El polémico caso del Dr. William Husel: ¿héroe compasivo o villano de bata blanca?

Un análisis del juicio, absolución penal y derrota civil de un médico acusado de asesinar pacientes terminales con sobredosis de opioides

Una historia que sacudió a la medicina moderna

El nombre del Dr. William Husel se convirtió en sinónimo de uno de los casos más polarizantes en la historia reciente del sistema de salud estadounidense. Médico intensivista reconocido en Columbus, Ohio, Husel pasó de ser un profesional respetado a enfrentar 25 cargos de asesinato en un tribunal penal, todo por sus decisiones clínicas respecto al uso de opioides en el tratamiento del dolor de pacientes terminales.

El caso conmovió no solo a la comunidad médica, sino también a una sociedad enfrentada entre dos percepciones: la de quienes lo vieron como un médico compasivo que ayudó a sus pacientes a morir dignamente, y la de quienes lo consideraron un asesino en serie con licencia para matar.

El origen de la controversia

Todo comenzó en 2018 cuando el sistema de salud Mount Carmel, una red hospitalaria en Ohio operada por Trinity Health, despidió a Husel bajo la acusación de haber administrado dosis excesivas de analgésicos a más de 30 pacientes que fallecieron poco después.

Las muertes se produjeron principalmente en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Mount Carmel West, donde Husel trabajaba. Según los informes de la fiscalía, el médico ordenó la administración de al menos 500 microgramos de fentanilo —una cantidad que, citando a los fiscales, "no tenía justificación médica fuera del contexto quirúrgico" y que podía interpretarse como intento deliberado de terminar con la vida de los pacientes.

Un juicio penal sin precedentes

En 2019, Husel fue formalmente acusado de 25 cargos de asesinato, lo que marcó uno de los mayores casos de este tipo en la historia legal estadounidense. Antes del juicio, 11 cargos fueron desestimados. Durante el juicio, que se extendió por semanas en 2022, el jurado escuchó testimonios de otros médicos, enfermeras, farmacéuticos e incluso familias de los pacientes.

La defensa aseguró que Husel administraba medicamentos con el único propósito de aliviar el dolor de pacientes que estaban a punto de morir. Se presentaron expertos en cuidados paliativos que señalaron que, en muchas circunstancias, ese tipo de decisiones médicas son parte del protocolo de atención empática.

Finalmente, el jurado emitió un veredicto de no culpabilidad en todos los cargos restantes.

“Nunca traté de matar a mis pacientes. Solo quería ayudarles a morir sin dolor”, declaró Husel durante el juicio.

Sin embargo, la absolución penal no significó el final del calvario legal para el doctor.

La batalla civil y el juicio por difamación

William Husel demandó a su extrabajador hospitalario y a Trinity Health por difamación, despido malicioso y destrucción de reputación profesional. En esta nueva cruzada legal, el médico alegó que el sistema hospitalario lanzó una campaña comunicativa para hacerle daño, influir a las autoridades y manipular a la opinión pública, aun sabiendo que muchas de sus acusaciones carecían de fundamento.

El caso captó nuevamente la atención mediática. La defensa de Husel presentó evidencia del daño emocional —incluso fue diagnosticado con trastorno de estrés postraumático y depresión—, así como el resultado catastrófico para su carrera: ya no ha podido ejercer la medicina desde entonces.

El veredicto civil que lo cambia todo

Pero el pasado lunes, el juez Stephen McIntosh dio un giro inesperado a la trama. En pleno juicio civil y tras semanas de testimonios, resolvió emitir un veredicto dirigido, una figura legal que permite al juez emitir una decisión sin intervención del jurado si considera que la evidencia presentada es incontrovertible.

¿El resultado? El caso fue descartado, y Husel perdió la demanda por más de 18 millones de dólares que había presentado contra Mount Carmel y Trinity Health.

“Esta decisión silencia las voces de quienes acudieron buscando justicia”, declaró indignado su abogado David Vermillion.

La defensa de Husel ya considera una apelación, insistiendo en que el juez excluyó arbitrariamente el rol de los ciudadanos en el sistema judicial.

¿Compasión o crimen? La delgada línea en los cuidados terminales

El caso del Dr. Husel activa una discusión compleja y profundamente ética: en qué momento el alivio del dolor se convierte en eutanasia médica no autorizada.

En Estados Unidos, solo 10 estados permiten algún tipo de muerte asistida legal bajo criterios muy específicos, como una enfermedad terminal verificada y el consentimiento del paciente. En Ohio, donde Husel ejercía, la eutanasia es ilegal.

Una encuesta de Pew Research mostró que aproximadamente 72% de los estadounidenses aprueban la posibilidad de que pacientes con enfermedades incurables opten por una muerte digna bajo supervisión médica. Sin embargo, la mayoría también teme que decisiones de este tipo puedan ser tomadas sin consentimiento informado, especialmente en poblaciones vulnerables.

El argumento central de Husel fue que los pacientes estaban muriendo inevitablemente y que su única intención era suprimir el sufrimiento. El contrargumento de los fiscales y de los familiares fue que, en muchos casos, las decisiones fueron tomadas sin el consentimiento claro de los pacientes o sus representantes legales.

Impacto en la profesión médica

Después del escándalo, el hospital Mount Carmel despidió a un total de 23 trabajadores de la salud, incluidos farmacéuticos, enfermeros y administradores, y refirió a varios ante los comités profesionales estatales. Aun así, ningún otro empleado enfrentó cargos penales.

Además, el caso ha generado un debate profundo dentro de la comunidad médica sobre la autonomía de los médicos versus los protocolos institucionales. La situación plantea interrogantes sobre hasta qué punto las decisiones clínicas personalizadas son aceptables en entornos institucionales, y cómo evitar que actos de compasión sean interpretados como actos criminales.

¿El juicio del futuro para la medicina?

No es exagerado decir que este caso sentará precedentes. Aunque Husel fue absuelto penalmente, su vida profesional fue destruida, y la falta de una resolución civil favorable lo deja sin recursos jurídicos inmediatos.

Más allá de William Husel, lo que está en juego aquí es el futuro de los cuidados paliativos y las decisiones médicas al final de la vida. ¿Podrán los médicos seguir tomando decisiones difíciles sin temor a represalias legales? ¿O este caso marca un punto de inflexión hacia una era de intervención legal en la práctica clínica?

Un legado manchado por la controversia

Husel, ahora de 49 años, ha desistido completamente de su licencia médica, confirmando así que no volverá a ejercer. Mientras tanto, Mount Carmel y Trinity Health han salido indemnes en lo legal, aunque no necesariamente en lo reputacional.

Con el auge de nuevas leyes de muerte asistida y un sistema de salud bajo creciente escrutinio, este juicio pasará a la historia como el momento donde la línea entre compasión y criminalidad fue más difusa que nunca.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press