La tragedia de Graz: ¿Estamos realmente preparados para enfrentar las masacres escolares en Europa?
Una mirada profunda al tiroteo en Austria y lo que revela sobre la salud mental, la cultura armamentista y el vacío institucional
Austria, un país conocido por sus paisajes serenos y altos niveles de seguridad, ha sido sacudido por una tragedia devastadora que nos obliga a reflexionar profundamente sobre el estado de salud mental juvenil, la regulación de armas y el rol de las instituciones educativas. El 11 de junio de 2025, un exalumno de 21 años regresó a su antigua escuela en Graz, armado con una escopeta de dos cañones y una pistola Glock 19, y mató a nueve estudiantes y una profesora antes de quitarse la vida.
¿Quién era el atacante?
El agresor, cuyo nombre no ha sido revelado por las autoridades austríacas por respeto a las víctimas, había abandonado sus estudios tres años antes en la misma escuela secundaria BORG Dreierschützengasse. Vivía con su madre en las afueras de Graz y, según las primeras investigaciones, era un joven muy introvertido. Su pasión, compartida por muchos de su generación, eran los videojuegos de disparos en primera persona. Sin embargo, los investigadores han sido enfáticos al señalar que no encontraron pruebas de que hubiese expresado ira o resentimiento específico hacia el colegio o sus docentes.
Las autoridades encontraron en su casa una carta de despedida y un video grabado dirigido a su familia, en los que pedía disculpas, pero que no revelaban motivo aparente para la masacre. También hallaron una nota escrita a mano con una planificación meticulosa del ataque, incluso con la intención de fabricar una bomba casera que afortunadamente no funcionó.
Un atentado sin motivo claro... ¿o sí?
El crimen ha dejado a Austria con más preguntas que respuestas. Aunque fue planeado con precisión militar, los disparos fueron aparentemente aleatorios. El atacante no tenía historial criminal ni antecedentes de comportamiento violento, y había obtenido legalmente las armas, presentando incluso un informe psicológico positivo en marzo como requisito para su licencia.
La cronología del ataque es tan escalofriante como precisa. Llegó al colegio la mañana del martes, se dirigió al baño con una mochila llena de armas, se colocó gafas de tiro y audífonos de protección, y comenzó su espiral de violencia que duró apenas siete minutos, terminando en un suicidio en el mismo baño de donde había salido.
La Austria en duelo
El ataque ha sumido a todo el país en un luto oficial de tres días. Graz, una ciudad universitaria antes conocida por su tranquilidad, se ha transformado en un lugar de vigilia continua. Cientos de flores y velas han sido colocadas en la plaza principal y en los alrededores del colegio. La emoción colectiva llama la atención sobre la negación que muchas sociedades aún tienen respecto a la posibilidad de que este tipo de tragedias sucedan “en casa”.
Michael Lohnegger, director de la policía criminal en la provincia de Estiria, describió al atacante como un joven aislado de la vida real, sin amistades cercanas ni implicaciones en eventos escolares. Sus únicas interacciones sociales eran principalmente digitales.
El fantasma del tiroteo escolar en Europa
A diferencia de Estados Unidos, donde los tiroteos escolares, lamentablemente, se han vuelto frecuentes, Europa tiene una tasa mucho menor de este tipo de violencia. Aún así, los antecedentes existen y son alarmantes.
- En 2002, el tiroteo en la escuela Gutenberg en Erfurt, Alemania, dejó 17 muertos.
- En 2011, en Toulouse, Francia, otro exestudiante disparó a sus compañeros, dejando tres muertos.
Estos son recordatorios espeluznantes de que cualquier sociedad, sin importar sus leyes o estabilidad política, puede verse vulnerada.
El problema de acceso a las armas
Austria tiene una cultura de armas relativamente moderada. Según datos de Small Arms Survey, se estima que hay aproximadamente 30 armas por cada 100 habitantes en Austria, una cifra considerablemente más baja que en EE.UU., pero aún así preocupante.
La venta de armas en el país está regulada y requiere antecedentes limpios y evaluación psicológica. En este caso, el joven pasó todas las pruebas. Esto plantea un problema estructural: ¿cuán confiables son estas evaluaciones? ¿Debería haber un seguimiento más profundo, especialmente en jóvenes?
El debate sobre la salud mental masculina
Más allá del acceso a armas, esta tragedia vuelve a poner sobre la mesa un tema recurrente pero muchas veces ignorado: la salud mental entre hombres jóvenes. La mayoría de los autores de tiroteos en escuelas en todo el mundo tienen entre 15 y 25 años, y casi en su totalidad son varones.
Un estudio del Centro de Investigación Pew en 2023 reveló que el 37% de los hombres jóvenes en Europa reportaron haber tenido episodios de ansiedad o depresión, pero menos del 10% buscó ayuda profesional. El estigma, la falta de recursos y la percepción de que buscar ayuda es “signo de debilidad” siguen cobrándose vidas.
¿Y el rol de la escuela?
Un aspecto inquietante del caso es que no hubo señales de alerta previas. No había incidentes, reportes ni problemas disciplinarios. Esto plantea un cuestionamiento urgente sobre el papel de las instituciones educativas tanto en la capacitación para detectar casos de salud mental como en la preparación para afrontar emergencias.
¿Qué medidas de seguridad existían en el colegio? ¿Por qué no había un protocolo para enfrentar atacantes armados? Estas preguntas aún no han sido respondidas por las autoridades austríacas.
¿Qué sigue para Austria y Europa?
Austria ha reaccionado con duelo, pero expertos y ciudadanos exigen acción. El gobierno ha prometido revisar los protocolos de seguridad escolar y los criterios para la concesión de licencias de armas. Sin embargo, muchos temen que, como ha sucedido en otros países, el impacto político de este tipo de tragedias se diluya con el tiempo.
*"No podemos permitirnos olvidar"*, dijo Gerald Lamprecht, experto en violencia juvenil de la Universidad de Graz, en una entrevista para ORF. *"Esta tragedia debe ser un punto de inflexión".*
Sobre todo porque, más allá del tiroteo, lo que ha revelado este caso es una peligrosa mezcla de aislamiento, acceso a armas, y un sistema de salud mental que parece insuficiente para los desafíos del siglo XXI.
Una llamada de atención que no podemos ignorar
Mientras las velas se consumen y los nombres de las víctimas se graban en la memoria colectiva, es imperativo que el caso de Graz nos movilice. No es un hecho aislado ni una anomalía inexplicable. Es el reflejo de problemas que laten bajo la superficie de nuestras sociedades modernas: la soledad de los jóvenes, la banalización de la violencia, y la falta de estrategias preventivas eficientes.
Si bien puede que nunca sepamos por qué exactamente el joven decidió disparar contra sus compañeros, lo que sí podemos hacer es construir un entorno donde sucesos como este sean casi imposibles. Eso requiere acción, voluntad política y algo mucho más escaso: empatía sostenida.