Thomas Tuchel y el caos en Inglaterra: ¿fracaso anunciado o simple transición?
Entre tácticas confusas, elecciones polémicas y resultados decepcionantes, el técnico alemán afronta su primer gran crisis al mando de la selección inglesa a un año del Mundial 2026
Una elección polémica desde el principio
Cuando la Federación Inglesa de Fútbol anunció la contratación de Thomas Tuchel como nuevo seleccionador nacional, las reacciones fueron mixtas. En un país donde el nacionalismo futbolístico está profundamente arraigado, encomendar a un técnico alemán la misión de ganar un Mundial por primera vez desde 1966 fue, cuanto menos, audaz. Si bien Tuchel llegaba con el prestigio de haber dirigido clubes de élite como Paris Saint-Germain, Chelsea y Bayern Múnich, su nombramiento fue recibido por algunos con escepticismo, alimentado por el hecho de que sucedía a Gareth Southgate, un entrenador inglés que había llevado a la selección a semifinales del Mundial 2018 y a la final de la Euro 2020.
Inicio difícil: resultados que no convencen
Tuchel debutó como seleccionador de Inglaterra en enero de 2025. Desde entonces, el desempeño del equipo ha sido, por decir lo menos, irregular. La derrota 3-1 ante Senegal en un amistoso celebrado en Nottingham fue la gota que colmó el vaso. Solo cuatro días antes, Inglaterra había vencido con apuros 1-0 a Andorra, una selección colocada en el puesto 173 del ranking FIFA.
El desencanto se hizo sentir. Los abucheos en el City Ground tras la derrota ante Senegal marcaron un antes y un después en la "luna de miel" de Tuchel con la afición inglesa.
Las promesas tácticas que no se cumplen
Una de las principales razones para elegir a Tuchel fue su fama como maestro táctico. Se esperaba que el equipo dejara atrás el pragmatismo conservador de Southgate y adoptara un estilo más propositivo. Pero hasta ahora, eso no ha sucedido.
El capitán de Inglaterra, Harry Kane, expresó su frustración tras el partido contra Senegal: "Con y sin el balón, no estamos conectando. No encontramos los pases adecuados ni el ritmo correcto. Perdemos los duelos individuales y nos falta agresividad".
Inglaterra ha jugado sin una identidad clara, alternando entre formaciones 4-3-3, 3-4-2-1 y 4-2-3-1 sin un patrón firme, con jugadores fuera de posición y sin cohesión en el campo.
Selecciones controvertidas: pasado sobre presente
Otro foco de crítica ha sido la elección de jugadores. Tuchel ha insistido en convocar veteranos como Jordan Henderson y Kyle Walker, de 34 y 35 años respectivamente, pese a su caída de nivel. Henderson, ahora jugador del Ajax, fue incluido por sus "valores de liderazgo", según explicó Tuchel. Walker, cedido al AC Milan y lejos de su mejor forma, ha sido titular por encima de jóvenes figuras como Trent Alexander-Arnold o Reece James.
En defensa, ha sorprendido con nombres como Trevoh Chalobah o Dan Burn, decisiones que han generado cuestionamientos acerca de si prioriza experiencia o rendimiento actual.
Una comunicación que divide
Si por algo se caracterizó Gareth Southgate fue por su trato diplomático e inspirador con sus jugadores. Siempre fue el primero en protegerlos públicamente. Tuchel, por el contrario, ha adoptado un tono mucho más directo, incluso crítico.
Tras el partido con Andorra, no dudó en apuntar a su propio vestuario: “Faltó seriedad y urgencia. No me gustó la actitud ni el lenguaje corporal del equipo”. Aunque comentarios como este pueden percibirse como honestidad, en un entorno habituado al estilo más protector de Southgate, ha causado molestias internas y externas.
¿Está Inglaterra involucionando?
Son apenas seis meses de gestión, pero una parte significativa del entorno futbolístico considera que el equipo ha dado un paso atrás. La ilusión que había con una generación brillante, liderada por Kane, Bellingham, Foden, Saka y Rice, parece haberse desvanecido rápidamente.
4 campamentos, ¿suficientes para cambiar el rumbo?
Tuchel cuenta con solamente cuatro convocatorias más antes del Mundial de 2026 si Inglaterra consigue la clasificación. El tiempo apremia y las ideas no terminan de cuajar. En palabras del propio entrenador: “No hay razón para entrar en pánico. Tenemos un año. Odio perder, pero nos volveremos más inteligentes con estas derrotas”.
El fixture continúa en septiembre con los partidos contra Andorra en casa y Serbia como visitante. Resultados negativos en estas fechas podrían agravar el descontento y hacer insoportable la presión mediática.
El factor xenófobo en el debate
Una narrativa latente en ciertos sectores del periodismo y la afición inglesa es la de utilizar el pasaporte alemán de Tuchel como un instrumento para deslegitimar su figura. Frases como “no entiende lo que significa ser inglés” o “ponen a un extranjero a dirigirnos justo en un Mundial en casa” han ganado difusión. El contexto no ayuda: se trata del primer Mundial multinacional en América del Norte, cuya final se disputará en el MetLife Stadium, en Nueva Jersey, y donde Inglaterra volverá a cargar con la presión de ser una de las favoritas al título.
¿Fracaso anunciado o transición necesaria?
Simplemente: es temprano para un veredicto final.
Tuchel es un entrenador de talla mundial, pero entrenar selecciones es una disciplina distinta a dirigir clubes. El limitado tiempo de trabajo, la gestión emocional de vestuarios menos estructurados y la necesidad de adaptarse a normas culturales y deportivas propias del país hacen que el éxito no sea automático.
Southgate, por todas sus limitaciones tácticas, logró revitalizar la relación entre el equipo y la afición. Ahora, con un estilo opuesto, Tuchel corre el riesgo de perder esa conexión. Pero también podría construir desde la incomodidad hacia un bloque competitivo que llegue fuerte a 2026.
Por ahora, el reloj sigue corriendo y el margen de error se hace cada vez más pequeño. La pregunta ya no es si Thomas Tuchel es un gran entrenador. La pregunta es si es el entrenador adecuado para Inglaterra.