NVIDIA, Huang y la nueva revolución de fábricas de IA: ¿igualdad tecnológica o dominio corporativo?

El CEO de NVIDIA, Jensen Huang, lanza una visión audaz en Europa sobre cómo la inteligencia artificial puede convertirse en infraestructura nacional para liberar el potencial de todos los países

La inteligencia artificial como igualadora social

En una de las ferias tecnológicas más destacadas de Europa, VivaTech en París, Jensen Huang —CEO de NVIDIA— dejó un mensaje contundente: la inteligencia artificial es la mayor herramienta de igualdad social jamás creada.

Luciendo su característico atuendo negro de motociclista, Huang fue recibido como una celebridad tecnológica mientras pronunciaba un discurso que resonó tanto en las salas del evento como en las capitales políticas de Europa.

"La IA es la nueva electricidad del siglo XXI", afirmó. "Y cada país necesita ahora infraestructura nacional de inteligencia".

Si bien algunos temen un futuro distópico donde la IA sea controlada por una élite tecnológica, Huang presentó una contranarrativa: las “fábricas de IA” como motores de autonomía y desarrollo nacional.

¿Qué es una 'fábrica de IA'?

Huang acuñó el término en un contexto estratégico. Estas no son fábricas que producen bienes materiales, sino centros de datos dedicados a generar inteligencia. En ellos se entrenan modelos de lenguaje, se simulan nuevos medicamentos, se diagnostican enfermedades en escaneos médicos y se optimizan robots autónomos.

Estas fábricas razonan, planean y se evalúan entre ellas”, explicó.

Y como resultado, están impulsando desde ChatGPT hasta robots en las líneas de producción de BMW y Mercedes-Benz.

Una expansión sin precedentes en Europa

VivaTech fue solo la parada francesa en una gira europea más amplia que también incluyó Londres y Alemania. Durante el evento, NVIDIA anunció una serie de inversiones estratégicas:

  • En Francia, la instalación de 18,000 chips Blackwell de nueva generación en colaboración con Mistral AI.
  • En Alemania, la construcción de una nube industrial de IA dirigida a apoyar fabricantes.
  • Proyectos en Italia, España, Finlandia y el Reino Unido —incluyendo un nuevo laboratorio de IA británico—.
  • Una asociación con Perplexity AI para crear modelos de IA soberanos enfocados en medios de comunicación y telecomunicaciones europeos.

“Estamos sentando las bases de una infraestructura europea de IA que sea soberana, regionalmente administrada y culturalmente alineada”, dijo Huang.

El concepto de 'IA soberana'

Lejos de ser una idea de aislamiento, la ‘IA soberana’ propuesta por Huang apunta a que cada nación desarrolle sistemas de IA basados en datos locales, valores culturales propios y marcos legales soberanos. “Los datos pertenecen a ustedes: a su país, su cultura, su historia y su sentido común”, afirmó.

Con este enfoque, la hegemonía de las multinacionales tecnológicas —como Meta, Google y Amazon, todas con sede en EE. UU.— sería atenuada mediante una redistribución regional de poder computacional.

Preocupaciones éticas y riesgos de control

El avance de la IA a escala industrial conlleva dudas profundas. Desde el temor a una aristocracia tecnológica —controlada por quienes poseen los chips y servidores— hasta preocupaciones legítimas sobre vigilancia masiva, propaganda deepfake y reemplazo laboral.

¿Quién asegura que estos sistemas no se descontrolen?

Para Huang, la respuesta está en la propia tecnología: “En el futuro, cada IA que realice una tarea será observada por otras 70 u 80 IAs que la supervisen, verifiquen y regulen”. Su visión es la de un ecosistema de inteligencia colectiva con control sistémico descentralizado.

La presión para Europa: regulación versus relevancia

Europa, históricamente pionera en la defensa de los derechos digitales —como el GDPR—, enfrenta una encrucijada: ¿regular de forma estricta ahora o correr el riesgo de quedar irrelevante frente a potencias como EE. UU. y China?

