En la mira de Trump: la nueva cruzada contra los camioneros inmigrantes y su dominio del inglés
Una ofensiva del gobierno estadounidense pone en jaque a miles de conductores hispanohablantes con nuevas reglas que podrían dejarlos fuera de las carreteras
En Estados Unidos, conducir un camión se ha convertido no solo en una labor demandante, sino en una trinchera más de las batallas políticas entre seguridad, inmigración y derechos laborales. La reciente orden ejecutiva del presidente Donald Trump, que endurece los requisitos de inglés para conducir vehículos comerciales, ha encendido alarmas en escuelas de conducción, compañías de transporte y comunidades inmigrantes en todo el país.
¿Qué dice la nueva normativa?
El Departamento de Transporte, bajo la administración Trump, ha emitido nuevas directrices que, a partir de esta semana, califican como "no aptos para el servicio" a los conductores de camiones o autobuses que no demuestren competencia en inglés durante inspecciones en carretera.
La regla prohíbe el uso de herramientas de traducción, ya sean apps móviles, tarjetas con frases o intérpretes.
Los oficiales de la Patrulla de Caminos podrán ahora realizar entrevistas para determinar si el conductor entiende preguntas básicas, instrucciones y la señalización vial. De no ser así, el conductor será retirado de circulación inmediatamente.
Una medida antigua, ahora con dientes nuevos
Los requisitos de inglés para obtener una Licencia de Conducir Comercial (CDL, por sus siglas en inglés) no son nuevos. Desde hace décadas, el examen escrito y la revisión vehicular requieren nombres y descripciones de piezas y procedimientos en inglés.
Sin embargo, entre 2016 y 2023, las sanciones por deficiencias lingüísticas eran moderadas. Los conductores incurrían en una violación citada, pero podían seguir trabajando. Ahora, la falta de dominio del inglés implica quedar fuera de servicio, con consecuencias laborales inmediatas.
“Un conductor que no puede entender inglés, no manejará un vehículo comercial en este país. Punto.” — Sean Duffy, Secretario de Transporte
¿Una cuestión de seguridad?
El argumento central del gobierno es la seguridad vial. “Tenemos puentes que son golpeados porque conductores no entienden las señales que advierten sobre la altura del paso”, afirmó Todd Spencer, presidente de la Asociación de Conductores Independientes.
Pero, ¿es realmente un problema extendido? Según la Administración Federal de Seguridad de Autotransportes (FMCSA), los accidentes asociados directamente con la barrera lingüística representan menos del 1% de los incidentes en carreteras interestatales.
Impacto en los conductores inmigrantes
Con más de 250,000 camioneros latinos en Estados Unidos —muchos de ellos con inglés como segunda lengua—, la nueva guía genera temor. No se trata solo de inglés funcional; ahora deben demostrar fluidez conversacional técnica bajo presión.
En la Driving Academy de Linden, Nueva Jersey, los instructores enseñan en dos idiomas. Paul Cuartas, uno de ellos, comenta: “Con esto, será más difícil para todos los que hablan español. Ya no se puede confiar en las tarjetas o apps de traducción. Deben sonar naturales en inglés”.
Manuel Castillo, emigrante ecuatoriano y alumno de la academia, lleva semanas viendo videos y grabaciones para aprender términos técnicos: “Algunas palabras no las entiendo, pero intento aprender más inglés. He manejado por 20 años sin problemas. Ahora temo perderlo todo”.
¿Discriminación encubierta?
Activistas como Mannirmal Kaur, de la Sikh Coalition, alertan sobre riesgos de discriminación. “Esta normativa deja en manos del inspector, de forma subjetiva, decidir quién tiene suficiente inglés. Un conductor indio que hable inglés con acento podría ser sacado del servicio sin justa causa”.
La norma también preocupa por su potencial uso como herramienta de deportación encubierta. En áreas como Laredo, Texas, donde la mayoría de residentes son bilingües, la presión psicológica sobre los conductores se ha disparado, según Jerry Maldonado, de la Asociación de Transportistas de Laredo.
Escuelas y sindicatos a la ofensiva
En ciudades como Detroit, Houston y Miami, las escuelas de manejo han reaccionado rápidamente. Se están habilitando cursos gratuitos de inglés técnico los fines de semana. En la escuela GTR Trucking School de Detroit, su copropietario Al Myftiu, albanés emigrado en 1993, elabora actualmente un manual de frases críticas en inglés para que sus estudiantes practiquen. “El acento no importa si sabes lo que dices”, afirma.
En paralelo, sindicatos de camioneros como Teamsters exploran posibles demandas contra lo que consideran “una orden discriminatoria que reduce a estereotipos y está mal fundamentada en evidencia”.
Reacciones mixtas en la industria
No todos los camioneros están en contra de la medida. En el Flying J Travel Center de Nueva Jersey, varios conductores favorecen la orden. “He visto colegas que ni saben decir adónde van. Eso es peligroso”, dijo Kassem Elkhatib, conductor de larga distancia.
Otros apuntan que el inglés es una herramienta esencial en contextos de emergencia: “Si ocurre un accidente, necesitas reportar por radio usando los términos correctos”, señaló Lisa Ramos, camionera con 15 años de experiencia.
¿Una política electoral?
La coyuntura no es casual. El endurecimiento de los requisitos coincide con la campaña de reelección de Trump, donde la inmigración vuelve a ser uno de los puntos centrales.
Trump ya ha vinculado las nuevas disposiciones a su promesa electoral de "restablecer la ley y el orden en las carreteras del país". Además, ha justificado el cambio como parte de su cruzada contra lo que llama “la laxitud heredada del gobierno de Obama”.
Las consecuencias económicas y sociales
Colocar a conductores hispanos fuera de servicio por barreras lingüísticas tiene un costo.
- La industria de transporte en EE.UU. sufre una escasez de más de 80,000 conductores, según la Asociación Americana de Camiones.
- Más de 20% de los conductores de camión de carga son nacidos fuera de EE.UU., según el Pew Research Center.
- Eliminar parte de esa fuerza laboral podría interrumpir cadenas de suministro, aumentar precios y crear cuellos de botella logísticos.
“Sin los conductores hispanos, los supermercados no se llenan, las construcciones se paralizan y las entregas se retrasan”, advierte Myftiu. “Estamos castigando a los que más trabajan, solo por cómo hablan”.
Una respuesta necesaria, pero desbalanceada
Es razonable exigir un nivel mínimo de inglés para garantizar la seguridad vial. Sin embargo, las nuevas directrices carecen de medidas de apoyo para permitir que los conductores se adapten a los nuevos estándares sin quedar automáticamente desempleados.
“Debieron dar plazos, apoyos, políticas de transición. En cambio, han lanzado un ultimátum sin considerar las realidades culturales ni los aportes de estas comunidades”, lamenta Kaur.
¿Cuál es el siguiente paso?
La política ya ha comenzado a aplicarse y los sindicatos preparan frentes legales. Por su parte, las escuelas de manejo aceleran programas de aprendizaje y buscan fondos para sostener clases gratuitas.
Mientras tanto, Castillo, al igual que miles de camioneros, repasa día a día los nombres de piezas, signos viales y frases clave, no solo para conservar su trabajo, sino para demostrar que merecen estar en esas cabinas tanto como cualquier otro.
Y es que, como afirma un cartel común en estaciones de camiones: "Sin camioneros, América se detiene".