Ucrania en Llamas: La Guerra Aérea de Drones que Devasta el Corazón del País

Un análisis profundo de la intensificación de ataques rusos con drones en Ucrania, el impacto humano y las perspectivas de un alto al fuego que parece más lejano que nunca

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El conflicto sin tregua: ataques rusos sacuden Ucrania otra vez

La madrugada del 12 de junio de 2025 no fue distinta de muchas otras que han ensombrecido a Ucrania desde el comienzo de la invasión rusa en febrero de 2022. Sin embargo, la escala y la devastación de los recientes bombardeos aéreos elevan aún más el nivel de brutalidad que ha caracterizado esta guerra moderna. El Ejército ruso lanzó 63 drones y señuelos sobre territorio ucraniano en una nueva embestida sobre infraestructuras civiles y zonas residenciales. Las Fuerzas Aéreas ucranianas informaron que 28 de estos drones fueron destruidos, mientras que otros 21 quedaron inoperativos debido a interferencias electrónicas.

Victimas y daños en aumento

Las cifras oficiales continúan creciendo y revelan un patrón de ataques cada vez más orientado al terror psicológico y desgaste. En las últimas 24 horas, al menos tres personas murieron y más de 30 resultaron heridas por los ataques rusos. Entre ellas, cuatro niños en la región de Járkiv, gravemente afectados por la caída de drones en cercanías de jardines de infancia y escuelas, según indicó el gobernador regional Oleh Syniehubov.

Los ataques en Donetsk dejaron dos muertos y seis heridos, mientras que en Kherson, región parcialmente bajo ocupación rusa, las autoridades reportaron 14 heridos y un fallecido. Estas cifras reflejan solo una fracción del sufrimiento generalizado, ya que no siempre se puede acceder con celeridad a las zonas impactadas, sobre todo cerca de la línea del frente.

Una ofensiva con récords escalofriantes

La ofensiva aérea rusa, apoyada por oleadas masivas de drones y misiles, ha tomado una nueva intensidad. El 10 de junio fue testigo de una cifra sin precedentes: casi 500 drones lanzados hacia Ucrania en una sola noche, según fuentes militares ucranianas. El día siguiente, se lanzaron 315 drones y siete misiles.

Estas tácticas de saturación —diseñadas para abrumar los sistemas de defensa aérea— parecen estar logrando su objetivo parcial, sobre todo en regiones más expuestas como las del este y noreste del país.

¿Cese al fuego o ilusión diplomática?

A pesar de los esfuerzos y reuniones diplomáticas, como las negociaciones del 2 de junio en Estambul, en las que Ucrania y Rusia intercambiaron memorandos con condiciones irreconciliables, un alto al fuego parece una posibilidad cada vez más remota. El propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se mostró escéptico respecto al progreso de estas conversaciones y en vez de eso pidió a la Unión Europea endurecer el paquete de sanciones contra Moscú.

La paz real llega con un tope de $30 para el precio del petróleo ruso. Ese es el nivel que cambiará realmente el pensamiento en Moscú”, declaró Zelenski en una cumbre en Odesa. Actualmente, el tope propuesto por la UE es de $45 dólares por barril, una cifra que los ucranianos consideran insuficiente.

Ataques cruzados: drones ucranianos también entran en escena

Mientras Ucrania sigue siendo blanco de ataques, también ha intensificado operaciones con drones en regiones rusas cercanas a la frontera. El Ministerio de Defensa de Rusia informó haber derribado 52 drones ucranianos en la madrugada del 12 de junio, de los cuales 41 fueron interceptados en la región de Belgorod. El gobernador regional, Viacheslav Gladkov, notificó tres heridos por estos bombardeos.

Esto demuestra que, a pesar de las desproporciones en armamento y número, Ucrania continúa desafiando las capacidades ofensivas del Kremlin con tácticas asimétricas que también presionan al frente interno ruso.

Una guerra de tecnología e infraestructura

Más que un simple enfrentamiento terrestre, la guerra en Ucrania ha evolucionado hacia una guerra tecnológica, donde drones, misiles de precisión, interferencias electrónicas y defensa antiaérea juegan un papel protagónico. Según investigadores del Institute for International Strategic Studies, Ucrania ha derribado más de 70% de los drones lanzados por Rusia hasta la fecha, sin embargo, el número restante equivale a decenas de miles que sí han alcanzado sus objetivos.

El general ucraniano Mykola Oleshchuk enfatizó la importancia de la guerra de radiofrecuencias, una asignatura en la que Ucrania ha mostrado avances y que ha permitido interferir decenas de drones, disminuyendo su efectividad sin necesidad de misiles costosos.

¿Apoyo europeo en duda?

La llegada sin previo aviso del Ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, a Kiev el 12 de junio, fue percibida como un gesto necesario pero simbólico. Pistorius reconoció que la intensidad de los ataques recientes demuestra que Rusia “no tiene interés” en un fin pacífico del conflicto en este momento.

Nuestra visita subraya que Alemania sigue del lado de Ucrania”, remarcó, mientras también se discutían futuras formas de cooperación industrial y armamentista entre los países europeos y Ucrania.

Járkiv: símbolo de la resistencia civil

Uno de los episodios más desgarradores de estos ataques recientes ocurrió en la ciudad de Járkiv. El alcalde, Ihor Terekhov, describió cómo drones impactaron en zonas residenciales, jardines de infancia y escuelas durante la noche del 11 de junio.

Járkiv resiste. La gente está viva. Y eso es lo más importante”, afirmó Terekhov, reflejando un espíritu que ha caracterizado a muchas ciudades asediadas a lo largo del frente.

Más de 15 heridos, entre ellos menores, son un recordatorio vívido de que la guerra no se libra solo entre ejércitos, sino que castiga abiertamente a la población civil.

Costo humano incalculable

Según la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas (OHCHR), el número total de muertos civiles en Ucrania hasta junio de 2025 supera los 35,000, con más de 65,000 heridos. A esto se deben sumar millones de desplazados internos y al menos 6 millones de refugiados perseguidos por la guerra.

Los constantes ataques con drones y misiles no solo alteran la vida cotidiana sino que paralizan infraestructuras críticas como hospitales, sistemas eléctricos y redes de distribución de agua, exacerbando una ya profunda crisis humanitaria.

¿Qué sigue?

Mientras los misiles rusos siguen cayendo e incendiando edificios y voluntades, la sensación predominante es que la diplomacia internacional aún no logra frenar la violencia. La retórica belicosa de ambos bandos y el endurecimiento de las condiciones hacen ver lejana la posibilidad de una resolución inmediata.

El papel de la comunidad internacional será clave en los próximos meses, ya sea a través de más sanciones, apoyo militar tangible o quizás, mediante una propuesta de paz que por fin logre romper con el ciclo mortal de drones, bombas y heridas que se reabren día tras día.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press