¿Propina sin impuestos? El debate en los restaurantes de EE.UU. ante una promesa política divisiva
La propuesta de Trump para eliminar los impuestos federales sobre las propinas genera divisiones profundas entre trabajadores, empresarios y sindicatos en la industria restaurantera
Una de las nuevas y más sonadas propuestas del expresidente Donald Trump ha provocado un encendido debate en la vasta y compleja industria restaurantera de Estados Unidos. Su plan: eliminar los impuestos federales sobre las propinas, una medida que promete aliviar directamente los bolsillos de millones de trabajadores del sector servicios. Sin embargo, aunque a priori parezca una propuesta popular, no todos están convencidos.
Una mezcla de apoyo y escepticismo ha surgido entre sindicatos de trabajadores, dueños de restaurantes y asociaciones gremiales. ¿Es realmente una ayuda genuina para quienes viven de las propinas, o simplemente una cortina de humo para evitar resolver problemas estructurales más profundos?
Una medida con historia y contexto
No es la primera vez que surge una idea similar. La exvicepresidenta Kamala Harris también exploró la posibilidad durante su campaña, y la Cámara de Representantes de EE.UU. ya aprobó recientemente una versión del proyecto de ley, incluida dentro de un paquete más amplio de recortes fiscales.
Según la medida, los trabajadores que reciban propinas y ganen menos de 160,000 dólares al año en 2025 estarían exentos de pagar impuestos federales sobre esos ingresos extra. Una versión aprobada en el Comité de Finanzas del Senado establece un tope de deducción de $25,000 y comienza a eliminar el beneficio si el ingreso supera los $150,000.
Pero, ¿a cuántas personas beneficiaría realmente esta iniciativa?
Los números detrás de la industria
Según datos del Departamento de Trabajo de EE.UU., la industria de alimentos y bebidas empleaba a más de 12 millones de personas en 2023. La National Restaurant Association, que representa a más de 500,000 establecimientos, estima que al menos 2 millones de meseros y bartenders verían mejoras tangibles si la propuesta se aprueba.
No obstante, eso dejaría sin impactos directos al resto de los más de 10 millones de trabajadores restantes, incluyendo lavaplatos, cocineros y personal de limpieza—puestos que usualmente no reciben propinas.
Las voces en contra: "Esto no nos incluye a todos"
Elyanna Calle, bartender en Austin, Texas, y presidenta del sindicato Restaurant Workers United, lo dice claro: “Creo que hay un agujero enorme en este concepto de ‘no impuestos sobre propinas’ porque muchos trabajadores de restaurante ni siquiera reciben propinas en primer lugar.”
Ella, como muchos otros, observa con recelo el enfoque segmentado del proyecto, donde los meseros y camareros reciben el beneficio, mientras el personal de cocina se queda atrás, a pesar de cumplir largas jornadas con sueldos bajos.
George Skandalos, dueño del restaurante Maialina en Idaho, decidió eliminar por completo las propinas en su negocio. La razón: “Ya era muy frustrante ver cómo los meseros contaban cientos de dólares al final de la noche mientras el cocinero estaba de rodillas fregando el suelo.”
En su lugar, optó por un modelo de tarifa de servicio fija del 20%, distribuida entre todo el equipo. Además, este sistema cubre beneficios como vacaciones pagadas y licencias parentales. Según él, la exención tributaria a las propinas ignora a las empresas que intentan implementar modelos más equitativos.
Una alternativa: Exención a los cargos por servicios
Esta propuesta, promovida por la Independent Restaurant Coalition, sugiere que sea el cargo por servicio —no las propinas— lo que deba estar libre de impuesto. Datos de la National Restaurant Association muestran que alrededor del 15% de los restaurantes estadounidenses aplican cargos por servicio automáticamente en sus cuentas, práctica que va en aumento.
Este modelo busca eliminar la desigualdad entre el personal de sala y el de cocina, y ofrece una experiencia más clara y transparente para el cliente. No todos están dispuestos a entender los matices de propinas, impuestos y subsidios indirectos; muchas veces, prefieren que “todo esté incluido”.
El salario base, la raíz del problema
Ted Pappageorge, secretario del sindicato Culinary Workers Union Local 226 en Las Vegas, resume la inquietud de muchos: “Los restaurantes deberían simplemente pagar mejor a sus trabajadores de cocina.”
En 43 estados de EE.UU., los empleadores pueden pagar tan solo $2.13 por hora a los trabajadores con propinas, una cifra que no se ha ajustado desde 1991. Aunque quienes reciben propinas pueden alcanzar ingresos más altos, su salario base los deja en una posición vulnerable, especialmente cuando hay meses flojos o el tráfico de clientes disminuye.
El congresista Steven Horsford propuso un proyecto de ley alternativo que haría las propinas libres de impuestos, pero también eliminaría esa tarifa de $2.13, obligando a los empleadores a pagar al menos el salario mínimo federal completo de $7.25 por hora, cifra que muchos consideran aún insuficiente en estados con un alto costo de vida.
Testimonios que humanizan la estadística
Yolanda García, barista en Resorts World, Las Vegas, gana unos $33,000 anuales, de los cuales hasta $600 mensuales provienen de propinas. Ella considera que hacerlas libres de impuestos “me ayudaría a comprar más víveres. Ahora, todo está más caro.”
Sin embargo, también admite que esa fuente de ingreso no está segura. En días tranquilos o si un cliente no quiere dejar propina, sus ingresos se reducen significativamente. Para García, el mayor problema sigue siendo el bajo salario base.
Elyanna Calle alerta también sobre un posible efecto secundario: la disminución del hábito de propina. Si el gobierno exonera las propinas, algunos clientes podrían sentirse menos inclinados a dejar dinero extra, pensando que el trabajador ya obtiene el beneficio fiscal.
“Si seguimos apoyando este modelo de confiar en la generosidad de los clientes, se incentiva a que las empresas no suban los sueldos base,” añade con firmeza.
Otros actores: Empresarios entre la neutralidad y la cautela
Grandes cadenas como The Cheesecake Factory, Olive Garden y Applebee’s han evitado pronunciarse. Prefieren dejar que las asociaciones gremiales los representen. La National Restaurant Association ha manifestado su satisfacción con el avance del proyecto de ley, considerándolo un paso positivo para millones de empleados.
No obstante, detrás de ese respaldo institucional, permanece un silencio revelador de otra porción de la industria que no se siente representada o teme que esta política simplista nuble la complejidad del sistema laboral en el sector emergente y diverso de restaurantes independientes y alternativos.
La realidad plural de las cocinas estadounidenses
La estructura salarial de las cocinas estadounidenses es un reflejo de las disparidades más amplias en el trabajo moderno. Aquellos que están visibles al cliente reciben gratificaciones más altas, incentivos fiscales y beneficios relacionados con la percepción. Pero quienes están tras bambalinas —cocinando, limpiando, organizando— reciben menos y sin voz en las decisiones laborales clave.
De ahí que el debate sobre “propinas sin impuestos” sea mucho más que una herramienta económica: es un símbolo de la desigualdad laboral, así como de los diferentes caminos que puede tomar una política pública según quién la diseñe, y a quién se dirige.