Orgullo Mundial en Washington: Celebración, resistencia y un llamado político urgente
La capital de EE.UU. se viste de arcoíris en una edición histórica del World Pride que combina alegría, homenaje y protesta frente al clima político actual
Una explosión de color y unidad en la capital
Este año, Washington D.C. fue el epicentro de la celebración del World Pride, un evento internacional que congrega a la comunidad LGBTQ+ para conmemorar logros, exigir derechos y, sobre todo, celebrar la diversidad humana. Pese a un inicio gris de la jornada, los cielos se despejaron para dar paso a un desfile marcado por la esperanza, los colores y el mensaje político.
Participaron decenas de miles de personas de distintas partes del mundo. Desde banderas del orgullo gay hasta símbolos de comunidades trans, bisexuales, asexuales e intersexuales ondeando con fuerza, la manifestación se alzó también como símbolo de resistencia frente a una creciente oleada de ataques políticos y sociales hacia la población LGBTQ+.
500 voces y una bandera de 300 yardas
El Gay Men’s Chorus de Washington D.C. inauguró el desfile cargando una bandera arcoíris de una longitud equivalente a tres campos de fútbol.
El espectáculo visual fue acompañado de música, discursos, carrozas creativas y figuras públicas del colectivo, como la actriz y activista Laverne Cox, conocida por su papel en Orange is the New Black, quien saludó al público desde un convertible decorado con los colores trans. "Pride significa cuidarnos mutuamente, sin importar qué", declaró la actriz ante los presentes.
Una celebración que adquiere nuevos matices
Para muchos asistentes, las festividades de este año en D.C. no eran simplemente un motivo para festejar, sino un acto de defensa y reafirmación. Bajo una administración política percibida como hostil —especialmente hacia la comunidad trans—, Pride adquiere una urgencia renovada. El sentimiento predominante era claro: la celebración es política.
“Siempre ha sido una herramienta política, hoy más que nunca”, explicó Nick Kerver, un visitante de Ohio, quien declaró con firmeza que este año la necesidad de visibilidad y acción comunitaria es más crítica ante los embates contra los derechos de las personas LGBTQ+.
Un orgullo global
A pesar de preocupaciones logísticas y climáticas, el evento tuvo un sabor internacional. Se hicieron notar activistas y grupos provenientes de Irán, Namibia, Kenia y Rusia, entre otros países, muchos de los cuales enfrentan serios desafíos políticos y sociales respecto a los derechos LGBTQ+.
El World Pride, entonces, sirvió como espacio seguro y visible en el que estas organizaciones pudieron marchar y levantar sus voces en solidaridad global.
Una fiesta con propósito
A lo largo de la ruta del desfile, lugares icónicos como la National City Christian Church se vistieron con globos y banderas arcoíris. Las calles adyacentes vibraban con la música, la comida y la alegría de personas que, por un día, dejaron las preocupaciones atrás para bailar al ritmo de "I Wanna Dance with Somebody" de Whitney Houston y celebrar el amor en todas sus formas.
Pero no todo fue fiesta. También se realizaron bodas simbólicas —como la de Johnny Cervantes Jr. con su pareja de 28 años, Freddie Lutz, frente a una carroza tematizada de iglesia—, y el evento culminaría con un mitin y un concierto multitudinario al día siguiente.
Un contexto político que enciende las alarmas
Uno de los hilos conductores del evento fue el descontento creciente ante las políticas federales, particularmente hacia las personas trans y las diversity, equity and inclusion programs que han sido blanco de legislaciones estatales.
La alcaldesa de D.C., Muriel Bowser, participó activamente en el desfile, caminando de la mano de su hija y declarando: "Este es el World Pride en la mejor ciudad del mundo", subrayando la importancia de la ocasión y el lugar elegido.
Las cifras detrás del orgullo
Según datos de GLAAD, más de 520 proyectos de ley anti-LGBTQ+ se introdujeron en legislaturas estatales en EE.UU. en 2024, y ya más de 70 han sido promulgadas. El 60% de ellas impacta directamente a jóvenes trans. Esto refuerza la percepción de que el Orgullo no solo es celebración, sino también resistencia.
Además, un informe de Human Rights Campaign del mismo año indica que casi el 80% de las personas trans han experimentado acoso o violencia verbal, una cifra que se eleva al 90% entre las personas trans negras o latinas.
¿Por qué en Washington?
Elegir la capital de Estados Unidos para albergar el World Pride de este año fue tanto simbólico como estratégico. Con una Casa Blanca cuestionada por desmantelar protecciones claves para las minorías sexuales y de género, y con una Corte Suprema que cada vez se inclina más a favor de decisiones restrictivas, llevar a cabo el World Pride en D.C. es una manera de mirar al poder directo a los ojos.
David Begler, un hombre gay de 58 años de Filadelfia, sintetizó el espíritu del evento: “Este es el momento perfecto para tener el World Pride en D.C. Necesitamos enviarle un mensaje directo a la Casa Blanca: enfoquémonos en elevarnos, no en dividirnos”.
Más allá del desfile: impacto social y cultural
La jornada sirvió también para visibilizar temas urgentes como la situación de las personas LGBTQ+ migrantes, los derechos de las personas intersexuales, la asistencia sanitaria transincluyente y el derecho a la educación libre de bullying o censura.
Stay y Deenie DeRoux, una pareja de Virginia, decidieron hacer de este Pride una escapada de fin de semana completo. “Este año es especial, hemos vivido demasiado odio diariamente; estar acá, entre aliados, es sanador”, compartieron emocionadas.
De fiesta a llamado a la acción
Más allá del clamor festivo, la verdadera esencia del World Pride 2025 en Washington fue su llamado al activismo local. "Debemos involucrarnos con nuestras comunidades también, más allá de este desfile", insistía Nick Kerver.
Con un desfile que une cultura, política, protesta y diversión, la edición de este año revalida el rol del Pride como una herramienta crucial de memoria, resistencia y transformación social. El World Pride no sólo celebra quiénes somos, sino también el mundo justo que queremos construir.