La Resurrección de la Primera Iglesia Bautista de Williamsburg: Una Historia de Fe, Resistencia y Memoria
Cómo la reconstrucción de una iglesia fundada por afroamericanos esclavizados en 1776 busca reescribir e integrar la historia olvidada de los Estados Unidos
Una iglesia fundada en medio de la opresión
En pleno corazón colonial de Virginia, en tiempos en que las leyes prohibían a los afroamericanos reunirse, surgió una congregación clandestina que daría origen a una de las comunidades religiosas más longevas de Estados Unidos: la Primera Iglesia Bautista de Williamsburg. Fundada oficialmente en 1776, aunque sus miembros ya se reunían antes bajo árboles y en campos abiertos, esta iglesia representa un símbolo de resistencia y fe que, tras siglos de silencio, está siendo reconstruida como parte de un esfuerzo por recuperar la memoria histórica de los afroamericanos en la fundación de la nación.
Una reconstrucción necesaria y oportuna
Este mes, en el marco del Juneteenth —el Día de la Emancipación—, se colocó la primera piedra para la reconstrucción del templo original en su ubicación inicial. Este proyecto está siendo liderado por Colonial Williamsburg Foundation, con la colaboración de arqueólogos, historiadores y representantes de la comunidad afroamericana local.
Según Reginald F. Davis, pastor actual de la iglesia con 215 miembros, esta reconstrucción no es solo un acto simbólico o arquitectónico, sino una oportunidad para demostrar que “la historia negra es historia estadounidense”.
Una historia borrada y redescubierta
El edificio original fue construido hacia 1805 por afroamericanos libres y esclavizados, utilizando ladrillos reciclados y técnicas innovadoras para asentar la iglesia sobre terrenos bajos y pantanosos. Trágicamente, esta iglesia fue destruida por un tornado en 1834. Posteriormente, se construyó una segunda estructura en 1856, que permaneció en pie hasta que Colonial Williamsburg compró el terreno en 1956, lo demolió y lo convirtió en un estacionamiento.
Durante décadas, el legado de la iglesia fue ignorado. No fue hasta hace pocos años que arqueólogos comenzaron a excavar el sitio y encontraron la fundación original de la iglesia y al menos 62 fosas comunes, algunas con restos humanos que se pudieron vincular científicamente a la congregación original.
La vida de Gowan Pamphlet: el predicador que desafió a la esclavitud
Uno de los personajes más fascinantes de esta historia es Gowan Pamphlet, un afroamericano esclavizado que trabajaba en una taberna de Williamsburg y que, impulsado por su fe, se convirtió en el primer pastor conocido de la iglesia. Contra todas las leyes y convenciones sociales, predicaba igualdad y esperanza a decenas de congregantes. Su legado ha sido recuperado por James Ingram, un intérprete que lo representa desde hace más de 27 años en Colonial Williamsburg.
“Fue un precursor de figuras como Frederick Douglass o Martin Luther King Jr.”, afirma Ingram. La iglesia que Gowan ayudó a levantar se convirtió en hogar espiritual de más de 500 afroamericanos, muchos provenientes de plantaciones cercanas.
Reabrir heridas para sanarlas: el impacto histórico
La reconstrucción de la iglesia utiliza especies comunes de madera del siglo XIX, como pino, álamo y roble. Los materiales están siendo cuidadosamente seleccionados para conservar la autenticidad del proceso original. “Vamos a colocar los ladrillos de lado, igual que ellos, porque esa decisión cuenta su historia”, explica Matthew Webster, director de preservación arquitectónica del museo.
Los trabajos se realizan preservando los restos arquitectónicos antiguos y evitando dañar las tumbas halladas. Además, se ha optado por no incluir vidrio en las ventanas, como era el caso del edificio original, que tampoco tenía chimenea ni yeso en sus paredes.
Las raíces de la memoria: un testimonio imposible de erradicar
Janice Canaday, descendiente directa de miembros de la Primera Iglesia Bautista, afirma: “Jamás podrán arrancarnos del paisaje”. Hoy, Canaday colabora como directora de compromiso comunitario afroamericano en Colonial Williamsburg, garantizando que esta reconstrucción no sea meramente simbólica, sino también reparadora.
“No importa si destruyes los edificios o prohibes los libros. Jamás podrás desenterrar esa raíz porque está profundamente anclada”, agrega Canaday. Su declaración pone en evidencia la deuda histórica que aún persiste en Estados Unidos respecto al reconocimiento de la contribución afroamericana en la construcción del país.
Arqueología al servicio de la historia olvidada
La excavación reveló no solo evidencias arquitectónicas, sino también restos humanos significativos. Fue el caso de un adolescente afroamericano cuyos dientes evidenciaban signos de estrés fisiológico, posiblemente por desnutrición o enfermedad, indicadores de una niñez vivida bajo condiciones de esclavitud.
Michael Blakey, director del Institute for Historical Biology del College of William & Mary, fue quien lideró el análisis. “Esto representa las condiciones de una infancia esclavizada, o en menor medida, de una infancia libre bajo condiciones duras”, comentó.
Más que un edificio: un acto de justicia histórica
La reconstrucción de la iglesia se enmarca en un movimiento más amplio por rescatar la historia de los afroamericanos durante el periodo colonial. Más del 50% de la población de Williamsburg en el siglo XVIII era negra, en su mayoría esclavizada, pero sus historias rara vez formaban parte del relato histórico oficial.
Esta omisión es, en palabras del pastor Davis, un caso de “amnesia histórica y social” que finalmente comienza a corregirse: “Esto es una redescubrimiento de la humanidad de un pueblo”.
Tiempo de reconocer: la urgencia de una historia completa
El acto de reconstruir no solo es arquitectónico, sino profundamente cultural y simbólico. Marca un cambio en las prioridades del museo colonial y una apertura al reconocimiento de todas las voces que forjaron Estados Unidos.
La iglesia reconstruida también será un punto de encuentro para actividades educativas, ceremonias conmemorativas y visitas guiadas, especialmente en fechas clave como Juneteenth o el Mes de la Historia Afroamericana. Se espera que esté terminada para mediados de 2025.
El renacer de una iglesia, el renacer de una identidad
Lo que comenzó como reuniones clandestinas bajo los árboles hoy se transforma en un proyecto de restauración histórica que busca devolver a la comunidad afroamericana una parte esencial de su identidad.
Más allá de las paredes reconstruidas con maderas coloniales y ladrillos reciclados, esta iglesia representa un acto de justicia social, una cura para las heridas de siglos y una forma concreta de afirmar que ningún intento por borrar la memoria de un pueblo será definitivo.
Como dijo una vez Maya Angelou: “La historia, a pesar de su dolor, no puede ser borrada, pero si se enfrenta con valentía, no volverá a lastimar”.