Hambre, guerra y abandono: Haití y Gaza enfrentan crisis humanitarias al borde del colapso

Mientras el mundo gira la vista hacia otros conflictos, Haití y Gaza viven emergencias alimentarias sin precedentes, entre el caos político y la violencia estructural.

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El hambre más allá de las cifras: cuando el cuerpo ya no aguanta

En medio de un mundo saturado de conflictos, la realidad de millones de personas queda sepultada bajo capas de indiferencia y prioridades políticas. Hoy, tanto Haití como la Franja de Gaza se sumergen en la miseria alimentaria y el colapso humanitario. Más de 2 millones de haitianos enfrentan hambre severa, incluidos 8.500 en fase 5 —la categoría más crítica de la Clasificación Integrada de Seguridad Alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés)—, donde la hambruna ya no es una amenaza, sino una realidad cotidiana. Por otro lado, en Gaza, el 100% de la población está en riesgo de malnutrición aguda, y 1 de cada 5 palestinos está al borde de la inanición, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Haití: hambre, violencia y un Estado ausente

Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, Haití ha experimentado un deterioro institucional y social acelerado. Hoy, las pandillas controlan el 85% de Puerto Príncipe, la capital, obligando a más de 1 millón de personas a desplazarse. Esta crisis de desplazamiento ha exacerbado la inseguridad alimentaria en un país donde ya el 50% de la población necesita ayuda alimentaria urgente.

La situación es tan grave que Haití se encuentra entre los cinco únicos países en todo el mundo con población en fase 5 de hambruna catastrófica, junto con Somalia, Sudán del Sur, Yemen y Afganistán.

Sin fondos, sin alimentos y sin futuro

El PMA lanzó un llamado urgente por $46 millones de dólares para cubrir necesidades alimentarias durante seis meses en Haití. “Empezamos la temporada de huracanes sin alimentos ni fondos para responder a emergencias”, alertó Lola Castro, directora regional del PMA para América Latina y el Caribe.

Este año, el PMA solo ha podido proporcionar ayuda a 1,3 millones de haitianos gracias a remanentes de presupuesto no utilizado en 2023. Pero con almacenes vacíos y sin acceso a recursos inmediatos, cualquier tormenta podría empujar a cientos de miles más al borde del colapso.

Datos clave en Haití:

  • 5,7 millones de personas necesitan ayuda alimentaria urgente
  • 2 millones se encuentran en las categorías más graves según el IPC
  • 8.500 personas están en fase 5: hambruna catastrófica
  • Más de 1 millón de desplazados por violencia de pandillas

Educación en riesgo: medio millón de niños sin comida escolar

En años anteriores, el PMA proveía un almuerzo escolar diario a 500.000 niños haitianos. Pero sin nuevo financiamiento, ese número se reducirá a la mitad.

Una sola tormenta puede volver a poner en emergencia humanitaria a cientos de miles”, advirtió Castro. Y ese es el nivel de vulnerabilidad al que se ha llegado: un huracán lejos de ser extraordinario en el Caribe puede desatar un desastre de hambre masiva.

Gaza: la festividad de la carne sin carne

Mientras en Haití se implora por ayuda, Gaza ni siquiera puede celebrar la vida dentro de la muerte. En pleno Eid al-Adha, la festividad islámica del sacrifico, no hay carne que compartir ni alegría que fingir. El 99% del ganado avícola y el 96% del ganado mayor han muerto debido a 20 meses de bombardeos israelíes, mientras que el 95% de los cultivos son ahora inservibles o inaccesibles.

La tradición dicta sacrificar animales para compartir con los más necesitados —una práctica hoy casi imposible donde el pan es lujo.

No puedo ni comprar pan. No hay carne, no hay verduras”, dice Abdel Rahman Madi, desplazado en el sur de Gaza. Una multitud observa ovejas en un corral improvisado con la esperanza de adquirir alguna, pero nadie puede pagar sus precios, inflados en un mercado desecho por la guerra.

Desplazamiento masivo y bloqueo humanitario

Israel cerró completamente el ingreso de alimentos durante más de dos meses para presionar a Hamas por los rehenes capturados el 7 de octubre de 2023. A pesar de una leve flexibilización reciente, el flujo de ayuda sigue siendo mínimo y errático por restricciones militares y saqueos.

  • 2,3 millones de habitantes están desplazados o han cambiado de refugio múltiples veces
  • El 100% de la población está en situación grave de inseguridad alimentaria
  • 1 de cada 5 personas enfrenta inanición inminente

Durante estos cuatro Eids, no hemos sentido alegría, ni sacrificio, ni dulces, ni ropa nueva”, lamenta Karima Nejelli, desplazada de Rafah. La guerra no sólo ha destruido infraestructura; ha devastado los rituales que sostienen el tejido social.

¿Dónde están los grandes donantes?

En 2024, los recortes del presupuesto estadounidense al PMA han mermado la asistencia en todas las regiones. Estados Unidos históricamente aportaba cerca del 50% de los fondos del programa, pero las prioridades han cambiado. Y la ayuda se desvanece.

Mientras tanto, la directora del PMA, Castro, lanza un último pedido: “Haití no debe ser olvidado. Debemos sostener la línea contra el hambre”. La situación en Gaza, por su parte, ni siquiera tiene un canal de financiamiento claro: las restricciones israelíes impiden operaciones plenas del PMA y otras agencias.

La protesta en el mar: activistas levantan la voz

En el mar Mediterráneo, un barco de la Coalición de Flotilla de la Libertad —con la activista Greta Thunberg a bordo— intenta llevar ayuda humanitaria a Gaza y burlar el bloqueo naval impuesto por Israel. Durante su travesía, rescataron a cuatro migrantes que saltaron al mar para evitar ser arrestados por la Guardia Costera libia.

Liam Cunningham, actor de Game of Thrones, y la eurodiputada Rima Hassan, también integran la misión, que fue atacada con drones semanas atrás. “Hay una crisis humanitaria alimentada por decisiones políticas”, advirtió Hassan. Ningún barco cargado de ayuda debería ser blanco de ataques.

¿Por qué ignoramos el hambre hasta que se vuelve mediática?

La tragedia en Haití y Gaza no está marcada por un desastre natural repentino, sino por una combinación prolongada de negligencia internacional, violencia estructural e indiferencia política. Las cámaras sólo apuntan cuando el horror ya es inevitable, cuando niños mueren ante tribunales visuales que poco pueden hacer —ya demasiado tarde.

Ambos contextos comparten una verdad irrefutable: el hambre no es solo una crisis alimentaria, sino un fracaso ético compartido. En Gaza, la comida se convierte en resistencia; en Haití, en ausencia. Pero en ambos lugares, representa una llamada urgente para quienes aún tienen el privilegio de actuar.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press