El futuro de los océanos se decide hoy: ¿Realidad o promesas incumplidas?
Con apenas el 2.7% de los océanos protegidos y una nueva cumbre de la ONU en curso, el destino marino del planeta pende de un hilo
Un planeta azul en crisis
La Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC) abrió sus puertas esta semana en Niza, Francia, en un momento decisivo para la protección marina global. Con el lema no oficial de "convertir promesas en acciones", miles de delegados, científicos, jefes de estado y activistas se dan cita para exigir que los compromisos ecológicos de décadas finalmente se materialicen.
Una de las cifras más alarmantes que encabeza la agenda es que solo el 2.7% del océano está protegido de actividades extractivas destructivas, según el Marine Conservation Institute. Esta cifra está muy por debajo del objetivo del 30% propuesto por el acuerdo mundial conocido como 30x30, firmado en el marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Los océanos: pulmones olvidados del planeta
A menudo pasamos por alto el papel esencial que juegan los océanos: generan el 50% del oxígeno que respiramos, absorben alrededor del 30% del CO₂ emitido por la actividad humana y capturan más del 90% del exceso de calor causado por las emisiones de gases de efecto invernadero.
"No puede existir un planeta saludable sin un océano saludable", advirtió Peter Thomson, enviado especial de la ONU para los océanos. Y es cierto: sin el punto de apoyo del mar, todos los esfuerzos por frenar el cambio climático están destinados al fracaso.
El Tratado de Altamar: ¿última oportunidad?
En 2023 se adoptó el denominado Tratado de Altamar (High Seas Treaty), que permitiría por primera vez establecer áreas marinas protegidas en aguas internacionales. Estas regiones cubren aproximadamente dos tercios del océano y actualmente carecen casi por completo de regulación.
"Es el salvaje oeste allá afuera", denunció Mauro Randone, del World Wildlife Fund. "Los países pescan donde se les da la gana, sin reglas. Eso debe cambiar".
Sin embargo, aunque el tratado está firmado, necesita la ratificación de 60 países para entrar en vigor. Hasta ahora, sólo 32 naciones han completado este procedimiento. A este ritmo, los compromisos corren el riesgo de convertirse en promesas vacías.
Europa: ¿líder o hipócrita ambiental?
Francia, anfitriona de la cumbre, afirma haber alcanzado el objetivo del 30% en protección marina. Pero las organizaciones ambientalistas hablan de “parques de papel”. En otras palabras, zonas supuestamente protegidas que permiten prácticas destructivas como la pesca de arrastre de fondo.
Un informe de Oceana reveló que en 2024, más de 100 buques de arrastre pasaron más de 17,000 horas pescando dentro de los seis parques marinos de Francia. Y en toda la UE, aunque más del 11% del área marina está designada oficialmente como protegida, sólo el 2% cuenta con planes de gestión equivalentes a una protección efectiva, según el WWF.
Port-Cros: un modelo a imitar
Frente al desánimo, algunos sitios demuestran lo que significa una protección genuina. En la costa mediterránea de Francia se encuentra el Parque Nacional Port-Cros, uno de las reservas marinas más antiguas de Europa, donde la pesca está restringida desde 1963.
Allí, praderas de Posidonia se extienden sin interrupciones, y especies como el mero, el corb o los nudibranquios abundan como en pocas otras partes del Mediterráneo. Hubert Flavigny, administrador de un centro de buceo en la zona, lo resume así: "Aquí vemos especies más grandes y más numerosas que en cualquier otro lado del Mediterráneo, y todo gracias a la protección".
Esto es la prueba viviente de lo que los científicos llaman el “efecto desbordamiento”, por el cual las especies abundan incluso fuera de la reserva debido a los beneficios ecológicos generados dentro de ella.
Cuando los activistas se ven obligados a actuar
Desesperados por la lentitud gubernamental, los grupos ambientalistas están tomando la protección en sus propias manos. En mayo pasado, Greenpeace dejó caer 15 bloques de piedra caliza en el Golfe du Lion, una zona marina protegida francesa donde, sin embargo, continúan operando 12 barcos de arrastre industrial.
Establecida como zona reservada en 2008, el Golfo debía proteger ecosistemas de aguas profundas. Hoy es una de las áreas más sobreexplotadas del Mediterráneo, denunció MedReAct.
"La mayor amenaza de la industria pesquera no son los conservacionistas, sino ellos mismos", opinó Enric Sala, fundador del programa National Geographic Pristine Seas.
¿Qué puede conseguir la UNOC?
Entre los paneles de la Cumbre se destacan debates sobre financiamiento azul, pesquerías sostenibles, minería submarina, plásticos y adaptación climática para islas-estado. El objetivo final será consensuar un “Plan de Acción Oceánica de Niza”, documento a presentar en la próxima cita de la ONU en Nueva York.
"Esta conferencia no es el final del camino”, explicó Minna Epps, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. “Es el inicio de un viaje que debe incluir las altamar, porque ahí está la mitad del planeta".
En ese fragmento reside toda la verdad del momento actual: sin gobernanza en altamar, no hay protección real. Sin protección real, no hay océanos funcionales. Y sin océanos, no hay vida.
¿Qué sigue?
- Se necesita la ratificación del Tratado de Altamar por al menos 28 países más.
- La Unión Europea debe fortalecer los planes de gestión en más del 80% de sus aguas protegidas actuales.
- Francia y otras potencias marinas deben prohibir la pesca de arrastre en zonas protegidas.
- La comunidad internacional debe financiar la conservación oceánica, especialmente en países insulares vulnerables.
- Y finalmente, deben fomentar alianzas público-privadas con científicos y sociedad civil comprometida.
Porque no se trata solo de salvar ballenas o arrecifes. Se trata de salvarnos a nosotros mismos. Como recuerda Peter Thomson: "Es un asunto urgente para todos".