La tormenta dentro del Pentágono: Signal, filtraciones y la creciente polémica de Pete Hegseth
Una mirada crítica al escándalo que sacude al Departamento de Defensa de EE. UU. y amenaza la estabilidad del liderazgo militar
La tormenta en desarrollo en el Pentágono
Las últimas semanas han sido particularmente turbulentas para el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, quien se encuentra bajo intenso escrutinio por presuntas filtraciones de información sensible a través de la app de mensajería Signal. Este escándalo se intensifica en un momento crítico, justo antes de que Hegseth enfrente su primera comparecencia ante el Congreso desde su audiencia de confirmación.
¿Qué sucedió exactamente?
La Oficina del Inspector General del Departamento de Defensa está investigando si asesores cercanos a Hegseth eliminaron mensajes en Signal relacionados con los ataques aéreos del 15 de marzo contra objetivos hutíes en Yemen. Según documentos revisados y fuentes cercanas al caso, esos mensajes no sólo contenían detalles operativos no autorizados, sino que también involucran a figuras de alto perfil, incluidos funcionarios de seguridad nacional cercanos al expresidente Donald Trump y, de forma inadvertida, ¡al editor jefe de The Atlantic, Jeffrey Goldberg!
Uso de Signal: ¿inocente descuido o imprudencia peligrosa?
Signal es reconocida por su encriptación de extremo a extremo, lo que muchos consideran ideal para comunicaciones privadas. Sin embargo, no es una aplicación aprobada para el manejo de información clasificada en el entorno del Pentágono. Antes del ataque en Yemen, el propio Departamento de Defensa emitió una advertencia a su personal sobre los riesgos de vulnerabilidad en dicha plataforma.
El hecho de que Hegseth compartiera incluso detalles logísticos no clasificados utilizando una app no autorizada ha causado alarma entre legisladores, tanto demócratas como algunos republicanos. Muchos sostienen que en otras circunstancias, un oficial de menor rango habría sido destituido inmediatamente.
La línea roja: ¿clasificado o no?
En apariciones públicas, Hegseth ha defendido sus acciones: "Lo que se compartió eran coordinaciones informales, no planes de guerra", declaró en abril a Fox News. Y agregó: “Nadie está transmitiendo planes de guerra por Signal”. El problema es que militares activos y retirados han señalado categóricamente que compartir incluso coordenadas o fechas de ataque antes de su ejecución compromete la seguridad y puede clasificarse como un acto temerario.
Un entorno inestable: el caos interno en el Pentágono
Esta controversia sobre Signal no es un hecho aislado. La administración de Hegseth ha sido sacudida por múltiples renuncias en puestos clave dentro del Departamento de Defensa. Las fugas de información y la desconfianza creciente dentro del alto mando militar están dejando entrever una crisis más profunda: conflictos de liderazgo y cultura de opacidad.
Además, esto ocurre en paralelo a la instalación de una conexión de internet no asegurada en la oficina del secretario, algo que evade los protocolos de ciberseguridad del Pentágono. Al menos dos asesores han sido interrogados sobre si recibieron órdenes de borrar mensajes o manipular evidencia dentro de sus dispositivos móviles.
El otro frente: Trump sigue respaldando a Hegseth
Pese a la creciente presión política, el expresidente Donald Trump se ha solidarizado con Hegseth. Durante su discurso en el cementerio nacional de Arlington en el Día de los Caídos, declaró: “Pasó por mucho, pero está haciendo un gran trabajo”. Este tipo de respaldo ha levantado cejas en ambos partidos, ya que pone sobre la mesa la politización de funciones militares críticas.
El contexto geopolítico: ¿qué motivó el ataque en Yemen?
El ataque del 15 de marzo no fue una operación rutinaria. Fue una respuesta a la escalada de ataques por parte de los hutíes yemeníes contra embarcaciones en el Mar Rojo y el Golfo de Adén. Entre noviembre de 2023 y enero de 2024, se registraron más de 100 ataques a cargueros, dos de los cuales fueron hundidos, causando la muerte de cuatro marinos.
