¿Quién firma desde la Casa Blanca? El escándalo del autopen y la guerra de narrativas en la política de Trump

La nueva batalla de Trump contra Biden resucita viejas prácticas presidenciales y plantea preguntas sobre legitimidad, poder y percepción pública

La acusación que reaviva la controversia

Donald Trump, el expresidente de Estados Unidos, ha regresado con fuerza a la escena mediática tras lanzar acusaciones incendiarias contra su predecesor, Joe Biden. En una conferencia reciente en la Oficina Oval, Trump declaró que "quienquiera que usara el autopen era, esencialmente, el presidente", insinuando que el verdadero poder detrás de las decisiones ejecutivas de Biden no era él, sino personas en las sombras.

Esta declaración, cargada de dramatismo político, ha desatado una nueva ola de controversias. ¿Qué hay detrás del uso del llamado "autopen"? ¿Se trata realmente de una usurpación del poder presidencial como dice Trump, o simplemente de una herramienta burocrática más que lleva décadas en funcionamiento?

¿Qué es el autopen y desde cuándo se usa?

El autopen es una máquina mecánica que replica la firma de una persona con una precisión suficiente como para autenticar oficialmente documentos. Su uso en la política estadounidense no es nuevo. Desde la década de 1950, presidentes como Dwight Eisenhower comenzaron a utilizar esta tecnología para firmar cartas y documentos en masa.

La controversia sobre su uso en documentos oficiales de alto nivel, como órdenes ejecutivas o indultos, ha existido durante años. Sin embargo, tanto administraciones republicanas como demócratas han reconocido pública y legalmente su validez bajo ciertas condiciones. De hecho, el Departamento de Justicia ha señalado varias veces que su uso es constitucional mientras el presidente autorice explícitamente su aplicación para un documento específico.

"El uso de un autopen no equivale a una transferencia de poder, sino a una delegación controlada de mecanismos administrativos", afirma el constitucionalista Jonathan Turley.

Trump contra Biden: más que una firma

Pero Trump no se detuvo en los detalles técnicos. Acusó que detrás del uso del autopen podría esconderse un intento deliberado de sus asesores por ocultar un presunto deterioro cognitivo de Biden, tema recurrente en los discursos de la oposición republicana.

En un memorando firmado esta semana, Trump argumentó que este uso repetido del autopen crea dudas sobre la legitimidad de las decisiones tomadas durante el mandato de Biden. No presentó pruebas, pero exigió una investigación a cargo del fiscal general Pam Bondi y del abogado de la Casa Blanca, David Warrington.

El memo también calificó esta práctica como "uno de los escándalos más peligrosos y preocupantes en la historia de Estados Unidos", acusando directamente a los ayudantes presidenciales de usurpar facultades del ejecutivo.

La Casa Blanca responde

En una rara declaración combativa, Joe Biden replicó con contundencia:

"Tomé todas las decisiones durante mi presidencia. Cualquier sugerencia de que no lo hice es ridícula y falsa", dijo el mandatario.

La Casa Blanca añadió que todas las acciones firmadas con autopen fueron previamente autorizadas por el presidente, y que su uso fue transparente y frecuente durante la pandemia por COVID-19, precisamente para manejar la gran cantidad de documentación sanitaria, legislativa y económica.

Un ataque con trasfondo político

Todo esto ocurre en el contexto del regreso electoral de Trump, quien se postula nuevamente a la presidencia en 2024. Para muchos analistas, el asunto del autopen no es más que una estrategia para reforzar la narrativa de ilegitimidad que ha venido sosteniendo desde que perdió en 2020.

Desde entonces, ha insistido públicamente —y sin pruebas— que le "robaron" la elección. El tema del autopen funciona como un nuevo catalizador para ese mensaje: alimentar la desconfianza y sembrar dudas sobre la capacidad y autenticidad del ejercicio presidencial de Biden.

Los «asesores en la sombra»: ¿realidad o ficción política?

La parte más incendiaria del discurso de Trump señala directamente a asesores clave de Biden, como Mike Donilon, Anita Dunn, Ron Klain y Steve Ricchetti. El Comité de Supervisión de la Cámara Baja, liderado por el republicano James Comer, ha solicitado entrevistas transcritas con ellos para determinar "quién estaba realmente al mando".

Comer afirma que "estos asesores eran testigos oculares del estado cognitivo de Biden y de la operación interna de la Casa Blanca". Incluso amenazó con emitir citaciones legales si no se presentan voluntariamente.

El precedente: ¿se ha usado el autopen en momentos críticos?

  • En 2011, el presidente Barack Obama autorizó la firma del Patriot Act usando un autopen debido a que se encontraba en Europa.
  • George W. Bush lo utilizó para correspondencia oficial con soldados y familias militares.
  • Incluso en la década de 1980, Ronald Reagan lo usó para firmar felicitaciones y condolencias a ciudadanos estadounidenses.

Pero nunca, hasta ahora, había sido el epicentro de una acusación que implicara una presunta conspiración ejecutiva.

¿Es ilegal usar el autopen?

La respuesta breve es: no.

La legitimidad del autopen ha sido ampliamente aceptada por el Departamento de Justicia, siempre que haya una autorización explícita del presidente. En otras palabras: la firma automatizada es válida si proviene de la voluntad del mandatario.

No obstante, el argumento emocional y sensacionalista de Trump lleva el debate a otro nivel: la percepción. Puede que el uso sea legal, pero si logra convencer a los ciudadanos de que hubo una manipulación del poder, entonces la validez política (aunque no legal) se pone en entredicho.

¿Puede Trump dar marcha a una investigación real?

Legalmente, no hay fundamentos actuales suficientes para iniciar una investigación formal que tenga peso judicial. El uso del autopen ha sido defendido, usado y documentado por múltiples administraciones. Sin embargo, en el plano político, sí puede representar un arma poderosa.

La polarización en Estados Unidos hace que una parte del electorado esté dispuesta a creer sin pruebas en estas acusaciones, lo que crea una atmósfera de incertidumbre útil para la campaña de Trump.

El impacto mediático y electoral

El escándalo del autopen podría parecer menor en comparación con otros eventos históricos, pero su relevancia radica en su valor simbólico. Representa un ataque directo a la autoridad de Biden, a su credibilidad como líder y, sobre todo, a la idea de que está al mando.

En una era donde la ".veracidad" de una narrativa muchas veces pesa más que la verdad misma, este episodio puede influir notablemente en la opinión pública, especialmente entre votantes indecisos.

¿Qué esperar en los próximos meses?

Tanto republicanos como demócratas siguen movilizando sus bases. El Comité de Supervisión se dispone a citar oficialmente a los asesores mencionados, y es probable que medios afines a cada partido alimenten versiones opuestas de este caso.

Mientras tanto, la figura de Trump sigue generando titular tras titular, demostrando que su capacidad para marcar la agenda mediática permanece intacta.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press