El apagón digital en Irán: una guerra de misiles y desinformación que silencia a millones

Mientras Israel e Irán se enfrentan con misiles y drones, los ciudadanos iraníes quedan atrapados en un apagón informativo impuesto por su propio gobierno.

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Una guerra en dos frentes: armamento y narrativa

En medio de una escalada bélica sin precedentes entre Irán e Israel, millones de ciudadanos iraníes atraviesan una guerra silenciosa y paralela: la del control de la información. Mientras caen misiles y se esparce el humo, otro frente de batalla se libra en el plano digital, donde el acceso a la verdad se diluye entre apagones de internet, propaganda estatal y el silencio forzado.

Desde el 13 de junio, cuando Israel lanzó ataques aéreos sobre instalaciones nucleares y militares en Irán, el conflicto ha dejado más de 657 muertos en Irán, incluidos 263 civiles, y unos 2.000 heridos. En respuesta, Irán disparó 450 misiles y 1.000 drones hacia Israel, de los cuales la gran mayoría fue interceptada. Sin embargo, en Israel se han reportado 24 muertes y cientos de heridos.

Esta guerra no solo se mide en destrucción física, sino también en el impacto psicológico que tiene sobre una población que no sabe cuándo ni dónde caerá el próximo misil... o quién controla la narrativa de los hechos.

Una nación a oscuras: el apagón digital como arma

Irán ha restringido radicalmente el acceso a internet en las últimas semanas. Según la ONG NetBlocks, la conectividad nacional descendió a niveles que representan apenas el 6% del promedio habitual, con apagones continuos de hasta 36 horas. Una desconexión que, en plena guerra, deja a millones de personas sin contactar con sus seres queridos ni acceder a información sobre ataques, heridos o zonas seguras.

“El régimen iraní controla muy bien la esfera informativa... Saben que si controlan la información, controlan la narrativa”, dijo Marwa Fatafta de la organización Access Now desde Berlín. Y es que Irán lleva años perfeccionando técnicas de censura digital, cierre de redes sociales y vigilancia online. Pero esta vez, el apagón ocurre en medio de un conflicto bélico internacional.

Miedo, desconcierto y una población aislada

La vida para los ciudadanos iraníes se ha vuelto una constante entre la incertidumbre y la desesperación. Sin poder llamar a sus hijos, padres o amigos, y con los medios estatales ofreciendo versiones sesgadas o retóricas propagandísticas, muchos recurren a VPNs para buscar noticias e incluso actuar como intermediarios entre familiares.

“Cada vez que tengo conexión, uso Whatsapp para llamar a familiares de mis amigos y asegurarme de que están bien. Hay gente que me manda listas de personas para averiguar dónde están”, cuenta desde Teherán un estudiante universitario que logró acceso a la red por pocos minutos.

La narrativa oficial: una victoria unilateral que no dice todo

La televisión estatal iraní apenas informa sobre las bajas en su territorio. El enfoque está en los “éxitos” militares contra Israel. Misiles lanzados, drones que alcanzaron objetivos, exhibición de armamento sofisticado. Todo sirve para reafirmar una imagen resiliente y triunfante frente al enemigo.

Mehdi Yahyanejad, activista iraní por la libertad digital, advierte que este apagón busca mantener esa imagen. “El régimen no puede permitirse que las masas sepan lo mal que está funcionando la respuesta. Teme que el descontento popular detone conflictos internos”.

Israel: el contraste informativo

Al otro lado del conflicto, en Israel, la información fluye sin restricciones. Los ciudadanos reciben alertas, informes oficiales, transmisiones en vivo de medios locales e internacionales, y orientación clara sobre zonas seguras. En un mundo hiperconectado, este acceso puede salvar vidas.

Este contraste es clave. Mientras los israelíes tienen información en tiempo real sobre ataques, evacuaciones y víctimas, los iraníes operan en la penumbra digital de un país desconectado.

La desinformación como arma de guerra

La interferencia informativa, lejos de ser colateral, es parte integral de la estrategia bélica. Irán acusa a Israel de censurar a medios extranjeros y distorsionar la narrativa global. A su vez, Israel critica la propaganda iraní sobre éxitos inflados y bajas ficticias.

Dentro de Irán, sin embargo, el control absoluto de los medios y la vigilancia digital permiten una versión única de los acontecimientos. La diversidad de perspectivas, fundamental para una sociedad democrática, queda anulada por el monopolio informativo del régimen.

¿Es esto parte de una guerra psicológica?

Expertos en derechos digitales sostienen que el apagón forma parte de una guerra psicológica. Cuando personas no pueden comunicarse con sus familias, ni confirmar si lo que oyen es verdad, el miedo se amplifica, lo que favorece al régimen a mantener el control.

“La censura no solo es para callar. Es para desorientar. Si no sabes lo que pasa, te sientes pequeño, impotente. Esa vulnerabilidad es una forma de control”, explica Fatafta.

En épocas de protestas, Irán ya ha recurrido a técnicas similares. El apagón generalizado durante las revueltas de 2019 o en octubre de 2022 tras la muerte de Mahsa Amini son ejemplos recientes. En ambos casos, el cierre de internet sirvió para contener la indignación ciudadana y evitar coordinación entre activistas.

Una realidad selectiva: la brecha entre lo virtual y lo real

Lo más aterrador es que para muchos iraníes, la única “realidad” que conocen es la que transmite el Estado. Versiones que niegan muertes civiles, ocultan ataques sufridos e inflan triunfos militares.

Mientras tanto, el resto del mundo ve una realidad distinta: imágenes de escombros, hogares destruidos, hospitales desbordados. Pero dentro de Irán, esa verdad no circula. No llega a los jóvenes, ni a los mayores. No llega a quienes más la necesitan.

El riesgo de una sociedad sin testigos

Vivimos en un mundo donde las imágenes de Gaza, Ucrania o Sudán se viralizan en segundos. ¿Pero qué ocurre cuando el conflicto es invisible? Cuando ninguna cámara entra, cuando las redes están en silencio, cuando los periodistas están presos.

Irán ha sido señalado reiteradamente como uno de los mayores carceleros de periodistas del mundo, según el Comité para la Protección de los Periodistas. En este contexto, el apagón digital no es solo una estrategia: es una herramienta de represión que elimina testigos, borra evidencias y distorsiona la historia.

¿Puede la comunidad internacional reaccionar sin ver?

Uno de los motores recientes de presión diplomática ha sido el poder de las imágenes. Un video desgarrador, una foto viral, un tuit con datos verificados, pueden cambiar la opinión pública y detonar acciones en organismos como la ONU.

Pero si Irán logra aislarse digitalmente cada vez que enfrenta una crisis, esa herramienta queda anulada. El silencio informativo desactiva la empatía internacional. Y sin ojos ni oído externos, la represión encuentra su terreno fértil.

El futuro: ¿habrá un despertar digital en Irán?

A pesar de los bloqueos y la represión, hay señales de resistencia. Activistas digitales, técnicos anónimos y plataformas en el exilio trabajan día a día para restaurar mínimas brechas de acceso a la red. Redes como Toosheh, antenas clandestinas, estrategias de rebote vía satélite o redes mesh, ya han sido claves en anteriores revueltas.

Organizaciones como United for Iran o Access Now coordinan esfuerzos para enviar información dentro del país y capacitar a ciudadanos sobre herramientas de anonimato digital.

El ciclo es conocido: cuando el Estado corta la luz, siempre hay alguien que enciende una vela. Y en Irán, millones siguen buscando esas pequeñas llamas en medio de la oscuridad.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press