Explosión en la selección de Polonia: el pulso entre Lewandowski y Probierz que sacude al fútbol europeo
El conflicto entre el histórico goleador del Barcelona y el ya exentrenador Michał Probierz expone las grietas profundas en la gestión de la selección polaca de fútbol
Una crisis anunciada en medio de un ciclo decisivo
La selección nacional de Polonia atraviesa sus horas más turbulentas en años recientes. Lo que parecía la antesala a la consolidación de un proyecto de cara a la Eurocopa 2024 terminó convirtiéndose en un desencuentro público y vergonzoso entre la estrella del equipo, Robert Lewandowski, y su entonces entrenador, Michał Probierz.
Probierz presentó su renuncia de manera abrupta, dejando en su estela una atmósfera enrarecida, una derrota humillante ante Finlandia y una hinchada polarizada. Todo inició con una decisión que sorprendió a todos: quitarle la cinta de capitán a Lewandowski, el rostro más reconocible del fútbol polaco, y otorgársela al centrocampista Piotr Zieliński.
Una decisión con efectos sísmicos
“He llegado a la conclusión de que, dada la situación actual, la mejor decisión para el bien del equipo nacional es mi dimisión”, escribió Probierz en un comunicado publicado por la Asociación Polaca de Fútbol (PZPN). Su renuncia llegó días después de que Lewandowski declarara públicamente que no volvería a vestir la camiseta nacional mientras Probierz siguiera al frente del equipo.
Esto no fue un simple desacuerdo táctico. Se trató de una colisión de egos y una falta de gestión institucional. Robert Lewandowski, de 36 años, es el máximo goleador histórico de Polonia con 85 goles en 158 partidos, cifras que lo colocan entre los más grandes del fútbol internacional. Su ausencia, precipitada por lo que consideró una falta de respeto, se tradujo en una derrota 2-1 ante una Finlandia que ni siquiera figura como potencia europea.
Un capitán destronado y una nación dividida
La decisión de remover a Lewandowski del puesto de capitán fue vista por muchos como una jugada innecesaria, arriesgada y poco coherente. Piotr Zieliński, militante del Inter de Milán, es un jugador clave, pero no tiene ni la influencia mediática ni la autoridad histórica del atacante del FC Barcelona.
“Yo no juego para Michał Probierz, yo juego para Polonia, pero no volveré a competir mientras él sea el entrenador”, habría dicho Lewandowski a medios locales. Esta ruptura se tornó irreconciliable en cuestión de horas. La resonancia fue tal que incluso el presidente de la PZPN, Cezary Kulesza, tuvo que intervenir personalmente.
“Doy mucha libertad a los entrenadores, pero con eso viene la responsabilidad. Espero resultados, ante todo”, dijo Kulesza con tono severo ante la prensa. La polémica ya era de dominio público y cada día sin solución erosionaba aún más la imagen de la selección.
Una selección hechiza, sin rumbo definido
Bajo el mando de Probierz, quien había tomado las riendas tras la decepcionante gestión de Fernando Santos en septiembre de 2023, Polonia logró la clasificación a la Euro 2024. Sin embargo, las actuaciones y los resultados fueron irregulares desde entonces. A lo largo de su corto ciclo, Probierz intentó instaurar una disciplina táctica más austera, algo que contrastaba con el fútbol dinámico que venía practicando el equipo en torneos anteriores.
La selección polaca ha sufrido una enorme transición generacional sin lograr establecer una identidad clara. Jugadores que en otro contexto serían pilares, como Arkadiusz Milik o Grzegorz Krychowiak, han quedado relegados, mientras que figuras emergentes como Nicola Zalewski o Jakub Kamiński aún no logran consolidarse como líderes.
Los números no perdonan
- Polonia ha jugado 12 partidos oficiales en el último año, con un récord de 5 victorias, 3 empates y 4 derrotas.
- La selección ha recibido 16 goles y ha marcado apenas 14 en ese mismo periodo.
- Sus opciones de cara a la Eurocopa se ven inmensamente comprometidas si no logran cohesionar al equipo en los próximos seis meses.
El peso histórico de Lewandowski
Lewandowski no es simplemente un futbolista. Es una figura institucional, un líder natural y un símbolo del fútbol polaco del siglo XXI. Su palmarés respalda su estatus: múltiples títulos de Bundesliga con el Bayern Múnich, una Bota de Oro europea, y una notable carrera en la selección que lo llevó a convertir más goles que cualquier compatriota en la historia.
“No siempre los grandes jugadores deben ser capitanes, pero quitarle la cinta a alguien como Robert, que representa algo más que fútbol para Polonia, es una provocación”, expresó Jan Tomaszewski, portero legendario de la selección en los años 70.
¿Qué sigue para Polonia?
La renuncia de Probierz deja un vacío de poder en un momento crítico. Con la Eurocopa a la vuelta de la esquina, el nuevo técnico deberá no solo reconciliar una plantilla dividida, sino también recuperar la confianza de los hinchas y medios.
Algunos de los nombres que se barajan para sucederlo incluyen a Adam Nawałka, exentrenador que llevó al equipo a los octavos de final en la Euro 2016, y a Jerzy Brzęczek, quien tiene cercanía con varios jugadores clave del vestuario.
Pero cualquiera que asuma el reto, necesita lo mismo: convencer a Lewandowski de volver. El equipo, con o sin Robert, simplemente no tiene las herramientas para competir al máximo nivel.
Una lección para futuras generaciones
La debacle expone cómo aspiraciones personales, conflictos de liderazgo y decisiones estratégicas pueden colapsar una estructura deportiva completa. En lugar de centrarse en el fútbol, Polonia ha perdido semanas valiosas en una batalla interna que debería haberse resuelto puertas adentro.
Sería un error subestimar el impacto que tienen estos conflictos en el rendimiento del equipo. Equipos como Alemania o Francia elaboran códigos internos de conducta y jerarquías bien definidas, precisamente para evitar la improvisación que afectó a la selección polaca.
Lo que ocurrió entre Lewandowski y Probierz no es solo una anécdota amarga. Es un capítulo de advertencia para federaciones, entrenadores y futbolistas: la gestión humana y las decisiones simbólicas son tan importantes como cualquier táctica de juego.
Mientras tanto, los seguidores de Polonia esperan que la solución no sea simplemente cambiar nombres, sino construir un nuevo camino con valores, respeto e inteligencia futbolística.