Según Huang, el equilibrio está en actuar con pragmatismo. Una IA regulada, sí, pero no ralentizada: “La velocidad de innovación democratiza el acceso”, señaló.

Para mostrar compromiso, se reunió en París con el presidente Emmanuel Macron y Arthur Mensch, CEO de Mistral AI, reforzando la importancia geopolítica del desarrollo de IA en suelo europeo.

NVIDIA: de fabricante de chips a arquitecto del futuro digital

Fundada en 1993 en Santa Clara, California, NVIDIA comenzó como creadora de tarjetas gráficas para videojuegos. Sin embargo, encontró oro en los chips GPU (unidades de procesamiento gráfico) al descubrir su capacidad para procesar grandes volúmenes de datos en paralelo —una característica ideal para entrenar redes neuronales.

Hoy, es la empresa de semiconductores más valiosa del mundo (superando a Intel y AMD), con una capitalización bursátil que supera los $3 billones de dólares a mediados de 2024.

Las GPU de NVIDIA impulsan desde autos autónomos hasta laboratorios farmacéuticos, y empresas como OpenAI, Microsoft y Google dependen de sus chips para sostener sus modelos más avanzados.

¿IA como nuevo petróleo?

Huang comparó la infraestructura de IA con la revolución energética del pasado: “Así como la electricidad fue clave en la Revolución Industrial, la IA es la fuente energética de la próxima”.

Incluso va más allá: llama a los centros de datos ‘fábricas’ porque transforman datos brutos en inteligencia útil: “Ya no se fabrican cosas físicas, sino conocimiento distribuido”.

Las implicaciones geopolíticas son claras: quien controle esta infraestructura, controlará una parte sustancial de la economía del futuro, muy por encima de la producción de materias o bienes tradicionales.

¿Es la IA una herramienta de liberación?

Aunque somos testigos de la rápida expansión de IA generativa capaz de componer poemas, programar código y realizar diagnósticos médicos, la interrogante se mantiene: ¿estamos creando una herramienta para liberar la creatividad humana o para reemplazarla?

Huang es optimista: “La IA no elimina el pensamiento humano, lo amplifica. Si cien personas pueden desarrollar un prototipo en 3 meses, con IA pueden hacerlo en una semana”.

Como analogía, considera que la IA será para el siglo XXI lo que la imprenta fue para el Renacimiento: una herramienta para democratizar el acceso al conocimiento.

La carrera mundial por la soberanía tecnológica

Mientras China y EE. UU. compiten por la supremacía tecnológica, NVIDIA emerge como un actor diplomático y proveedor estratégico global. No vende solo chips, sino visión.

Todos los países quieren su cuota en la economía de la inteligencia”, afirmó Huang.

Y con esa prioridad, gobiernos desde Berlín hasta Helsinki lo reciben como a un jefe de Estado. A medida que las decisiones sobre inversiones en computación de alto rendimiento escalan al plano político, parece que los CEOs de big tech se están convirtiendo en los nuevos ministros de infraestructura.

El futuro no es de ciencia ficción… es del silicio

La narrativa de Jensen Huang descarta los escenarios apocalípticos tipo Skynet de Terminator, pero alerta sobre la necesidad de diseñar IA alineada con valores humanos. Su visión propone una economía hiperconectada, impulsada por algoritmos supervisados, centros de datos descentralizados y soberanía digital distribuida.

El futuro pertenece a aquellos que puedan construir inteligencia. Y la IA será más valiosa que todos los recursos naturales juntos”, dijo.

¿Será esa la promesa redentora de la IA —el recurso definitivo del siglo XXI— o abrirá las puertas a nuevas formas de desigualdad? Hacer realidad la primera opción requerirá no solo tecnología, sino coraje político, ética y colaboración global.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press