Tensiones y submarinos nucleares: ¿Está en riesgo la alianza AUKUS?

Mientras China realiza maniobras agresivas en el Pacífico y Australia refuerza su defensa marítima, el pacto AUKUS enfrenta el escrutinio de sus propios aliados.

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¿Qué es el pacto AUKUS?

En septiembre de 2021, bajo el mandato del entonces presidente de EE.UU., Joe Biden, se firmó un acuerdo conocido como AUKUS, una alianza tripartita entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos, cuyo propósito es dotar a Australia de submarinos nucleares y aumentar la interoperabilidad militar entre los socios frente al avance estratégico de China en la región del Indo-Pacífico.

Con un valor estimado de más de 200 mil millones de dólares, el acuerdo incluye una cláusula notable: la adquisición por parte de Australia de submarinos clase Virginia estadounidenses mientras desarrolla su propia flota junto con sus aliados. También implica transferencias de tecnología de propulsión nuclear, cooperación en inteligencia y avances conjuntos en capacidades hipersónicas y cibernéticas.

Este acuerdo ha generado tensiones políticas y estratégicas, tanto internas como externas, con un particular enfoque en el creciente protagonismo de China en aguas del Pacífico.

Un pacto bajo revisión

El Ministerio de Defensa de Australia, encabezado por Richard Marles, ha restado importancia a los rumores sobre una posible revisión del pacto AUKUS iniciada por el Pentágono en EE.UU. Marles subrayó que estos procesos son naturales cada vez que un nuevo gobierno asume el poder, asegurando que el acuerdo continúa cumpliendo sus plazos establecidos.

AUKUS está en marcha y estamos cumpliendo todos los plazos asociados”, declaró Marles tras reunirse con el Secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth.

Sin embargo, llama la atención que Hegseth, durante su intervención en un foro de defensa en Singapur, no mencionó AUKUS expresamente hasta ser cuestionado al respecto, prefiriendo generalidades sobre la necesidad de reforzar alianzas para contrarrestar las acciones de China.

China y Japón: turbulencias en el aire

La tensión geopolítica en Asia-Pacífico se intensificó recientemente cuando Japón denunció que aviones de combate chinos se acercaron peligrosamente a aeronaves de vigilancia japonesas. Según el Ministerio de Defensa japonés, un caza J-15 despegó desde el portaaviones Shandong y persiguió al avión P-3C de Japón hasta una distancia anormalmente cercana de apenas 45 metros durante 40 minutos.

Además, otro incidente involucró a una aeronave china que cruzó a solo 900 metros frente a otro avión japonés el día siguiente.

Portaaviones en aguas disputadas

Estos incidentes se produjeron mientras Japón identificaba a los dos portaaviones chinos, el Shandong y el Liaoning, operando simultáneamente cerca de las islas del sur de Japón, marcando otra escalada sin precedentes en la actividad naval china.

Aunque no hubo violaciones al espacio aéreo ni marítimo declarado por Tokio, sí se observó que el Liaoning navegó dentro de la zona económica exclusiva japonesa cerca de la isla Minamitorishima.

“Transmitimos nuestra profunda preocupación a China por la posibilidad de colisiones accidentales entre aeronaves”, indicó el Secretario Jefe del Gabinete japonés, Yoshimasa Hayashi.

La defensa china

El Ministerio de Asuntos Exteriores chino respondió argumentando que sus maniobras están dentro de lo legal bajo el derecho internacional y culpó a Japón por realizar misiones de reconocimiento cercanas a sus actividades militares.

El portavoz Lin Jian afirmó que Beijing tiene el derecho de actuar en defensa propia: “Las actividades militares operadas por China son legítimas. Fue Japón quien incrementó las tensiones al entrometerse”.

AUKUS frente a un escenario mutante

El contexto en el que AUKUS nace y se desarrolla es extremadamente dinámico. China ha ido transformando su doctrina militar. En los últimos 15 años, su presupuesto de defensa ha aumentado más del 500% (según datos de SIPRI), consolidando la segunda mayor fuerza militar del mundo. Su armada, en particular, ha crecido a pasos agigantados, superando recientemente a la estadounidense en cantidad de barcos.

Por su parte, Australia ha expresado mediante acciones concretas su compromiso con el pacto: en enero de 2024, realizó el primer pago de 500 millones de dólares como parte de la adquisición de submarinos estadounidenses. Esta inversión busca fortalecer no solo su defensa regional sino también el aparato industrial de defensa norteamericano.

Japón observa y se alinea

En paralelo, Japón redobló esfuerzos para modernizar sus capacidades militares. Tras décadas de mantener un perfil defensivo tras la Segunda Guerra Mundial, ha comenzado a modificar su enfoque de defensa nacional. En 2023, aprobó un presupuesto militar récord de más de 51 mil millones de dólares, el mayor desde la posguerra, y ha adquirido misiles de largo alcance, radares avanzados y sistemas antimisiles Patriot.

El gobierno japonés ha tenido frecuentes encuentros con autoridades australianas y estadounidenses para intensificar mecanismos de cooperación trilateral en seguridad. Este punto convierte la tensión aérea China-Japón en una dimensión aún más relevante para el futuro del pacto AUKUS.

¿Un nuevo equilibrio de poder?

Los movimientos vistos en las últimas semanas muestran señales claras: China está dispuesta a presionar militarmente en regiones clave del Pacífico, probando los límites de la paciencia internacional. Al mismo tiempo, las alianzas como AUKUS se posicionan para responder a un nuevo modelo de confrontación a distancia, mediante submarinos, radares y vigilancia remota.

El próximo lustro será decisivo para el equilibrio geoestratégico en Asia-Pacífico. Todo indica que estamos presenciando el inicio de una nueva fase de competencia militar entre potencias, donde la disuasión pasa cada vez menos por tropas en tierra y cada vez más por tecnología, submarinos y cielos vigilados.

En palabras del analista de seguridad internacional Ian Storey: “AUKUS no es solo un acuerdo naval. Es un mensaje: el Indo-Pacífico no será un lago chino sin competencia”.

¿Riesgo real o maniobra diplomática?

Quizás el mayor desafío para AUKUS no sea China, sino mantener la cohesión interna. Los cambios en gobiernos y prioridades nacionales pueden erosionar compromisos a largo plazo. Aunque Marles repita que “todo va según el plan”, lo cierto es que una revisión por parte del Pentágono —aunque natural— puede sembrar dudas sobre la estabilidad política del acuerdo.

La historia ya ha demostrado que las alianzas militares, sin voluntad política constante, pueden volverse papel mojado. Por ahora, AUKUS sigue firme, pero la niebla del Pacífico es gruesa, y no todo lo que navega es visible.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press