El legado sombrío de 'El Chapo': Los Chapitos, el fentanilo y la frontera de los Estados Unidos
Sanciones, recompensas millonarias y el imperio criminal que amenaza la salud pública estadounidense
El poder que no se disuelve: la sombra del Cártel de Sinaloa y los hijos de Joaquín Guzmán
La historia de Joaquín "El Chapo" Guzmán y su temido Cártel de Sinaloa sigue escribiéndose, ahora en una nueva generación encarnada por Los Chapitos, los hijos del narcotraficante encarcelado en Estados Unidos. El Departamento del Tesoro de los EE.UU. impuso esta semana sanciones financieras contra Jesús Alfredo Guzmán Salazar y Iván Archivaldo Guzmán Salazar, dos de los herederos forjados en el crimen, al mismo tiempo que el gobierno ofreció recompensas de hasta 10 millones de dólares por información que conduzca a su captura.
Pero, ¿por qué ahora? ¿Qué papel juegan Los Chapitos en la actual tragedia del fentanilo en Estados Unidos? ¿Estamos frente a un nuevo patrón de narcotráfico?
¿Quiénes son Los Chapitos?
Los Chapitos —apelativo atribuido a los hijos varones de El Chapo— se han ganado fama mundial, no solo por el peso de su apellido, sino por su feroz manera de mantener y expandir el emporio criminal que fundó su padre. Si bien Ovidio Guzmán López y Joaquín Guzmán López ya están bajo custodia en EE.UU., continúa la búsqueda de sus hermanos prófugos: Iván Archivaldo y Jesús Alfredo.
No se trata solo de herederos simbólicos: bajo su liderazgo, la facción de Los Chapitos del Cártel de Sinaloa ha sido identificada como una de las principales responsables del envío masivo de fentanilo a tierras estadounidenses, una droga sintética detrás de más de 70,000 muertes por sobredosis al año según datos de los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades).
El fentanilo, la nueva guerra contra las drogas
Con apenas unos pocos miligramos, el fentanilo puede causar la muerte. Es 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina. Su fabricación es barata, su transporte fácil y su consumo letal. El impacto de esta droga ha sido calificado por los expertos como una crisis de salud pública sin precedentes.
"Estamos ejecutando el mandato del presidente Trump de eliminar completamente los cárteles de la droga y enfrentar a líderes violentos como los hijos de El Chapo", declaró el Secretario del Tesoro, Scott Bessent.
La administración Trump ya había designado al Cártel de Sinaloa como organización terrorista extranjera en 2020, justificando la medida por el nivel de violencia, poder territorial y capacidad organizativa de la agrupación.
Más que drogas: una estructura empresarial violenta
Lejos de ser simples narcotraficantes, Los Chapitos han desarrollado una estructura corporativa eficiente e implacable. El Departamento del Tesoro identificó una red de empresas en Mazatlán —principal epicentro logístico— utilizadas para lavado de dinero, distribución de estupefacientes y extorsión. Estas compañías operan con toda la apariencia de legalidad local, mientras canalizan millones de dólares del narco hacia cuentas fuera del alcance de gobiernos e investigadores.
La recompensa de los 10 millones de dólares
El gobierno estadounidense ha decidido intensificar su ofensiva ofreciendo una recompensa de hasta 10 millones de dólares por información que conduzca a la detención de Los Chapitos actualmente prófugos. Esta cifra no es habitual y refleja la importancia estratégica que representa descabezar esta nueva generación delictiva.
Pero atrapar a figuras con tanto poder no es una tarea sencilla. Se les atribuyen códigos extremadamente rígidos de seguridad, protección por grupos paramilitares y el conocimiento heredado del funcionamiento de las rutas del narcotráfico y las filtraciones institucionales.
Un negocio intergeneracional: del auge de El Chapo a la consolidación de sus herederos
Durante más de 25 años, Joaquín Guzmán Loera consolidó un imperio de drogas que exportaba miles de toneladas de cocaína, marihuana, heroína y metanfetaminas hacia el norte del continente. Fue arrestado y extraditado a Estados Unidos en 2017, siendo declarado culpable de delitos criminales múltiples en 2019 y sentenciado a cadena perpetua.
Sin embargo, en lugar de desarticularse, el Cártel de Sinaloa se transformó:
- Se diversificó al fentanilo, la droga de mayor ganancia por gramo.
- Desarrolló vínculos con empresas legales mexicanas y estadounidenses.
- Perfeccionó rutas marítimas y aéreas de contrabando.
Iván y Jesús Alfredo, además de tener un rol central, representan la evolución del narco: jóvenes, tecnológicamente sofisticados y brutalmente estratégicos.
¿Es efectiva la estrategia de sanciones?
Estados Unidos ha impuesto múltiples sanciones económicas en los últimos años contra líderes del narcotráfico y empresas vinculadas. Sin embargo, existen opiniones encontradas sobre su real efectividad.
Para expertos de instituciones como el Wilson Center, el verdadero impacto de las sanciones depende de la cooperación del gobierno mexicano, que enfrenta presiones internas y conflictos de interés. La extradición de Ovidio Guzmán en 2023 fue un importante gesto de colaboración bilateral, pero no garantiza el colapso de la organización.
Críticas y escepticismos: ¿dónde está el enfoque social?
Dada la magnitud del problema, varios sectores en Estados Unidos señalan la necesidad de balancear la respuesta represiva con políticas de salud pública, rehabilitación y prevención del consumo.
“Las sanciones por sí solas no van a frenar la llegada de fentanilo; se necesita una estrategia integral que incluya acceso a tratamientos y educación en comunidades vulnerables”, afirma la doctora Nora Volkow, directora del Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas.
Además, persiste la preocupación por la falta de transparencia en asignación de recursos, cooperación binacional fracturada y la lentitud del sistema judicial tanto en EE.UU. como en México.
Las implicaciones geopolíticas del narco: más allá de las fronteras
El Cártel de Sinaloa ha trascendido lo meramente delictivo. Hoy representa un actor regional que influye en la estabilidad política, económica y social de varios países. Tienen presencia en al menos 21 estados mexicanos, así como alianzas en Centroamérica, el Caribe, Europa y Asia-Pacífico.
Para organizaciones como la DEA y el FBI, frenar el avance de Los Chapitos requiere de cooperación global y estrategias transfronterizas que integren tecnología, inteligencia y presión diplomática.
Una nueva guerra, una vieja historia
El rostro del narcotráfico ha cambiado, pero sus raíces siguen intactas: pobreza, impunidad, corrupción y una demanda incontrolable de drogas. En ese contexto, Los Chapitos emergen como figuras temidas y necesarias para entender la actual crisis del fentanol. La batalla que enfrenta Estados Unidos ya no es contra simples criminales, sino contra una estructura moderna, empresarial y despiadadamente eficaz.
Mientras los reflectores se enfocan en los Guzmán, la sociedad civil y las autoridades deben preguntarse si solo perseguir capos basta para sanar una crisis compleja, transgeneracional y profunda. La historia continúa, pero las vidas que se pierden por sobredosis no esperarán a su desenlace.