Los guardianes invisibles de las praderas: cómo los perritos de la pradera protegen a otras especies

Un hallazgo fascinante revela que aves como el zarapito piquilargo utilizan las alertas de los perritos de la pradera para evitar a los depredadores

Por siglos, los vastos llanos de Norteamérica han albergado una diversidad de especies que han evolucionado juntas en un delicado equilibrio ecológico. En este entorno aparentemente silencioso, una red secreta de comunicación entre especies está comenzando a ser entendida por la ciencia.

Alerta en las Praderas: Los ladridos que salvan vidas

Los perritos de la pradera (Cynomys spp.), pequeños roedores que viven en colonias subterráneas, no solo son arquitectos del ecosistema de pastizal corto, sino que también desempeñan un papel crucial como centinelas. Emiten complejas vocalizaciones o "ladridos" para alertar a los miembros de su colonia sobre la presencia de depredadores. Estas llamadas varían según el tipo de depredador, ya sea aéreo, como un halcón, o terrestre, como un tejón o una serpiente.

Los perritos de la pradera están en el menú de casi todos los depredadores que puedas imaginar”, señala Andy Boyce, ecólogo investigador del Smithsonian's National Zoo and Conservation Biology Institute en Montana. Entre estos cazadores se encuentran las águilas doradas, halcones de cola roja, zorros, tejones y serpientes grandes.

El zarapito piquilargo y su camuflaje táctico

Ahora, un estudio publicado en Animal Behaviour ha revelado que otra criatura del ecosistema también escucha estos ladridos: el zarapito piquilargo (Numenius americanus), una de las aves nidificantes de pastizal más grandes de América del Norte.

Cuando un zarapito hembra, que normalmente incuba sus huevos en nidos al ras del suelo, escucha la alarma de los perritos de la pradera, se aplanan contra el suelo, posicionando su cabeza, pico y vientre casi pegados al pasto. En ese momento, su plumaje camuflado se convierte en su mejor defensa contra los depredadores.

El coautor del estudio Andrew Dreelin, también del Smithsonian, explica: “En esta posición, las aves desaparecen casi por completo en la llanura gracias a su plumaje camuflado".

Un experimento con un tejón robótico

Para comprobar cuán atentos eran los zarapitos a los ladridos de los perritos de la pradera, los investigadores idearon un experimento tan ingenioso como adorable: un tejón disecado montado en un vehículo controlado a distancia fue enviado directamente hacia nidos de zarapitos, a veces acompañado de sonidos grabados de alarma de perritos de la pradera, y otras veces en silencio.

Los resultados fueron contundentes. Cuando los ladridos estaban presentes, los zarapitos se ocultaban en la vegetación cuando el "tejón" se encontraba aún a 49 metros (~160 pies). En ausencia de ladridos, el zarapito no reaccionaba hasta que el depredador falso estaba a tan solo 16 metros (~52 pies).

Tienes muchas más probabilidades de evitar la depredación si te ocultas más temprano, y eso es lo que hacen las aves cuando escuchan a los perritos de la pradera ladrar”, afirmó Holly Jones, bióloga conservacionista de la Universidad del Norte de Illinois y coautora del estudio.

Ingenieros ecológicos: mucho más que excavadores

Los perritos de la pradera ya eran reconocidos como ingenieros ecológicos por modificar su entorno de forma significativa. Las madrigueras que excavan se convierten en refugios para otras especies, y su dieta basada en pastos contribuye a mantener el ecosistema de pastizales en su estado óptimo.

Ahora, como explica Jones, “también estamos dándonos cuenta de que están moldeando el ecosistema mediante la producción y distribución de información”. Esa información, encapsulada en ladridos altamente especializados y de largo alcance, se convierte en una herramienta de supervivencia para otras especies no relacionadas.

Curiosidades sobre la inteligencia de los perritos de la pradera

  • Las vocalizaciones de los perritos de la pradera contienen información tan detallada que pueden describir el tamaño, forma y color de un intruso.
  • Se ha descubierto que su sistema de llamadas puede incluir hasta una forma rudimentaria de lenguaje, siendo uno de los más complejos entre mamíferos no humanos.
  • Viven en colonias o "ciudades" que pueden abarcar cientos de hectáreas.

Una sinfonía inter-especie poco estudiada

Emily Williams, ornitóloga de la Georgetown University, comentó que la mayoría de los estudios sobre “escucha interespecie” se han enfocado dentro de grupos cercanos, como aves escuchando otras aves. “No tenemos muchos ejemplos documentados de aves escuchando a mamíferos”, dijo Williams. “Eso no significa necesariamente que sea raro en la naturaleza, sólo que no lo hemos estudiado aún”.

Este fenómeno de “escucha interespecie”, donde animales de distintas especies comparten indirectamente información para sobrevivir, podría ser más común de lo que pensamos, aunque todavía esté poco documentado.

Lo que este estudio nos enseña sobre la conservación

La conservación no es solo proteger animales carismáticos o en peligro. También implica entender las redes de interacción que mantienen la integridad de un ecosistema. Los perritos de la pradera fueron cazados extensivamente en siglos pasados por campesinos que los consideraban una plaga. Sin embargo, eliminar a estos roedores significa también cortar una línea directa de defensa para especies como el zarapito piquilargo.

Preservarlos implica proteger no solo su rol en la estructura física del ecosistema, sino también su papel como proveedores de información ecológica crítica.

En palabras de Andy Boyce: “Es como si las praderas tuvieran su propio Internet, donde los perritos de la pradera son los nodos de información más activos”.

Nuevas preguntas para la ciencia

Este hallazgo plantea preguntas fascinantes para futuras investigaciones:

  • ¿Qué otras especies están sintonizadas con las alertas de los perritos de la pradera?
  • ¿Existen "dialectos" en las vocalizaciones de distintas colonias de perritos?
  • ¿Podrían algunas especies incluso aprender a “mentir”, emitiendo falsos ladridos para manipular a otras?

La ciencia apenas rasca la superficie de este universo sonoro que está ocurriendo justo bajo nuestros pies.

Como reza un proverbio ecológico no oficial: “Nada existe en la naturaleza por sí solo”. El ladrido de un roedor, la respuesta agachada de un ave, y el vuelo evitado de un halcón son todos compases en la misma sinfonía que mantiene viva a la pradera.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press