Vuelos entre el caos: El incierto renacer de la aviación comercial en Haití

Tras meses de violencia y aislamiento, Haití intenta despegar de nuevo con vuelos domésticos. ¿Una esperanza para el país o un simple espejismo?

Un país suspendido en el aire

Después de más de siete meses sin vuelos comerciales, el aeropuerto Guy Malary en Puerto Príncipe vuelve a registrar actividad. El pasado jueves, un avión de la aerolínea nacional Sunrise Airways despegó con 19 pasajeros rumbo a Cap-Haitien, marcando un momento simbólico para un país que ha estado al borde del colapso debido a la violencia de las pandillas.

Este suceso no solo es importante desde lo logístico, sino también desde lo emocional. Para muchos haitianos, representa la mínima posibilidad de reconectar con sus familias, negocios y esperanzas. Para otros, no es más que un gesto oscuro y frágil ante la magnitud del desastre nacional.

La violencia como telón de fondo

Desde noviembre pasado, el Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture en Puerto Príncipe fue clausurado tras un ataque armado contra un avión de Spirit Airlines. El hecho, que dejó herida a una azafata, obligó a aerolíneas como JetBlue y American Airlines a suspender indefinidamente sus operaciones en el país.

Según datos de OCHA (Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios), al menos el 85% de la capital está bajo control de las bandas armadas. Esta cifra impactante ilustra la complejidad de operar infraestructura básica en un contexto donde las instituciones estatales han sido reemplazadas por grupos criminales.

Pasajeros con historia

James Jean-Charles, de 41 años, fue uno de los afortunados en abordar el primer vuelo. Su destino: ver a sus padres y primos en Cap-Haitien. “Hace más de un año que no viajo. El país está infestado de pandillas. No se puede circular por carretera”, dijo entre emociones encontradas.

Otro pasajero, Garry Jean-Pierre, técnico en computación, celebró no haber perdido contratos laborales gracias al vuelo. “No tomaría el riesgo por carretera. No sabes cuándo decidirán matarte”, comentó, reflejando la angustia latente en la cotidianidad haitiana.

Economía informal y resiliencia

En el estacionamiento del terminal aéreo, multitudes observaban con asombro la actividad. Taxistas, cambistas informales y vendedores ambulantes volvían a generar ingresos. “No podía mantener bien a mi familia”, confesó Marc Jean-Baptiste, un taxista que espera que esta reactivación también alcance los vuelos internacionales.

Y es que la actividad aeroportuaria genera empleos directos e indirectos clave en una economía donde más del 60% de la población vive por debajo del umbral de pobreza (Banco Mundial).

Una reapertura a medias

El vuelo de Sunrise Airways fue una excepción. A pesar de que el aeropuerto internacional reabrió en diciembre, ninguna aerolínea extranjera ha vuelto a retomar actividades. Las razones: inseguridad, falta de garantías y ausencia de gobernabilidad efectiva.

Esta desconexión aérea ha limitado el acceso a ayuda humanitaria, servicios médicos y ha cortado redes de comercio esenciales. Según la ONU, 1.3 millones de personas han sido desplazadas internamente a consecuencia directa de la violencia armada en Haiti —cifras sin precedentes en la historia del país.

¿Una señal de esperanza o un espejismo?

La reactivación de un solo vuelo no puede ser vista como una solución de fondo. El transporte terrestre sigue siendo una trampa mortal, y los vuelos actuales no cubren las necesidades de una nación atrapada en una espiral de crisis humanitaria, política y económica.

La mayoría de los expertos coinciden en que la reapertura total del espacio aéreo internacional depende de una intervención mucho más profunda: reestructuración institucional, apoyo internacional coordinado y desarme efectivo de bandas criminales.

Lecciones de un cielo cerrado

  • Infraestructura frágil: La falta de sistemas de control eficientes dejó a la aviación vulnerable ante grupos armados.
  • Dependencia externa: Haití sigue dependiendo en gran medida de aerolíneas extranjeras, ONGs y remesas para su supervivencia.
  • Necesidad de una política aérea: No basta con volar si no hay un marco jurídico y de seguridad que sustente la actividad.

¿Qué sigue para Haití?

El gobierno haitiano y la comunidad internacional deben responder con rapidez pero también con sostenibilidad. La simple reactivación de vuelos, aunque simbólicamente potente, no resolverá los problemas si no está acompañada por medidas integrales.

Mientras tanto, miles de haitianos esperan bajo el sol, con equipaje en mano —no solo físico, sino emocional y social—, aguardando que la pista de aterrizaje se transforme, al fin, en pista de despegue hacia una realidad más digna, segura y esperanzadora.

“Este vuelo me dio algo que pensé que había perdido: la posibilidad de hacer planes otra vez”, concluyó James Jean-Charles antes de despegar. Y quizás, eso sea ya un punto de partida.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press