¿Celebración Patriótica o Derroche? El Gran Debate sobre los Desfiles Militares en EE.UU.
Entre fuegos artificiales, tanques y millones de dólares, la forma en que Estados Unidos honra a sus fuerzas armadas genera profundas divisiones políticas y sociales
Un espectáculo de luces y misiles
Esta semana, Estados Unidos se prepara para dos celebraciones que, a pesar de su tono festivo, han encendido el debate político y ciudadano sobre su pertinencia y costo: el espectáculo anual de fuegos artificiales de Macy’s en Nueva York por el Día de la Independencia, y el gran desfile militar en Washington D.C. con motivo del 250º aniversario del Ejército.
Ambos eventos reúnen multitudes y evocan un fuerte sentido patriótico, pero difieren radicalmente en su simbolismo, financiamiento y en la percepción social que generan.
Un clásico estadounidense con estrellas y pólvora
El tradicional espectáculo de fuegos artificiales de Macy’s cumple este año su 49ª edición y volverá a iluminar el cielo de Nueva York con más de 80,000 proyectiles en 30 colores diferentes, lanzados desde cuatro barcazas en el East River. Este evento será transmitido en vivo por NBC y por Telemundo (en su versión en español), y contará con la participación musical de artistas como Jonas Brothers, Lenny Kravitz, Trisha Yearwood y más.
La organización está a cargo de Macy’s Events Studio y el productor ejecutivo Will Coss declaró: “Iluminamos el cielo y creamos una tradición que une a millones de personas en una experiencia compartida.”
Además, se utilizará tecnología de mapeo de proyección en el Puente de Brooklyn, elevando aún más el nivel artístico de este espectáculo patriótico. El evento incluirá además un saludo a los Juegos Olímpicos de Invierno Milano Cortina 2026.
El desfile militar: tradición o imposición política
En contraste, el megadesfile militar en Washington genera más controversia. El evento celebra los 250 años del Ejército de Estados Unidos y será un despliegue de poderío militar sin precedentes en la capital. Su preparación lleva dos años en manos del ejército y, según los organizadores, se espera una asistencia superior a los 200,000 asistentes. ¿El costo proyectado? Entre $25 a $45 millones de dólares del presupuesto nacional.
El evento incluye vehículos y aeronaves militares, presentaciones musicales, competencias físicas, stands sobre defensa e incluso figuras de la NFL en la Explanada Nacional. También coincide casualmente con el cumpleaños del expresidente Donald Trump, quien ha impulsado fervientemente este tipo de actividades durante su mandato.
Límites entre homenaje y propaganda política
Una encuesta reciente del Centro AP-NORC de Investigación de Asuntos Públicos reveló que:
- 4 de cada 10 estadounidenses aprueban el desfile.
- 3 de cada 10 lo desaprueban.
- 6 de cada 10 consideran que no es un buen uso del dinero público.
La división política es evidente: dos tercios de los republicanos aprueban la iniciativa, pero la mayoría de demócratas e independientes creen que es un gasto innecesario.
Opiniones encontradas desde todos los frentes
Para algunos ciudadanos, como Carol Sue Quillen, de Florida, el desfile es una forma justa de homenajear a quienes han dado su vida al servicio militar, incluidos su padre y su yerno:
“No apreciamos lo suficiente a nuestros militares. Esto ayuda a visibilizarlos y mejora la moral.”
Otros, como Matt Wheeler de Los Ángeles, ven el desfile como una teatralidad excesivamente costosa que recuerda manifestaciones militares de naciones autoritarias como Corea del Norte o la antigua URSS:
“Es una representación que no refleja los valores de la democracia estadounidense.”
¿Orgullo nacional o exceso innecesario?
El desfile saca a la luz una vieja tensión en la política estadounidense: ¿Cuánto debe invertirse en exhibiciones públicas de poder militar? La encuesta de AP-NORC muestra que:
- 3 de cada 10 creen que se gasta demasiado en defensa.
- 4 de cada 10 piensan que el gasto es el adecuado.
- 3 de cada 10 opinan que el gasto es insuficiente.
En 2022, el gasto militar en Estados Unidos fue de $877 mil millones, el 39% del gasto militar global, según datos del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI).
Un espectáculo políticamente rentable
El expresidente Trump abrazó la idea de celebrar a las fuerzas militares desde el inicio de su mandato. Inspirado por el desfile francés del Día de la Bastilla que presenció en 2017, intentó organizar uno propio para el 4 de julio de 2018, pero fue cancelado por los altos costos y la oposición pública.
Hoy, su persistencia da frutos con un evento que, según los expertos, también busca galvanizar a su base electoral en medio de la campaña electoral 2024-2025. El desfile también sirve como vitrina para los poderes logísticos del gobierno federal, así como para el posicionamiento simbólico de una “América fuerte”.
Para personas como Sam Walters, exconservador con inclinaciones libertarias, el gasto adicional levanta banderas rojas:
“Ya se destinan cientos de miles de millones al ejército. Es difícil justificar más dinero para exhibiciones públicas.”
¿Qué nos dice todo esto sobre Estados Unidos?
Ambos eventos —los fuegos de Macy’s y el desfile militar— exhiben diferentes visiones de patriotismo. Una celebra la cultura y el arte, otra el poderío nacional. Una reúne a artistas y colores vibrantes; la otra convoca a tanques y escuadrones de combate.
Si algo reflejan estas festividades es que la nación se encuentra profundamente dividida sobre cómo definir el orgullo nacional y, más importante aún, cómo debe mostrarse al mundo.
En el fondo, la pregunta clave parece ser: ¿celebramos una patria con fuegos artificiales y música o con exhibiciones de poder militar?