“Sinners”: El filme que dio voz y rostro auténtico a la cultura Choctaw

La representación fidedigna de los pueblos originarios conquista Hollywood con la participación real del pueblo Choctaw en el terror urbano más taquillero del año.

La representación cultural como eje narrativo

La industria cinematográfica ha sido durante décadas un espejo distorsionado de muchas culturas del mundo. Pueblos originarios, comunidades afrodescendientes y otros grupos históricamente marginados no solo han sido subrepresentados, sino también retratados a través de estereotipos, olvidos y falsedades. Sin embargo, el nuevo éxito de taquilla “Sinners” ha dado un paso hacia la reparación simbólica, al brindar una visión respetuosa y fidedigna de la Nación Choctaw.

La película, protagonizada por Michael B. Jordan como un cazador de vampiros urbano redimido, ha causado furor no solo por su acción intensa y su propuesta gótica moderna, sino también por incluir una escena crucial representando de manera genuina a la Banda de Indígenas Choctaw de Mississippi. El momento puede parecer breve, pero su impacto cultural ha sido inmenso, según los propios miembros de la comunidad.

Una escena, una historia ancestral completa

En un momento clave del filme, un grupo de Choctaw se presenta a caballo y en un viejo camión en una granja, ofreciendo ayuda a una pareja amenazada. Hablan su lengua originaria, usan indumentaria cuidadosamente seleccionada por consultores culturales, y reflejan actitudes propias de la comunidad en los años 30, periodo en el que está ambientada la historia.

Para personas como Cynthia Massey, consultora cultural del filme y encargada del Chahta Immi Cultural Center, esta escena representa un momento histórico. “No había visto otra película donde se hablara correctamente nuestra lengua”, expresó con emoción.

Una colaboración basada en el respeto

Los directores del filme, Ryan Coogler y Zinzi Coogler, junto al productor Sev Ohanian, fundadores de Proximity Media, priorizaron desde el inicio una representación veraz y respetuosa. Invitaron a Massey, junto a Sherrill Nickey y Jay Wesley, director del departamento cultural Choctaw, a formar parte integral del proceso creativo.

Jay Wesley incluso participó como actor y fue clave conectando a los cineastas con otros intérpretes y con archivos históricos. “Me sentí honrado y conmovido al ver la sinceridad con la que querían representar nuestra historia”, dijo Wesley. Su hija, Jaeden Wesley, estudiante de la UCLA, también dejó huella en la película al interpretar un canto de guerra Choctaw que puede oírse al inicio del filme.

Precisión histórica: del archivo a la cámara

Los consultores pasaron semanas investigando documentos y fotografías antiguas. Todo debía sincronizarse al contexto de los años 30: desde la forma de vestir, los patrones de colores en textiles, hasta los artefactos utilizados en el día a día. Los resultados no solo aparecen en pantalla; ahora parte del vestuario se encuentra exhibido en una muestra dedicada al filme dentro del Chahta Immi Cultural Center.

Servimos para nuestra propia gente, incluso en un fragmento de segundo”, dijo Jaeden Wesley al recordar la grabación de su canto.

Una experiencia que trasciende la pantalla

El impacto positivo ha rebasado los límites del cine. La comunidad de Clarksdale, Mississippi —donde se desarrolla la película— escribió una carta abierta agradeciendo a los cineastas. Coogler y compañía no solo recibieron la misiva: asistieron a una proyección especial en el pueblo, reforzando el lazo entre producción y comunidad.

Espero que esto inspire a otros cineastas a buscar autenticidad y a explorar la riqueza de culturas ocultas a simple vista”, declaró Ohanian. Él mismo denunció la manera en que Hollywood históricamente ha distorsionado o invisibilizado a grupos no blancos.

Una oportunidad para revitalizar la identidad

Más allá de la visibilidad, el reconocimiento ha generado un renovado sentimiento de orgullo dentro de la comunidad Choctaw. Sherrill Nickey confía que la película impulse un renacimiento cultural, especialmente entre los jóvenes, a quienes les preocupa la pérdida del idioma ancestral. “Muchos niños ya no hablan nuestra lengua, solo inglés. Quiero que sepan que está bien hablar como hablaban nuestros abuelos”, compartió con esperanza.

El idioma Choctaw, una lengua muskogi, ha estado en peligro crítico de extinción durante décadas. Según datos de Ethnologue, en 2023 solo quedaban unos 10,000 hablantes nativos, muchos de ellos ancianos. Por eso, incluir el idioma en una producción de alcance global tiene un valor incalculable.

Hollywood y la deuda cultural

Durante mucho tiempo, Hollywood ha ofrecido versiones blancas de la historia estadounidense. Personajes indígenas han sido frecuentemente caricaturizados o reemplazados por actores no indígenas, una práctica que se remonta a los inicios de la industria. Películas como The Searchers (1956) o Dances with Wolves (1990), aunque populares, han sido criticadas por centrar la narrativa en protagonistas blancos y por distorsionar la realidad indígena.

La llegada de proyectos como “Sinners” podría marcar un giro estructural. Al involucrar activamente a las comunidades representadas, se logra un cine no solo más auténtico, sino también más profundo y enriquecedor.

Narrativas con corazón y raíces

Este tipo de colaboraciones permiten que la ficción se convierta en una poderosa herramienta educativa. Los espectadores no solo presencian eventos sobrenaturales a través del lente de un cazador de vampiros, también descubren tradiciones, cosmovisiones y expresiones culturales reales.

Coogler, reconocido por su trabajo en Black Panther, ha demostrado nuevamente que el arte visual puede ser político, cultural y transformador. La inclusión del pueblo Choctaw en el universo de Sinners no es solo decorativa, es esencial para su narrativa.

Con este filme, demostramos que se puede contar una historia con raíces profundas y respeto verdadero. No es solo agregar diversidad, sino darle protagonismo”, afirmaron los cineastas.

Un llamado a la acción cultural

Hoy, “Sinners” actúa como un modelo ejemplar dentro de la industria. Representar correctamente a una cultura puede fortalecer identidades, rescatar memorias y construir puentes hacia una historia más inclusiva. Unos minutos de metraje bien producidos pueden generar un eco de orgullo entre generaciones enteras.

Tenemos solo 350,000 acres de todo lo que fue tierra Choctaw”, dice Cynthia Massey, recordando el despojo y desplazamiento sufrido por su pueblo. “A través del cine, ganamos algo de ese territorio simbólicamente de regreso”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press