‘Tiburón’, 50 años después: ¿deberían los niños ver esta película icónica?
Un análisis intenso sobre el impacto cultural, la clasificación PG polémica y cómo este clásico cambió el cine para siempre
En 1975, ‘Tiburón’ (Jaws) llegó a los cines y lo cambió todo. No solo redefinió el concepto de taquillazo veraniego, sino que también generó un debate cultural sobre lo que es apropiado para los niños en la pantalla grande. A 50 años de su estreno, el clásico de Steven Spielberg sigue despertando inquietudes, miedo y una pregunta fundamental: ¿es una película apta para menores?
Un fenómeno cinematográfico sin precedentes
‘Tiburón’ se convirtió en la primera película considerada como un ‘blockbuster’ moderno, encabezando las listas de recaudación con más de 60 millones de dólares en su primer mes, algo inédito en la década de los 70. Rompiendo récords y redefiniendo el modelo comercial de Hollywood, el filme abrió la puerta a estrenos veraniegos masivos cuya influencia llega hasta hoy.
Dirigida por un joven Steven Spielberg y protagonizada por Roy Scheider, Robert Shaw y Richard Dreyfuss, la historia de un tiburón asesino en un balneario ficticio desencadenó un nuevo género: el thriller acuático de horror. Sin embargo, su éxito vino acompañado de una avalancha de críticas por su contenido gráfico, especialmente en lo que respecta a su clasificación de edad.
Una clasificación controvertida: ¿PG?
La película obtuvo una clasificación “PG” (guiada por los padres), lo que permitía su visualización por parte de niños con o sin acompañamiento adulto. En teoría, esto no prohibía a ningún menor ingresar al cine. El problema es que ‘Tiburón’ contenía escenas explícitas de sangre, terror y mutilaciones que muchos consideraban más apropiadas para una clasificación R (restringida a mayores de 17 años o menores acompañados).
Críticos como Charles Champlin del Los Angeles Times señalaron que la clasificación trivializaba el impacto psicológico que una película sobre un depredador matando niños podía tener en menores: “La calificación PG no advierte adecuadamente que el tiburón gigante incluye niños entre sus víctimas”, escribió.
El dilema de los padres: protección vs. exposición
Roy Scheider, quien interpretó al jefe de policía Martin Brody, fue consultado sobre el debate. Mientras compartía una anécdota con un niño que se mostró entusiasmado por la película, Scheider fue claro: “Algunos niños parecen poder manejarla, otros no”. Su propia hija de 12 años había visto la cinta—dos veces—pero solo después de una conversación detallada guiada sobre qué era real y qué no lo era.
“Le dijimos: esto te va a asustar. Es como una montaña rusa”, contó Scheider. “Si el niño puede manejarlo, adelante. Si es propenso a pesadillas o se impresiona con facilidad, entonces no debería verla”.
El impacto psicológico en niños: miedo persistente al océano
Tras su estreno, se registraron testimonios de niños que se habían visto afectados emocionalmente. Una niña de 12 años confesó: “Pienso en eso todo el tiempo. Soñé con ello. Me asustó mucho”. Incluso décadas después, estudios indican que muchas personas mantienen un miedo irracional al océano—algo que puede atribuirse al impacto visual y emocional de ‘Tiburón’.
Un informe de Psychology Today de 2019 indica que más del 40% de los adultos con talasofobia (miedo al mar profundo) reconocen que ‘Tiburón’ influyó en sus temores. ¡Un dato sorprendente para un filme de hace medio siglo!
¿Naturaleza o violencia humana?
Jack Valenti, presidente de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA) en la época, defendió la clasificación PG: “‘Tiburón’ representa la violencia de la naturaleza, no la violencia del hombre contra el hombre. No creo que los niños salgan imitando a un tiburón asesino”.
La afirmación de Valenti parece razonable... hasta que se ven las escenas. A lo largo del filme, se muestran brazos amputados, cuerpos devorados y una espeluznante escena final en la que un personaje es destruido en una lluvia de sangre. ¿Realmente es esto apropiado para un niño de siete años? Muchos padres, cineastas y críticos decían que no.
Comparaciones injustas: otras películas más suaves recibieron clasificación R
La comparación con otras películas evidenció las inconsistencias del sistema. Paul Heller, productor de ‘Operación Dragón’ (Enter the Dragon), se quejó: “Nos dieron una R por una película de acción sin sangre, mientras que ‘Tiburón’, con violencia gráfica, recibió una PG”.
Los productores de ‘Rollerball’, una cinta de ciencia ficción con violencia futurista estilizada, apelaron sin éxito una clasificación R después de que conocieran la más benévola PG otorgada a ‘Tiburón’.
El marketing y la responsabilidad de los estudios
Universal Studios hizo esfuerzos adicionales, agregando advertencias en los anuncios de que la película “podría ser demasiado intensa para niños pequeños”. Sin embargo, estas advertencias eran opcionales y no sustituían una clasificación R obligatoria.
La incorporación de nuevas escenas de horror incluso fue una decisión tardía durante la edición. Spielberg sintió que el público “demandaba ver qué podía hacer el tiburón”, y sacrificó sutileza por impacto visual. Así surgió la escena de la joven con cangrejos sobre el cuerpo en la playa y la sangrienta muerte del personaje interpretado por Robert Shaw.
Una herencia que perdura
Hoy, ‘Tiburón’ forma parte del ADN cultural. Ha sido objeto de cientos de parodias, documentales, análisis académicos y referencias pop. En 2022, la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos la incluyó en el Registro Nacional de Cine por su impacto cultural e histórico.
Incluso existe una discusión académica constante sobre cómo los medios representan a los animales como amenazas. Críticos del documentalismo señalan que ‘Tiburón’ fue en parte responsable de una ola de exterminio de tiburones, alimentada por el miedo infundado que sembró la película. En palabras del biólogo marino George Burgess: “Hizo más daño a la imagen pública del tiburón que cualquier otra cosa en la historia del cine”.
¿Qué hacemos hoy con ‘Tiburón’ y el público infantil?
¿Deberían los niños ver ‘Tiburón’? Todo depende del enfoque. Varias organizaciones recomiendan que niños menores de 12 años no estén expuestos a películas con imágenes violentas tan intensas sin preparación emocional previa.
El sistema de clasificación evolucionó desde entonces. En 1984, se introdujo la categoría PG-13—una respuesta directa a problemas como los planteados por ‘Tiburón’, ‘Indiana Jones and the Temple of Doom’ y ‘Gremlins’. Esta nueva categoría llenó el vacío entre PG y R.
Aun así, el debate sobre qué ver y cuándo permanece vigente. Y esa es quizá la más duradera contribución de ‘Tiburón’: introducir un diálogo necesario no solo sobre cine, sino sobre cómo afecta emocionalmente a adultos y a niños.
¿Aprendimos algo en 50 años? Sí. Que el cine es más que entretenimiento: puede redefinir costumbres, influenciar percepciones y, en casos como este, cambiar el curso de una industria completa.
Y por supuesto, enseñarnos a pensar dos veces antes de meternos al agua.