estaciones del metro como refugios civiles ya se había instituido, y el gobierno decidió asignarle otro fin al complejo: un centro de comunicaciones estratégicas y la base de una de las operaciones más secretas de la guerra, el Special Operations Executive (SOE).

El cuartel general que inspiró a James Bond

El SOE fue una unidad clandestina creada bajo órdenes del primer ministro Winston Churchill con una misión: “Set Europe ablaze” —incendiar Europa—, refiriéndose a realizar operaciones de sabotaje contra el avance nazi. Aquí, en estos pasillos subterráneos, se organizaban misiones encubiertas lideradas muchas veces por mujeres valientes infiltradas en territorio enemigo.

Uno de los oficiales asignados como enlace con el SOE fue Ian Fleming, entonces miembro de la Marina Real británica, quien más adelante se convertiría en el creador de 007. Según los historiadores locales, estos túneles sirvieron como inspiración para los cuarteles de MI6 y la mítica "Q Branch" en las novelas de Bond.

Como dijo Angus Murray, director ejecutivo de The London Tunnels: "Este lugar verdaderamente es el Q Branch de James Bond".

De la Guerra Fría al olvido

Tras la Segunda Guerra Mundial, los túneles fueron ampliados y adaptados como un intercambiador telefónico seguro. Fue aquí donde, en los años 50, se establecieron los extremos británicos del primer cable telefónico transatlántico, uniendo al Reino Unido con Estados Unidos de forma más rápida y codificada.

Durante la Crisis de los Misiles de Cuba en 1962, el famoso teléfono rojo —la línea directa entre Washington y Moscú— fue enrutable por este centro, lo que convirtió a estos túneles en un nodo vital de la diplomacia nuclear en medio de una confrontación que pudo desencadenar la Tercera Guerra Mundial.

En su apogeo, unos 200 empleados trabajaban debajo de tierra, unidos por fuertes cláusulas de confidencialidad… y una cantina con bar. Incluso había un búnker gubernamental preparado para una eventual guerra nuclear.

Decadencia y redescubrimiento

Con el avance de las telecomunicaciones, las instalaciones quedaron obsoletas, y British Telecom abandonó el sitio en los años 80. Recién en 2023, la empresa vendió el territorio a un consorcio liderado por Angus Murray.

Aunque los accesos actuales son simples puertas negras en callejones sombríos, lo que se encuentra debajo es una cápsula de tiempo: generadores, tableros telefónicos antiguos, cocinas intactas y hasta el bar, con decoración retro al estilo "Austin Powers" en tonos naranja y marrón. En algunos puntos, todavía se conservan grafitis y objetos abandonados por exploradores urbanos.

Lo que viene: un museo y uno de los bares más profundos del mundo

La visión de Murray incluye transformar este complejo en una atracción de clase mundial para 2028, apuntando a atraer hasta 4.2 millones de visitantes anuales. El plan contempla:

  • Un museo interactivo de inteligencia militar, que relatará más de 300 años de espionaje, manipulación y contrainteligencia.
  • Un memorial a las 40.000 víctimas civiles del Blitz.
  • Exhibiciones culturales y tecnológicas.
  • Y, tal vez lo más llamativo, un bar subterráneo a 30 metros de profundidad, el más profundo del mundo según el equipo del proyecto.

"Queremos que las personas entren diciendo ‘Esto fue increíble’ y salgan diciendo ‘Esto es lo mejor que he visto en Londres’", comenta Murray.

El Museo de Inteligencia Militar cobra protagonismo

Una de las joyas del proyecto será el traslado del Museo de Inteligencia Militar de Gran Bretaña desde su ubicación actual —en una remota base al norte de Londres— hasta este emplazamiento accesible al público general.

Alistair, presidente del consejo de administradores del museo, explicó que el nuevo enfoque será más accesible al público general: “No está dirigido solo a gente interesada en temas militares”.

El objetivo es explorar cómo detectar la verdad entre las mentiras, una habilidad crítica desarrollada por el espionaje en varios siglos, y con aplicaciones claras en el mundo actual, de noticias falsas y guerras de información.

También se ubicará allí una exposición dedicada al SOE, con mensajes cifrados, armas ocultas e historias jamás contadas. "Muchos de los agentes jamás hablaron de sus misiones, muchas historias se perdieron y quizás nunca sabremos la totalidad de lo que ocurrió", añadió Alistair.

El regreso de los héroes anónimos

Los túneles también buscarán honrar a las mujeres que sirvieron en funciones críticas dentro del SOE. Según registros históricos, aproximadamente 39 mujeres trabajaron para la organización cruzando líneas enemigas como espías y saboteadoras. Una de ellas fue Violette Szabo, quien fue capturada y ejecutada por los nazis en 1945, y a quien se le otorgó la Cruz de Jorge de manera póstuma.

Se espera que parte de la exhibición rinda homenaje a estas valientes figuras, muchas de las cuales permanecen en el anonimato.

Un desafío turístico y cultural

Reconvertir este espacio no ha sido sencillo. Las medidas de seguridad, la conservación de patrimonio histórico, la accesibilidad y la inversión financiera son obstáculos constantes. Sin embargo, la sinergia entre historia, cultura e innovación hace que este proyecto se perciba como único.

Y en una ciudad como Londres, donde la competencia turística es feroz (sólo el British Museum superó los 5 millones de visitas en 2023), la promesa de un recorrido por las entrañas secretas del poder británico —con una copa en la mano— es una carta que pocos podrán resistir.

Si puedes volver a casa diciendo: ‘Hoy estuve en un túnel secreto de la Segunda Guerra Mundial que parece salido de James Bond’... entonces hemos ganado”, concluye Murray.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press