Los hutíes alegaron que sus ataques buscaban obligar a Israel a detener su operación militar en Gaza. Washington, por su parte, legitimó su intervención como una forma de proteger rutas de comercio internacional críticas.
¿Impune por rango?
“Si un teniente hubiera hecho esto, ya habría sido expulsado de las fuerzas armadas”, afirmó un veterano militar bajo condición de anonimato. La asimetría de consecuencias que se observa entre oficiales de alto rango como Hegseth y personal militar de rangos medios y bajos está exacerbando la desconfianza dentro de las filas castrenses.
La senadora Elizabeth Warren ha pedido una auditoría completa de comunicaciones no oficiales dentro del Pentágono, calificando estas prácticas como “una amenaza directa a la seguridad nacional”. El senador Jack Reed, demócrata de Rhode Island y presidente del Comité de Servicios Armados, también expresó preocupación: “Esta falta de disciplina nos pone a todos en riesgo”.
Precedentes históricos
- En 2010, el caso de Bradley Manning (hoy Chelsea Manning) reveló cómo malas prácticas en el manejo de información pueden desembocar en masivas filtraciones. Fue condenado a 35 años de prisión (de los cuales cumplió siete antes de ser indultado).
- En 2020, el entonces presidente Trump fue ampliamente criticado por discutir tácticas militares abiertamente en entrevistas con el periodista Bob Woodward.
- En 2023, un soldado de la Guardia Nacional de Massachusetts fue arrestado por filtrar documentos del Pentágono sobre la guerra en Ucrania en un grupo de Discord.
Más allá de Signal: el problema es cultural
El uso inadecuado de plataformas como Signal y la instalación de redes no autorizadas implican un patrón cultural dentro del liderazgo del Departamento de Defensa bajo Hegseth. Este patrón se nutre de una flexibilidad moral preocupante, donde se busca “coordinar con la prensa” o simplemente “acelerar decisiones” sin importar canales oficiales o la privacidad de los datos sensibles.
Expertos en ciberseguridad insisten en que cualquier plataforma no autorizada representa un “riesgo vectorial” para informar al enemigo, especialmente en momentos tan críticos como antes de un bombardeo.
El rol del Congreso y la percepción pública
Con su audiencia programada para la próxima semana, Hegseth enfrentará preguntas duras bajo juramento. Tanto republicanos como demócratas están exigiendo transparencia y están listos para interrogarlo sobre el uso indebido de Signal, el acceso al dispositivo personal del secretario (incluyendo quién tenía acceso) y si hubo órdenes explícitas para borrar mensajes comprometedores.
La percepción pública también es crucial. En una encuesta realizada por la Military Times a veteranos y miembros activos, un 71% de los encuestados considera “inaceptable” que se compartiera información sobre operaciones antes de su ejecución vía textos no autorizados.
¿Cuál será el desenlace?
El Inspector General ya ha comenzado a entrevistar a personal vigente y anterior del pentágono ligado a Hegseth en torno al día de los ataques. ¿Quién tuvo el teléfono en la mano? ¿Quién redactó los mensajes? ¿Quién sugirió borrarlos? Estas son preguntas con implicaciones legales y operativas severas.
Mientras se desenvuelve esta historia, el foco está nuevamente sobre Trump, quien con sus respaldos personales a figuras militares leales, trastoca la división tradicional entre política y mando operativo. Hegseth no es el primero que enfrenta este parangón... pero podría ser el más mediático.
Puede que en las próximas semanas, el nombre de Pete Hegseth pase de titular incómodo a símbolo de un debate más profundo sobre hasta qué punto puede extenderse el poder informal dentro de las fuerzas armadas estadounidenses, y cómo se debe gestionar el uso civil de plataformas tecnológicas en ambientes de guerra.