Irán desata alarma global: la ONU lo declara en incumplimiento nuclear y Teherán responde con amenazas
Mientras el OIEA y Occidente elevan la presión sobre Irán, la República Islámica promete una respuesta contundente con nuevas instalaciones nucleares secretas
El dictamen que sacude el tablero geopolítico nuclear
Por primera vez en dos décadas, el Consejo de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha declarado formalmente que Irán no está cumpliendo con sus obligaciones nucleares. La votación, celebrada en Viena, terminó con 19 países a favor de la resolución, mientras Rusia, China y Burkina Faso se opusieron, y otros 13 países se abstuvieron o no votaron.
Este giro marca un deterioro crucial en la ya tensa relación entre Teherán y la comunidad internacional. La resolución fue impulsada por Francia, Reino Unido, Alemania y Estados Unidos —firmantes originales del acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA por sus siglas en inglés)—, y reclama que Irán “proporcione respuestas sin demora” respecto a las trazas de uranio encontradas en instalaciones no declaradas.
Irán responde: nuevos centros y centrifugadoras avanzadas
En una respuesta inmediata, Irán anunció la construcción de una nueva instalación de enriquecimiento de uranio en un “lugar seguro” aún no especificado. Además, las autoridades nucleares iraníes declararon que reemplazarán sus antiguas centrifugadoras IR-1 en la instalación subterránea de Fordo por centrifugadoras IR-6 de alta eficiencia, capaces de enriquecer uranio a una velocidad muy superior.
“La República Islámica de Irán no tiene más opción que responder a esta resolución política”, afirmaron el Ministerio de Asuntos Exteriores iraní y la Organización de Energía Atómica de Irán en un comunicado conjunto.
Una investigación nuclear con décadas de sospechas
Las preocupaciones occidentales sobre el programa nuclear iraní no son nuevas. Desde la década de los 2000, expertos han insinuado que Irán pudo haber desarrollado un programa secreto armamentista hasta el año 2003. Aunque Teherán siempre ha negado tener intenciones bélicas, los restos de uranio encontrados por el OIEA en al menos tres sitios no declarados siguen siendo una fuente grave de sospecha.
“El comportamiento de Irán desde 2019, negándose a cooperar de manera plena y oportuna con el OIEA sobre material nuclear no declarado, constituye un incumplimiento de sus obligaciones bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP)”, declara el borrador de la resolución.
Diplomacia al borde del abismo: ¿Qué sigue en las negociaciones?
Si bien la resolución es contundente, varias fuentes diplomáticas occidentales han indicado que “no se cierra la puerta a la diplomacia”. Una sexta ronda de negociaciones entre EE. UU. e Irán estaba programada para celebrarse en Omán días después del voto, reflejo de un intento por evitar un deterioro mayor en las relaciones.
Esto se da en un contexto donde crecen los temores de ataques preventivos: el expresidente estadounidense Donald Trump ha expresado anteriormente que Israel o Estados Unidos podrían emprender ataques aéreos contra las instalaciones nucleares iraníes si las negociaciones fracasan.
Sanciones en la mira y reloj diplomático en cuenta regresiva
Bajo el acuerdo nuclear de 2015, algunas sanciones económicas contra Irán fueron levantadas a cambio de limitaciones verificables en su programa atómico. Sin embargo, con el tiempo, Teherán fue rompiendo esos compromisos tras la salida unilateral de EE.UU. del acuerdo en 2018 durante el gobierno de Trump.
Ahora, los tres países europeos firmantes han advertido que si Irán no proporciona respuestas técnicamente creíbles, podrán reimponer sanciones usando la llamada cláusula de snapback. Esta potestad expira en octubre, por lo que Occidente está en una carrera contra el tiempo.
Montañas, túneles y secretos nucleares iraníes
El secretismo que rodea a las nuevas instalaciones iraníes alimenta aún más las tensiones. Informes recientes indican que Irán ha estado excavando túneles en una montaña cercana a Natanz, en un claro intento por blindar su programa. Esta clase de ubicaciones “seguras”, enterradas profundamente, suponen también escollos para ataques aéreos e inspecciones.
El OIEA indicó en su último informe integral que la cooperación iraní ha sido “menos que satisfactoria” en cuanto a permitir inspecciones y aclarar el origen de las muestras de materiales nucleares halladas. La falta de respuestas pone al Consejo de Seguridad de la ONU en el centro de atención como la única entidad con capacidad legal para imponer sanciones universales.
Resistencia iraní o estrategia política calculada
Como lo ha hecho en ocasiones previas, Irán parece estar utilizando la presión sobre su programa nuclear como parte de una estrategia de disuasión y negociación, más que como un camino directo hacia la fabricación de armas. Sin embargo, los cambios tecnológicos y el avance de capacidades como las centrifugadoras IR-6 demuestran que el know-how para producir uranio enriquecido al 90%, nivel armamentístico, ya está al alcance.
Según el Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, Irán podría llegar a tener material suficiente para una bomba nuclear en semanas, si decide cruzar ese umbral. Esta posibilidad ha sido calificada por Israel como una “línea roja” desde hace años.
¿Un nuevo eje Moscú-Pekín-Teherán?
El hecho de que China y Rusia, ambos integrantes permanentes del Consejo de Seguridad, hayan votado en contra de la resolución aumenta las complicaciones diplomáticas. Estos aliados estratégicos de Irán pueden bloquear cualquier nueva ronda de sanciones obligatorias en la ONU, lo que deja a Occidente limitado a medidas unilaterales o de coalición.
China e Irán firmaron un pacto de cooperación de 25 años en 2021, que contempla inversiones multimillonarias en infraestructura, energía y tecnología. Rusia, por su parte, ha contado con el apoyo iraní en la guerra de Ucrania mediante drones suicidas. El alineamiento regional toma cada vez una dimensión más clara frente al aislamiento de Occidente.
Un escenario peligroso
Mientras las potencias intentan un último impulso diplomático antes de octubre, el reloj sigue corriendo. La combinación de avance tecnológico, retórica desafiante y alineamientos estratégicos hace que las tensiones con Irán se sitúen en su punto más álgido desde 2015.
Si no se alcanza un nuevo acuerdo, el mundo podría enfrentar no solo una carrera nuclear en Medio Oriente, sino también una escalada militar con impactos imprevisibles en la seguridad global.