¿Legalizar la marihuana en Carolina del Norte? El gran dilema del cannabis ‘salvaje’
Entre el descontrol del mercado de cáñamo y el auge de productos intoxicantes, el estado se plantea un cambio radical en su política
Un estado rezagado en la regulación del cannabis
Carolina del Norte se encuentra en una encrucijada: mientras una gran mayoría de estados en EE.UU. han legalizado el uso medicinal e incluso recreativo de la marihuana, este estado del sureste aún prohíbe ambas formas. Sin embargo, esta realidad podría cambiar próximamente. El gobernador demócrata Josh Stein ha dado un paso audaz al firmar una orden ejecutiva que crea un Consejo Asesor Estatal sobre Cannabis, con el objetivo de recomponer el caos normativo y proponer una política integral sobre el uso, venta y regulación del cannabis, incluyendo su potencial legalización para adultos. Esta medida llega en un contexto marcado por un mercado desregulado donde productos derivados del cáñamo se pueden obtener con facilidad en tiendas de vaporizadores y gasolineras.El Wild West del cáñamo: una realidad sin restricciones
Actualmente, el cáñamo es legal en Carolina del Norte siempre que contenga menos de 0.3% de THC, el componente psicoactivo más conocido del cannabis. Esta diferencia ha permitido a empresas desarrollar productos principalmente con CBD, otro cannabinoide sin efectos intoxicantes y con propiedades terapéuticas. Sin embargo, la creciente sofisticación de estas compañías ha llevado a la extracción sintética o química de THC a partir del cáñamo, generando comerciales que venden productos que efectivamente ‘colocan’ como la marihuana, pero evadiendo toda regulación estricta. Esta situación ha dado pie a lo que Stein describe como un mercado "salvaje", en el que incluso niños pueden acceder a productos con THC intoxicante sin restricciones.Una nueva hoja de ruta: El Consejo Asesor
La orden ejecutiva firmada por Stein nombra un consejo de 24 miembros que incluye representantes de agencias estatales, cuerpos policiales, legisladores tanto demócratas como republicanos, y miembros de la Banda Oriental de Indios Cherokee. Este grupo tiene la misión, nada sencilla, de presentar el próximo 15 de marzo una propuesta preliminar de legislación que establezca una política integral sobre el cannabis, con recomendaciones finales para fines de 2026. Una política que, según el propio Stein, debe:- Permitir la venta legal a adultos
- Proteger especialmente a los menores de edad
- Promover la seguridad y salud pública
- Apoyar al sector agrícola del estado
- Eliminar antecedentes penales por simple posesión de THC
- Incluir tributación e inversión en salud mental y programas de tratamiento
¿Quién apoya este cambio?
Las opiniones están lejos de estar unificadas. No obstante, el consejo incluye voces influyentes del Partido Republicano como el senador Bill Rabon, defensor de años de la marihuana medicinal en la Asamblea General, y el representante John Bell, ejecutivo de una empresa productora de cáñamo que aboga por reglas claras en el sector. Bell ha insistido en la necesidad de imponer estándares de empaque más seguros que eviten que los productos se comercialicen en formas atractivas para los niños, como gomitas o bebidas con apariencia inocente. Rabon, por su parte, ve la marihuana medicinal como una herramienta terapéutica válida que el estado debería adoptar cuanto antes.Un precedente tribal: los Cherokee
Desde 2023, la Banda Oriental de Indios Cherokee opera un dispensario de marihuana legal en su territorio soberano, donde adultos mayores de 21 años pueden comprar legalmente cannabis. En muchos sentidos, esta operación se ha convertido en un experimento de microescala que demuestra las oportunidades —y desafíos— que podría traer una legalización estatal. Las ventas han sido significativas, y las autoridades tribales han implementado sistemas de identificación estricta, permisos de cultivo controlado y campañas educativas sobre riesgos del consumo en menores. Este modelo ha servido de inspiración para algunos miembros del nuevo Consejo Asesor.Un cambio que el país ya asumió
Según la National Conference of State Legislatures, 39 estados y el Distrito de Columbia permiten el uso médico del cannabis, mientras que más de la mitad han legalizado su uso recreativo en alguna medida. El contraste con Carolina del Norte es cada vez más evidente. En estados como Virginia o Maryland —vecinos geográficos— ya existen leyes que regulan la venta, poseen agencias estatales para supervisar dispensarios y han establecido bancas fiscales para invertir los ingresos tributarios en programas de salud y seguridad.Los menores, el punto de inflexión
Josh Stein ha enfatizado que su apoyo a la legalización está basado en una visión de elección adulta informada, pero con férreas barreras de acceso para niños y adolescentes. "Creo que los adultos deben poder elegir, pero deben contar con información y protección", declaró recientemente a WRAL-TV. Este enfoque se inspira en estrategias adoptadas en estados como Colorado y California, que han implementado campañas educativas en las escuelas, regulaciones de marketing similares a las del tabaco y sanciones severas para tiendas que vendan productos a menores.Oportunidades económicas: ¿vale la pena legalizar?
Varios estudios sugieren que la legalización del cannabis puede traer enormes impactos fiscales positivos. Un informe de New Frontier Data proyectó que para 2025 la industria legal del cannabis en EE.UU. generaría más de $41.5 mil millones de dólares anuales, y podría crear hasta 659,000 empleos. Además, la imposición de tasas de impuestos sobre productos con alto contenido de THC podría aportar millones a las arcas del estado. Stein ya ha mencionado que parte de los fondos recaudados deberían destinarse a:- Tratamientos de adicción y salud mental
- Campañas de prevención contra la conducción bajo efectos psicoactivos
- Proyectos agrícolas para cultivadores locales
La otra cara de la moneda: opiniones disidentes
Por supuesto, no todo el mundo está a favor. Organizaciones de padres, asociaciones médicas conservadoras y algunos sectores religiosos han mostrado su preocupación por normalizar el consumo de una sustancia que, a su juicio, puede derivar en aumentos de accidentes de tráfico, dependencia y deterioro cognitivo. Además, varios alguaciles del estado han señalado que una despenalización podría aumentar delitos asociados al narcotráfico, aunque otros opinan lo contrario: que la legalización eliminaría las ganancias del mercado negro.¿Y el Congreso Estatal?
El principal punto de bloqueo históricamente ha sido la Cámara de Representantes. Aunque el Senado ha aprobado en otras ocasiones medidas para la introducción de marihuana medicinal, no han prosperado en la Cámara Baja. No obstante, la creciente presión popular, los ejemplos de éxito en otros estados, el caso Cherokee y la urgencia de controlar un mercado a la deriva, podrían cambiar el curso del debate en 2025, especialmente con nuevas recomendaciones del Consejo en la mesa.¿Reforma o revolución?
Carolina del Norte está en el umbral de una transformación normativa que podría cambiar profundamente la relación de sus ciudadanos con el cannabis. Hoy, el estado se enfrenta a una elección crucial: regular un mercado desenfrenado y proteger a su población, o continuar inmerso en una zona gris donde las leyes no alcanzan la realidad. En palabras del gobernador Stein: “Podemos trabajar juntos para encontrar una solución equilibrada: que respete los derechos de los adultos, mantenga seguros a nuestros niños y genere beneficios económicos para todos.” Este artículo fue redactado con información de Associated Press