Arte robado y justicia tardía: el regreso de los Bronces de Benín reabre el debate sobre el expolio colonial
La repatriación de 119 piezas a Nigeria marca un momento histórico en la lucha contra el saqueo imperial: ¿es suficiente o apenas el comienzo?
Un acto solemne, una deuda histórica
El 13 de junio de 2025, la historia dio un pequeño giro hacia la justicia. En una ceremonia formal celebrada en el estado de Edo, Nigeria, se devolvieron 119 artefactos conocidos como los Bronces de Benín, entre figuras humanas, animales, campanas ceremoniales y emblemas reales.
Estas piezas formaban parte del vasto botín saqueado por las tropas británicas durante la invasión del Reino de Benín en 1897. Desde entonces, han sido exhibidas en museos europeos como símbolos de arte africano... pero sin pertenecerles realmente.
La devolución, realizada por los Países Bajos, representa la acción más numerosa en una única jornada dentro de la oleada moderna de restitución de tesoros culturales robados durante la era colonial. En palabras del Oba Ewuare II, actual monarca de Benín, este acto representa una “intervención divina”.
¿Qué son los Bronces de Benín?
Contrario a lo que el nombre sugiere, los Bronces de Benín no están hechos exclusivamente de bronce. Se trata de una vasta colección de más de 3.000 objetos, elaborados principalmente en latón y bronce, creados por manos artesanas del antiguo Reino de Benín –territorio que ahora corresponde al sur de Nigeria– desde el siglo XIII.
Estas piezas fueron elaboradas por la guilda real de fundidores, quienes reportaban directamente al monarca. Además de su belleza estética, los bronces funcionaban como registros históricos: retrataban a los oba (reyes), nobles, eventos importantes e incluso actividades cotidianas de la corte.
En 1897, tras un conflicto diplomático con el entonces rey Ovonramwen Nogbaisi, el Imperio Británico ordenó una expedición punitiva contra Benín. La ciudad fue saqueada e incendiada. Miles de piezas artísticas fueron robadas. El monarca fue enviado al exilio. Fue el saqueo cultural de un imperio sobre un reino que le resultaba incómodo.
Las vitrinas del expolio: museos que se han beneficiado
Por más de un siglo, los Bronces de Benín fueron (y siguen siendo) exhibidos en museos como el British Museum en Londres, el Berlin Ethnological Museum en Alemania o el Musée du quai Branly en París. Una reciente investigación del portal especializado The Art Newspaper reveló que al menos 161 museos en todo el mundo poseen piezas provenientes de ese saqueo de 1897.
Por ejemplo:
- El British Museum se calcula que posee más de 900 piezas.
- El Weltmuseum de Viena, alrededor de 200.
- El Museo de Leiden (Países Bajos), hasta hace días, tenía más de 130.
Pese a presiones crecientes, muchos museos se han negado a devolverlas por considerar las piezas “propiedad legal adquirida bajo las leyes del momento” o porque “forman parte del patrimonio global”. Estas justificaciones han quedado cuestionadas por activistas, académicos y asociaciones pro derechos patrimoniales.
¿Por qué ahora? Cómo cambió la narrativa mundial
En las últimas dos décadas, la conversación sobre la restitución de arte saqueado ha ganado fuerza, especialmente tras los movimientos globales como Black Lives Matter y el surgimiento de una conciencia sobre las heridas coloniales no resueltas.
El impulso también ha sido legal: Nigeria formalizó en 2022 peticiones oficiales a museos de todo el mundo para la devolución de cientos de piezas. Ese mismo año, 72 objetos fueron devueltos por el Horniman Museum en Londres, y otros 31 por el Museo de Rhode Island en EE.UU.
Marieke van Bommel, directora del Wereldmuseum (Parte de la entidad neerlandesa que coordinó la devolución más reciente) indicó que "los Países Bajos están comprometidos con devolver objetos que nunca debieron haber salido del país del que provienen".
Según Olugbile Holloway, director de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos de Nigeria, esta devolución es: "la mayor en una sola entrega hasta la fecha". Y asegura que su organismo trabaja en la recuperación de muchas más piezas.
¿Restitución simbólica o acto de justicia real?
Aunque el gesto de Países Bajos ha sido ampliamente celebrado, también ha generado discusiones: ¿Realmente basta con devolver unas cuantas piezas tras décadas de beneficio económico, reputacional e incluso científico obtenido por su posesión?
Expertos en antropología y estudios postcoloniales advierten que la restitución debe venir acompañada de:
- Compensaciones económicas por los años de usufructo de los objetos patrimoniales.
- La creación de programas museográficos en los países de origen.
- Inversiones en restauración y capacitación local.
“No basta con entregar cajas y deslindarse de responsabilidades –explica la profesora Chioma Ugochukwu de la Universidad de Nsukka–. Hay que reparar también el daño hecho a generaciones que crecieron sin su herencia visual, sin referencias de identidad”.
El papel de los museos africanos: custodios en reconstrucción
Uno de los desafíos mayores ahora será la conservación adecuada de estas piezas. Los museos africanos, particularmente en Nigeria, han carecido de recursos por décadas debido al abandono estatal.
La ‘Royal Museum Initiative’, promovida por el Oba de Benín, busca construir en Benín City un museo moderno que aloje todos los artículos repatriados y funcione como un centro de referencia para la cultura Edo. El proyecto cuenta con la colaboración del arquitecto británico-nigeriano David Adjaye.
“Es una oportunidad para educar a nuevas generaciones –dijo Oba Ewuare II–. Para que volver a mirar estos bronces no solo sea recordar el pasado, sino proyectar el futuro.”
¿Y qué ocurre con el resto del mundo?
El domino moral ha comenzado. Alemania ya ha realizado varias devoluciones y firmado acuerdos bilaterales para repatriaciones continuas. Francia ha devuelto piezas a Senegal y Benín (el país, no el reino). El Vaticano también ha prometido hacerlo.
Sin embargo, aún queda camino por recorrer. El British Museum, que según muchos es el “símbolo del colonialismo museográfico”, sigue resistiéndose a devolver gran parte de sus colecciones no europeas. Aunque se han abierto espacios de diálogo, no hay indicios concretos de un calendario de devoluciones.
La opinión pública presiona: encuestas en Reino Unido indican que más del 60% de los ciudadanos apoyaría la devolución de piezas saqueadas. La moral ha superado a la legalidad. Entre justicia histórica y lucro institucional, la presión recae sobre los museos.
Una llama que no se apaga
El regreso de los Bronces de Benín no es un gesto aislado. Es parte de una ola global de restitución y de revisión del legado colonial.
Como escribe Kwame Opoku, uno de los intelectuales africanos más destacados en este tema: “No queremos destruir museos europeos, ni borrar la historia del mundo. Queremos recuperar la nuestra, reconstruir nuestros relatos, y decidir por nosotros mismos qué significan nuestras memorias.”
El acto de portar una estatua no es solo levantar metal. Es volver a poner de pie una identidad. Y los pueblos, cuando recuperan sus símbolos, también recuperan su voz.