De Nairobi a Gaza: el auge de la represión y la resistencia civil en África
La muerte del bloguero Albert Ojwang en Kenia y la censura de marchas solidarias con Gaza en Egipto revelan una preocupante tendencia autoritaria en el continente africano
Una muerte incómoda que desató la indignación en Kenia
La muerte del bloguero Albert Ojwang, ocurrida bajo custodia policial en Nairobi el 6 de junio de 2025, ha generado una ola de protestas ciudadanas en la capital keniana. La versión oficial indica que Ojwang “se golpeó la cabeza contra la pared de la celda”, una afirmación que ha sido fuertemente cuestionada por organizaciones como Amnistía Internacional y por activistas locales.
Ojwang fue detenido en Homa Bay, al oeste de Kenia, y trasladado más de 400 kilómetros hasta Nairobi por presuntamente publicar información falsa sobre un alto oficial de policía. Su muerte ha desencadenado una serie de manifestaciones que incluyeron quema de vehículos y enfrentamientos con la policía. El presidente William Ruto calificó el hecho como “desgarrador e inaceptable”, y prometió una investigación oficial. Sin embargo, la confianza pública en el gobierno es cada vez más endeble.
Represión conocida: un patrón preocupante
Este episodio recuerda otros casos recientes de violencia estatal. En 2023, durante las protestas contra un proyecto de ley financiera, se reportó la desaparición y asesinato de varios activistas, todos bajo circunstancias dudosas. Kenya Human Rights Commission denunció al menos 12 muertes y múltiples secuestros relacionados con estas protestas. El uso de la fuerza por parte de los cuerpos de seguridad en Kenia se ha agravado durante el gobierno de Ruto, a quien se le acusa de tener un giro autoritario.
Desde 2017, Human Rights Watch ha documentado más de 100 muertes atribuidas a operaciones policiales en contextos no delictivos. La mayoría de las víctimas eran jóvenes, participantes de protestas pacíficas o personas arrestadas arbitrariamente.
De África oriental al norte de África: represión sistemática a la protesta
Mientras en Nairobi se enfrentan a la brutalidad policial, en Egipto los activistas que planeaban marchar hacia la Franja de Gaza por el paso de Rafah han sido detenidos sistemáticamente. La marcha, organizada por ciudadanos de varios países africanos y europeos, buscaba llamar la atención sobre la crisis humanitaria en Gaza y presionar moral y mediáticamente a Israel para abrir el paso fronterizo.
No obstante, el gobierno egipcio impidió que se llevara a cabo. En cuestión de horas, más de 170 activistas fueron detenidos o deportados tras llegar al Aeropuerto Internacional de El Cairo. La mayoría de ellos portaban pasaportes europeos. Autoridades egipcias argumentan que sus acciones se basan en preservar la seguridad nacional, sobre todo en áreas fronterizas sensibles.
¿Activismo o amenaza geopolítica?
La situación en Egipto está profundamente ligada a su relación política y económica con Israel. Aunque el gobierno egipcio ha criticado públicamente el bloqueo a Gaza, su política interna demuestra una posición ambigua. Según el Ministerio de Relaciones Exteriores egipcio, solamente se permitirá el tránsito hacia Rafah a quienes cuenten con autorización expresa, cosa que los organizadores insisten haber solicitado con anticipación.
El ministro de defensa israelí, Israel Katz, llegó incluso a calificar a los manifestantes como “yihadistas” y urgió a Egipto a bloquear su acceso. El nivel de cooperación entre ambas naciones en materia de seguridad es sólido, pero choca directamente con el sentir popular en Egipto y otros países árabes del Magreb, donde amplias mayorías simpatizan con la causa palestina.
Una frontera simbólica atrapada en la geopolítica
Desde la ofensiva de Israel sobre Gaza iniciada en octubre de 2023, más de 55,000 palestinos han muerto, la mayoría civiles, según el Ministerio de Sanidad del enclave. La Franja sigue bloqueada desde marzo, sin acceso significativo a alimentos, combustibles o medicinas.
Un informe de la IPC (Integrated Food Security Phase Classification) advierte que cerca de 500,000 personas enfrentan hambruna inminente y más de un millón viven en inseguridad alimentaria extrema. Humanitarian Aid Access Consortium indica que, incluso con las recientes aperturas parciales, la cantidad de ayuda que llega a Gaza está por debajo del 20% de lo necesario para sostener a la población.
Del Sahara a El Cairo: resistencia transversal
Uno de los aspectos más singulares de la marcha frustrada hacia Gaza fue la participación de múltiples nacionalidades africanas, chalecos verdes de Argelia, pañuelos solidarios de Túnez y mensajes en redes sociales en lenguas nativas y europeas. El convoy, que llegó a Zawiya, Libia, fue celebrado como un símbolo de una nueva solidaridad transafricana.
Como dijo Bilal Nieh, activista tunecino deportado en El Cairo: “El régimen egipcio teme al pueblo africano unido más que a cualquier ejército”.
Corte Europea en Estrasburgo: un caso clave en el trasfondo migratorio
En paralelo a los eventos en África, la Corte Europea de Derechos Humanos emitió un fallo clave el jueves: Italia no será considerada responsable por la acción de la guardia costera libia en la tragedia de 2017, donde murieron 20 migrantes y otros 45 fueron detenidos en condiciones inhumanas en Libia.
El tribunal indicó que las autoridades libias actuaron de forma independiente, sin que se pueda probar un control efectivo italiano. El fallo refuerza las bases de los acuerdos de externalización de fronteras que mantiene la Unión Europea con terceros países como Turquía y Libia. Aunque altamente criticados, estos acuerdos siguen siendo pilares de la política migratoria europea.
¿Un continente reprimido o despertando?
Cuando se observa el hilo común entre Nairobi, El Cairo y Libia, emerge un patrón claro: represión creciente contra cualquier forma de disidencia civil, incluso cuando se ampara en causas universales como los derechos humanos o la libertad de expresión. Pero también se puede ver el surgimiento de una conciencia cívica nueva y transversal, donde ciudadanos de diversas nacionalidades africanas se movilizan por temas globales, desde el abuso policial hasta la justicia en Palestina.
En palabras del profesor keniano Mutuma Ruteere, experto en derechos humanos:
“El Estado africano moderno está siendo puesto a prueba por una ciudadanía informada, conectada y cada vez menos dispuesta a aceptar silencios impuestos.”
Lo que comenzó como la denuncia de una injusticia local ha terminado conectando luchas en todo un continente que, como nunca antes, comienza a reclamar su lugar en la conversación global sobre democracia, derechos y dignidad.