Improvisación en azul: cómo el teatro transformó el liderazgo policial en EE.UU.
La Policía Leadership Academy une el arte del improviso con la ciencia de los datos para reinventar el liderazgo policial y fortalecer el vínculo con la comunidad.
Policías practicando improvisación: ¿el futuro del liderazgo policial?
Una decena de capitanes policiales se colocan cara a cara en una sala de conferencias en Chicago. Uno lanza una palabra, el otro debe iniciar su frase con la misma. Entre risas, frases sin sentido y momentos absurdos surge un propósito serio: aprender a escuchar de verdad.
“¿Cuándo dejamos de escuchar realmente una frase?”, pregunta Kelly Leonard de The Second City, la legendaria compañía de improvisación de Chicago. “Siempre en el codo”, bromea, levantando su brazo como una metáfora lingüística del descuido auditivo común. La lección es clara: escuchar hasta el final puede ser vital, especialmente para quienes lideran en momentos de crisis.
El arte del 'sí, y' aplicado al orden público
La Policing Leadership Academy del University of Chicago Crime Lab ha incorporado ejercicios de improvisación teatral para reforzar habilidades interpersonales críticas en líderes policiales. Esta iniciativa, que dura cinco meses, ofrece formación profunda en áreas como la toma de decisiones basada en datos, la gestión del estrés y, excepcionalmente, el uso del teatro como herramienta de liderazgo.
Leonard lo define como “yoga para las habilidades sociales”. No se trata solo de hacer reír o improvisar situaciones ficticias, sino de desarrollar empatía, juicio diferido y capacidad de adaptación: cualidades esenciales para cualquier líder efectivo.
Raíces sociales del 'improv'
Esta metodología no es caprichosa. Tiene raíces profundas en el trabajo social. Viola Spolin, pionera del uso del teatro improvisado como técnica pedagógica, desarrolló muchos de estos ejercicios en los años 20 mientras trabajaba como asistente de reasentamiento ayudando a niños inmigrantes en Chicago. Su legado sigue vivo no solo en el teatro, sino ahora también en las escuelas de formación policial de vanguardia.
Una respuesta creativa al crimen y la desconfianza
¿Por qué importa todo esto? La academia cree que estos ejercicios innovadores no son solo decorativos: pueden cambiar conductas y resultados concretos. Kim Smith, directora del programa, cree firmemente que entrenando a los capitanes distritales —las figuras con más influencia en los cuerpos policiales— se puede mejorar la moral de los oficiales, el compromiso comunitario y disminuir el crimen, todo al mismo tiempo.
Este enfoque parte de una inquietante realidad: los jefes de distrito tienen enorme influencia, pero históricamente poca formación. Según investigadores del Crime Lab, si se cambia a un capitán sin cambiar ningún otro factor (vecindario, equipo, recursos), los índices de crimen pueden variar drásticamente, para bien o para mal.
Impacto nacional: de Filadelfia a San José
Hasta ahora, más de 130 líderes de alrededor de 70 departamentos policiales —incluyendo policías tribales y hasta un inspector de Toronto— han participado. Entre ellos está Louis Higginson, capitán en Filadelfia, quien reconoce que su entrenamiento previo al ascenso consistió únicamente en dos semanas genéricas de capacitación interna.
Tras su paso por Chicago, Higginson reflexiona: “Me hizo pensar en las cosas que dejamos pasar simplemente porque siempre se han hecho así”. Incluso llevó ciertos ejercicios de improvisación al ámbito familiar con su esposa e hijas con resultados sorprendentes.
Desde Albuquerque, el comandante Ray Del Greco destaca el valor de aprender a escuchar auténticamente: “A veces hay que quitarse el ego, dejar atrás la agenda personal y simplemente estar presente para ayudar a otros”.
Una educación que no termina en el diploma
El aprendizaje no concluye con el certificado. Los egresados se conectan por canales digitales para apoyar su trabajo cotidiano. Además, deben implementar un proyecto de clausura en sus distritos que enfrente un problema real. Algunos se centran en robos de autos, otros en el despliegue inicial de drones como respuesta rápida o programas contra la violencia armada sustentados en mejoras del espacio urbano.
Stephen Donohue, capitán en San José, elaboró un sistema de intervención temprana basado no solo en quejas ciudadanas, sino en señales internas: múltiples homicidios presenciados, estrés acumulado o exposiciones repetidas a hechos traumáticos. Este enfoque combina mejores prácticas de bienestar, capacitación y control interno.
Ciencia detrás de la improvisación
¿Funciona? La academia ha lanzado un estudio controlado aleatorizado para comprobar científicamente su impacto. Meredith Stricker, directora ejecutiva de la academia, explica: “Queremos evidencia rigurosa. Estamos diseñando un plan de estudios con sustento científico para crear mejores líderes y, por extensión, mejor policía”.
Y, al parecer, los resultados son prometedores. Muchos participantes afirman que la clase de improvisación es su favorita. Se espera que el entrenamiento se expanda a más departamentos con ayuda de universidades, agencias estatales y filántropos.
¿Una nueva cultura policial?
Estas iniciativas surgen en un contexto histórico tenso. Tras años de protestas sociales por abuso policial y racismo sistémico —sobre todo tras el asesinato de George Floyd en 2020—, las fuerzas del orden están bajo intensa presión para renovarse, humanizarse y conectar con sus comunidades.
No deja de ser paradójico que el humor y la improvisación —herramientas asociadas con el arte— estén ayudando a moldear lo que podría ser una nueva generación de líderes policiales más empáticos, conscientes y conectados.
Quizás el verdadero cambio cultural comience con un simple ejercicio: escuchar hasta el final.