La dependencia peligrosa: Tierra raras, China y la vulnerabilidad de EE.UU.

Una mirada crítica al frágil equilibrio geoestratégico de los minerales esenciales para la tecnología moderna

Una amenaza invisible en el corazón de la economía global

En medio de tensiones comerciales persistentes, Estados Unidos vuelve a mostrar un punto débil que podría tener consecuencias devastadoras para su economía y seguridad nacional: la dependencia de China en el suministro de tierras raras. Si bien estas sustancias químicas no suenan familiares para la mayoría del público, son esenciales para el funcionamiento de vehículos eléctricos, turbinas eólicas, smartphones, misiles guiados y submarinos nucleares.

Los recientes avances en negociaciones entre Washington y Beijing sobre el acceso a estos minerales podrían traer un respiro temporal. Sin embargo, como varios analistas advierten, las restricciones chinas siguen siendo una amenaza latente y estratégica.

¿Qué son las tierras raras y por qué son tan cruciales?

Las tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos que tienen propiedades únicas como la capacidad de soportar altas temperaturas, la conductividad eléctrica o la generación de imanes potentes. Entre ellas destacan el terbio, disprosio, escandio y el itrio.

Contrario a lo que su nombre indica, no son particularmente raras en la corteza terrestre, pero sí dificultosas de extraer y procesar. China ha construido, en las últimas décadas, una abrumadora ventaja en este aspecto, siendo responsable del 90% del procesamiento mundial de estos materiales.

China y el control estratégico de las tierras raras

En abril de 2024, Beijing intensificó su política de control exportador, imponiendo requerimientos especiales de permisos para siete tierras raras pesadas. Esto provocó alarma inmediata en EE.UU. y Europa, ya que muchos fabricantes no contaban con inventario suficiente.

En palabras de Neha Mukherjee, analista de Benchmark Mineral Intelligence: “Aunque había reservas en el mercado, muchas OEM (fabricantes de equipamiento original) no estaban preparadas. En Europa ya se observan plantas cerradas debido a la falta de suministro”.

La dependencia es tal que incluso MP Materials, la única mina de tierras raras en funcionamiento en EE.UU., ha tenido que enviar parte de su producción a China para procesarla, aunque esto fue suspendido tras la oleada arancelaria.

Consecuencias políticas y económicas del monopolio chino

El dominio chino sobre estos elementos críticos permite a Beijing ejercer presión geopolítica sin disparar una sola bala. En un informe de la consultora Teneo, su director Gabriel Wildau lo definió con claridad: “Los cortes de suministro seguirán como amenaza permanente. China probablemente no ofrecerá exportaciones suficientes para que se puedan acumular reservas, preservando así su influencia.”

Incluso si las negociaciones actuales alivian momentáneamente la tensión, el régimen de licencias exportadoras instaurado en China es permanente. Además, es improbable que estas exportaciones incluyan materiales destinados a compañías o contratistas de defensa estadounidenses.

Estados Unidos: ¿dormido al volante?

Mark Smith, CEO de NioCorp, empresa que desarrolla una nueva mina de tierras raras en Nebraska, opinó con dureza: “Si estás en el ejército y operas un jet o un submarino nuclear, no puedes correr el riesgo de fallas causadas por materiales de baja calidad. Necesitamos tener acceso seguro a estos minerales críticos. Esta situación debe ser nuestra última lección.”

Desde el interfaz civil, las preocupaciones no son menores. De acuerdo con la Asociación Europea de Proveedores de la Industria Automotriz (CLEPA), las restricciones chinas ya han provocado cierres en cadenas de producción y prevé impactos significativos en las próximas semanas por el agotamiento de inventarios.

¿Es posible una solución nacional?

MP Materials está construyendo una nueva planta procesadora de imanes en Texas con el fin de romper la dependencia actual. Sin embargo, los resultados de estas iniciativas tardarán en materializarse. El procesamiento de tierras raras es, por naturaleza, un proceso químicamente complejo y ambientalmente delicado.

En palabras del analista del Wilson Center, Michael DiMicco: “Durante 30 años ignoramos esta vulnerabilidad porque era más barato importar desde China. Ahora estamos pagando el precio.”

Europa tampoco está a salvo

La situación no es exclusiva de EE.UU. A principios de junio, la industria automotriz europea alertó sobre interrupciones ya en curso causadas por la escasez del suministro chino. Esto pone en riesgo la transición verde del continente, que depende de vehículos eléctricos, energías renovables e infraestructura avanzada.

¿Qué está en juego realmente?

Más allá de la fabricación de bienes de consumo, el monopolio chino sobre las tierras raras tiene implicaciones sobre la seguridad nacional, la autonomía tecnológica y la resiliencia económica de Occidente. La escasez de estos materiales puede paralizar desde fábricas de automóviles hasta plataformas militares estratégicas.

Para Estados Unidos, esta situación pone en evidencia un fracaso en la planificación industrial estratégica y en la creación de capacidades de procesamiento autóctonas.

¿Podrá EE.UU. desarrollar su cadena de suministro?

Hay señales alentadoras, como la inversión de la administración Biden bajo la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), que incluye incentivos para la extracción responsable de minerales críticos. También se han firmado acuerdos bilaterales con Canadá, Australia y otros países mineros.

Pero el desafío es estructural. Construir capacidad de procesamiento lleva años. Además, las preocupaciones ambientales y las resistencias locales continúan retrasando proyectos en estados clave como Texas, montañas de Colorado o el desierto de California.

El futuro de la transición verde y la defensa nacional pende de un hilo

En un mundo en plena competencia por la tecnología y el dominio geopolítico, las tierras raras funcionan como la sangre invisible que circula por los sistemas de defensa y transformación energética. Si dicha sangre depende de un solo proveedor, el sistema entero está en peligro.

Mientras tanto, la geopolítica mineral se convierte en una nueva Guerra Fría, donde cada gramo de disprosio o gramático de itrio puede inclinar la balanza hacia un nuevo orden mundial.

Quizás no haya cohetes despegando, pero la carrera ya empezó —y corre contra reloj.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press