La leyenda de las ratas voladoras: la tradición más extraña y electrizante del hockey en Florida

Cómo un accidente con un roedor se transformó en una de las celebraciones más icónicas del deporte y símbolo identitario de los Florida Panthers

Una rata, un palo de hockey y el origen inesperado de una tradición

En el frenético universo del deporte profesional, las tradiciones suelen adquirir un aura casi religiosa. Los fanáticos del Lambeau Leap en la NFL o del baño de Gatorade tras una victoria entienden esta verdad. Pero ninguno de estos rituales es tan peculiar ni tan pintoresco como el que se vive en el sur de Florida: lanzar ratas de plástico al hielo tras cada victoria de los Florida Panthers.

La historia de esta inusual costumbre se remonta a la temporada 1995-96, cuando el entonces joven equipo jugaba en el vetusto Miami Arena. En una noche previa al primer partido, un visitante no invitado se coló en el vestuario: una rata gigante. Los jugadores, curtidos atletas de una liga brutal como la NHL, reaccionaron como cualquier persona frente a una plaga: con pánico.

El héroe improvisado fue Scott Mellanby, delantero del equipo, quien con su palo de hockey le asestó un golpe certero al roedor, enviándolo contra la pared. El animal murió al instante, y la leyenda nació. Mellanby, con ese mismo palo ensangrentado, anotó dos goles esa noche. El portero John Vanbiesbrouck bromeó diciendo que había sido un "rat trick" en lugar de un hat trick, y al día siguiente el periódico local difundió el relato. Florida venció a los Calgary Flames 4-3, pero lo que se consolidó fue más grande que un marcador favorable: se creó un mito.

De anécdota a símbolo de pasión

La historia corrió como pólvora entre los fanáticos. Una semana después del primer partido, una rata de juguete apareció en el hielo tras una victoria. Al encuentro siguiente, cayeron más. Al final de la temporada, la arena era invadida por enjambres de roedores de plástico en cada triunfo. Fue tal la popularidad del gesto, que la empresa de fumigación Orkin logró un patrocinio oficial con el equipo.

En medio de una sorprendente carrera de los Panthers hasta su primera final de la Stanley Cup en 1996, el gesto se convirtió en símbolo de resistencia e identidad. Hoy, casi tres décadas después, sigue tan vigente como entonces.

¿Por qué las ratas? La identidad cultural de un equipo emergente

Los Florida Panthers fueron fundados en 1993. Durante muchos años, el equipo fue objeto de burlas o, peor aún, ignorado dentro del universo de la NHL, dominado por ciudades históricas como Toronto, Boston o Nueva York. Sin embargo, el fenómeno de las ratas les brindó aquello que todo equipo necesita: una narrativa propia.

El exjugador Billy Lindsay, testigo de aquel inicio legendario, lo explica mejor: “Ese símbolo representa algo nuestro, una sensación de pertenencia. Es extraño, sí... pero es nuestro.”

Colin Fox, fanático de Boca Ratón de 32 años, lo describe de forma aún más emocional: “Incluso cuando no eran buenos, los fans tiraban las ratas. Es algo que trasciende las derrotas. Es un ritual que une generaciones.”

Una tradición reconocida (y penalizada)

A pesar del aire festivo, la NHL tuvo que intervenir debido al aluvión de ratas que obligaban a interrumpir los partidos. A partir de 1996, lanzar objetos al hielo durante el juego comenzó a generar sanciones. Sin embargo, arrojar ratas de plástico tras el pitazo final sigue siendo permitido, y los fans se han mantenido fieles a la costumbre.

Los rivales, por otro lado, no comparten el entusiasmo. Algunos porteros escondían sus cabezas en la red para evitar los proyectiles. El caos posterior a los partidos generó molestias, pero también respeto: sabían que estaban ante una tumultuosa pero auténtica manifestación de amor deportivo.

Marchand y su bienvenida al ritual roedor

El polémico y carismático jugador Brad Marchand, quien pasó de los Boston Bruins a los Panthers este año, encarnó en carne propia la caricia peculiar que representa esta tradición. “Espero que nos lancen ratas”, dijo antes del tercer juego de la final de la Stanley Cup 2025 contra los Edmonton Oilers. ¿El resultado? Victoria aplastante 6-1, y una lluvia gris de figuras roedoras sobre el hielo al cierre del partido.

Sus compañeros –con buen humor– comenzaron a lanzarle los juguetes directamente a las piernas mientras abandonaban la pista. “Es una insignia de honor”, dijo Marchand. “Este grupo se divierte. Es increíble formar parte de esto.”

Una rati-manía viva en el corazón de Miami

Cualquier visitante de los juegos en el Amerant Bank Arena de Sunrise, Florida, será testigo del fenómeno. Se venden ratas grises de todas las formas en tiendas, estaciones de gasolina, ¡y hasta en Amazon!. Y, como explicó JP Kirkpatrick, fan de 23 años oriundo de Orlando, muchos llenan mochilas con ratas extra para compartir con desconocidos.

Es una experiencia visceral. No puedes verla por TV, ni entenderla si no estás en ese asiento. Ese momento tras la victoria... es eléctrico.”

Una tradición que crece con las victorias

Desde aquel primer ranazo de Mellanby, los Panthers han escalado de manera lenta pero segura en la jerarquía de la NHL. Hoy, con tres finales consecutivas de Stanley Cup y con la chance real de convertirse en una dinastía moderna, el equipo finalmente mira a los ojos a las franquicias clásicas del norte.

Más allá del hielo, la comunidad del sur de Florida ha abrazado esta identidad única. En una región más conocida por el sol, las playas y el fútbol americano, las ratas plásticas se han convertido en símbolo de orgullo, persistencia y cultura deportiva alternativa.

Ninguno de nosotros pensó que íbamos a comenzar una tradición que durara décadas”, reflexiona Lindsay. “Pero esa rata está viva. Y, como nosotros, no se rinde fácilmente.”

Las ratas, la final de la Stanley Cup y el espíritu indomable

En una liga que ha visto tantos rituales, pocos son tan visuales, tan absurdos y a la vez tan entrañables como este. Las ratas voladoras reflejan no solo una anécdota, sino el espíritu colectivo de una región que encontró en el hockey –pese a su clima tropical– una fuente de emociones genuinas.

Quizás, dentro de muchos años, cuando los aficionados de la NHL miren atrás y estudien las costumbres más icónicas del hockey, no recordarán una serie de estadísticas o jugadas complejas, sino ese momento de éxtasis colectivo donde cientos de ratas plásticas vuelan hacia la pista resbaladiza del hielo floridano, celebrando no solo una victoria, sino la permanencia de una identidad vibrante.

Y si alguna vez tienes la oportunidad de asistir a un juego de los Panthers... lleva tu propia rata.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press