India y Canadá restablecen relaciones diplomáticas tras años de tensión

Modi y Carney dan un paso hacia la reconciliación mientras la disputa por el asesinato de un líder sij separatista comienza a quedar atrás

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En una señal esperanzadora para la diplomacia internacional, India y Canadá han acordado restablecer sus relaciones diplomáticas y reanudar los servicios consulares, marcando el fin de casi dos años de tensiones provocadas por el asesinato de Hardeep Singh Nijjar, un líder separatista sij en territorio canadiense.

El origen del conflicto: una muerte polémica

La disputa se desató en septiembre de 2023, cuando el entonces primer ministro canadiense, Justin Trudeau, afirmó en el Parlamento que existían “alegaciones creíbles” que vinculaban a agentes del gobierno indio con el asesinato de Nijjar, ocurrido cerca de Vancouver. India negó tajantemente los señalamientos, tildándolos de infundados y acusando a Canadá de albergar a extremistas antigobierno.

India había declarado a Nijjar como terrorista en 2020 bajo su Ley de Prevención de Actividades Ilegales, una legislación controvertida utilizada para sofocar manifestaciones políticas y separatistas. Nijjar, por otro lado, era considerado un defensor de los derechos humanos y activista del movimiento Khalistan por varias organizaciones sij del extranjero.

Ruptura diplomática: una cascada de consecuencias

Las repercusiones de la acusación de Trudeau fueron inmediatas y drásticas: India expulsó a diplomáticos canadienses, retiró a su alto comisionado y cesó actividades consulares. Canadá respondió de manera recíproca, acentuando así la fractura entre ambos países.

Además, Nueva Delhi acusó a Ottawa de permitir la proliferación de movimientos separatistas protokhalistanos en suelo canadiense. Un gesto particularmente ofensivo para India, donde el tema del separatismo sij sigue siendo profundamente sensible desde la insurgencia armada ocurrida durante las décadas de 1980 y 1990.

¿Qué es el movimiento Khalistan?

El movimiento Khalistan busca la creación de un Estado independiente para la comunidad sij en la región del Punjab, en el norte de India. Aunque fue especialmente activo en el siglo XX, hoy sobrevive principalmente como una causa defendida por la diáspora sij en países como Canadá, Reino Unido y Estados Unidos.

Según datos del censo canadiense, alrededor del 2% de la población de Canadá es sij, lo que convierte al país norteamericano en uno de los principales focos internacionales de esta comunidad religiosa. Para Nueva Delhi, algunos de estos grupos operan con fines separatistas y violentos.

La reconciliación: un cambio de liderazgo

El acuerdo para la normalización diplomática surgió tras la llegada de Mark Carney al cargo de primer ministro de Canadá, en sustitución de Justin Trudeau. La reunión sostenida con su homólogo indio Narendra Modi durante la Cumbre del G7 celebrada en Alberta dio paso a una nueva etapa en las relaciones bilaterales.

“Los líderes acordaron designar nuevos altos comisionados, con la intención de devolver los servicios regulares a los ciudadanos y las empresas de ambos países”, informó la oficina de Carney. Un mensaje que fue bien recibido por la comunidad internacional, dadas las prolongadas tensiones anteriores.

Intereses compartidos: minerales críticos, digitalización y seguridad alimentaria

A pesar de sus fricciones, Canadá e India comparten diversos intereses estratégicos. Ambos mandatarios discutieron sobre cooperación en sectores clave como la tecnología, la transición digital, la seguridad alimentaria y la explotación de minerales críticos, una industria clave en el contexto del cambio climático y la demanda global de baterías sostenibles.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de India subrayó también la necesidad de reiniciar los compromisos ministeriales para “reconstruir la confianza y dar ímpetu a la relación”.

El poder de la comunidad sij en Canadá

No se puede ignorar el peso político de la diáspora sij en Canadá, donde tiene representación política significativa. Varios ministros federales y provinciales pertenecen a la comunidad sij, lo que ofrece a este grupo una plataforma de influencia indiscutible en la política de inmigración, derechos civiles y relaciones exteriores.

No obstante, esto también ha generado roces con países como India, solicitando que se delimiten claramente las actividades comunitarias de los movimientos separatistas radicales, especialmente aquellos que utilizan el discurso de derechos humanos para justificar la violencia política.

La soberanía territorial: un principio intocable para India

Durante la conversación entre Modi y Carney, ambos líderes reiteraron su compromiso con el principio de soberanía territorial. Esto se entendió como un guiño directo a las exigencias de India sobre el respeto a su integridad nacional frente a intromisiones que consideren apoyar causas separatistas.

Este mismo principio ha sido detrás de otras tensiones diplomáticas, como la recientemente vivida entre India y Estados Unidos por la cuestión de Cachemira, o las protestas de Nueva Delhi ante supuestos apoyos internacionales al Tíbet y su líder espiritual, el Dalai Lama.

Un nuevo comienzo… ¿duradero?

Ahora el desafío será mantener los canales diplomáticos abiertos y evitar que una escalada como la del caso Nijjar vuelva a debilitar la relación. Economistas señalan que con una diáspora india estimada en más de 1.4 millones de personas en Canadá, hay grandes oportunidades tanto en comercio como en educación bilateral.

Además, India se encuentra en un punto clave en el contexto geopolítico global: es el país más poblado del mundo y una potencia emergente de primera línea, interesada cada vez más en afianzar su imagen internacional como actor confiable en política, tecnología y energía renovable.

¿Un precedente para otras crisis diplomáticas?

El caso India-Canadá puede servir como ejemplo para desbloquear otras diplomacias congeladas a raíz de conflictos similares. En un mundo donde los intereses de las diásporas, los movimientos políticos disidentes y las agendas internas chocan frecuentemente con las relaciones bilaterales, lo ocurrido en Alberta entre Modi y Carney demuestra que el restablecimiento es posible, siempre que se base en respeto mutuo y principios claros.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press