El adiós de China Labor Bulletin: una luz obrera que se apaga en Hong Kong
Tras casi treinta años de lucha por los derechos laborales en China, la icónica organización fundada por Han Dongfang cierra sus puertas abruptamente en medio de tensiones políticas y un entorno cada vez más hostil para la sociedad civil.
Un cierre inesperado que marca el fin de una era
El 27 de junio de 2024, China Labor Bulletin (CLB), una de las organizaciones más importantes en la defensa de los derechos laborales en China, anunció sorpresivamente el cese total de sus operaciones citando dificultades económicas y problemas de deuda. Fundada en 1994 por Han Dongfang, ex trabajador ferroviario y activista sobreviviente de Tiananmen, CLB mantuvo durante décadas un papel crucial en documentar protestas obreras, abusos laborales y accidentes en el lugar de trabajo.
Con sede en Hong Kong, la organización fue un recurso clave para periodistas, investigadores e incluso trabajadores interesados en comprender las condiciones precarias laborales en el gigante asiático. Su cierre repentino no solo genera interrogantes sobre el futuro del activismo independiente en Hong Kong, sino que también refleja la intensificación del control político chino en la ciudad.
Han Dongfang: un símbolo de resistencia obrera
Han, con su pasado ligado al movimiento democrático de 1989, fundó CLB para llenar el vacío informativo sobre la situación de los trabajadores chinos en una sociedad industrial considerada uno de los motores de la economía global. Desde su oficina en Hong Kong —una ciudad entonces percibida como bastión de libertades civiles— mantuvo una base de datos meticulosa sobre huelgas, accidentes y violaciones a los derechos laborales.
En una entrevista reciente con la Agencia Central de Noticias de Taiwán, Han confirmó que la decisión de cerrar fue suya, y que planea permanecer en Hong Kong. Lo que más sorprendió a la comunidad fue que apenas unas semanas antes, había publicado en LinkedIn celebrando el aniversario de su trabajo y destacando las metas alcanzadas por su equipo.
“Mantengamos la fe en estos tiempos anormales y continuemos nuestro trabajo importante.” — Han Dongfang
Del orgullo de la sociedad civil a víctima de la represión política
Desde la imposición de la Ley de Seguridad Nacional por parte de China en 2020 tras las masivas protestas en contra del gobierno en 2019, múltiples organizaciones cívicas han cesado su actividad o migrado desde Hong Kong. CLB fue una de las pocas que logró continuar, al menos hasta ahora. Su desaparición marca un punto de inflexión en el desmantelamiento del espacio cívico independiente en la ciudad.
Críticos argumentan que la promesa de “un país, dos sistemas” —hecha por China al Reino Unido en 1997 al recuperar el control de la ex colonia británica— ha sido desmantelada. Para ellos, el cierre de CLB representa la confirmación de que las libertades al estilo occidental están muriendo lentamente en la región.
Un trabajo fundamental: datos, visibilidad y conciencia
Durante tres décadas, China Labor Bulletin se dedicó a recolectar datos con una tenacidad invaluable. Los casos documentados no solo incluían huelgas de trabajadores migrantes, sino también informes sobre explosiones en fábricas, protestas por impago de salarios, condiciones inseguras y colusión entre empresas y funcionarios gubernamentales.
Uno de sus proyectos más notables fue el mapa interactivo de incidentes laborales, una herramienta utilizada tanto por académicos como por periodistas para rastrear la actividad sindical independiente o espontánea en China. También solía ofrecer asesoramiento legal gratuito para trabajadores e incluso brindar apoyo logístico para litigios.
El clima político limita la solidaridad internacional
El ambiente de represión impuesto en Hong Kong ha enfriado también la disposición de actores internacionales a colaborar con organizaciones como CLB. El temor a represalias o complicaciones legales ha forzado a muchos aliados a mantener la distancia.
Esto ha repercutido directamente en la situación financiera de la organización. Los fondos para la sociedad civil en Hong Kong han disminuido rápidamente desde 2020, mientras que las dificultades para efectuar transacciones internacionales financieras han crecido. Todos estos elementos, según expertos, crearon el terreno para la caída de CLB.
Una pérdida incalculable para el periodismo y la academia
Organizaciones como Human Rights Watch, Amnistía Internacional y el Observatorio de Derechos Humanos solían referenciar la data de China Labor Bulletin en sus informes anuales sobre derechos en Asia. El impacto de CLB también se sintió en publicaciones científicas y documentales investigativos.
“Perdemos no solo una herramienta de información, sino también una base confiable desde la cual evaluar las políticas laborales chinas,” aseguró un profesor de la Universidad de Columbia, especializado en estudios asiáticos.
¿Qué sigue para el activismo laboral en China?
China no reconoce sindicatos independientes fuera del aparato gubernamental. La Federación de Sindicatos de Toda China (ACFTU), una organización controlada por el Partido Comunista, es la única autorizada legalmente. En este contexto, trabajadores que intentan organizarse se enfrentan a despidos, detenciones arbitrarias e incluso encarcelamientos.
En los últimos cinco años, ha habido un incremento alarmante de la vigilancia digital sobre trabajadores y activistas. Plataformas como WeChat y Douyin limitan ampliamente el discurso crítico, haciendo que la visibilidad de los conflictos laborales se reduzca aún más.
El legado de CLB: una voz que merece ser escuchada
A pesar del apagón, la organización ha dejado una huella indeleble. Su legado es educativo, táctico y moral. Han Dongfang convirtió su dolor personal —haber sido encarcelado tras Tiananmen y luego exiliado por años— en una causa que tuvo eco en miles de obreros que encontraron, en CLB, una representación que el Estado les negaba.
En esta época de creciente autoritarismo digital y censura, el trabajo de organizaciones como China Labor Bulletin servirá de referencia para generaciones futuras que luchen por prácticas laborales más justas y condiciones de trabajo seguras.
“Puede que CLB cierre, pero la necesidad de justicia laboral en China sigue más viva que nunca.”