¿Descoronar para proteger? La polémica y efectiva estrategia para salvar rinocerontes
Una investigación en Sudáfrica confirma que deshornear rinocerontes reduce drásticamente la caza furtiva. Pero la medida genera resistencias: ¿puede una especie sobrevivir sin su rasgo más distintivo?
Una solución radical con resultados sorprendentes
Desde hace más de 30 años, una extraña escena se repite en diversas reservas naturales del sur de África: rinocerontes sedados, equipados con vendas en los ojos, son cuidadosamente intervenidos por veterinarios mientras sus emblemáticos cuernos son removidos con sierras eléctricas. Lo que podría parecer brutal forma parte de una de las estrategias más eficaces contra la caza furtiva: el deshorneado de rinocerontes.
Hasta ahora, la efectividad de esta medida era más una suposición que una certeza científica. Eso cambió con la publicación de una investigación sin precedentes en la revista Science, que analizó datos entre 2017 y 2023 en 11 reservas ubicadas dentro y alrededor del Parque Nacional Kruger, en el norte de Sudáfrica.
El dilema entre biología y supervivencia
Los resultados hablan por sí solos: hubo una reducción del 78% en la caza furtiva en las reservas donde se aplicó el deshorneado comparado con aquellas que no lo hicieron. "Es una intervención muy efectiva. No hay duda de que salvó cientos de vidas de rinocerontes", afirmó Tim Kuiper, científico de biodiversidad de la Universidad Nelson Mandela y autor principal del estudio.
El estudio resuelve, al menos parcialmente, el dilema ético y práctico que enfrenta la conservación de estos animales: preservar su estructura natural —y su símbolo más icónico— o asegurar su supervivencia inmediata frente a cazadores que valoran el cuerno de rinoceronte más que la vida que lo porta.
Un oro biológico: ¿por qué se cazan a los rinocerontes?
Los cuernos de rinoceronte, compuestos de queratina (el mismo material de uñas y cabello humanos), son codiciados en mercados ilegales del sudeste asiático y China. Allí, se cree que tienen propiedades medicinales, aunque no existe base científica que respalde esos supuestos beneficios. Aun así, un cuerno puede alcanzar valores de hasta $60,000 por kilo, superando incluso al oro o la cocaína en el mercado negro.
Kruger, el epicentro del drama
Sudáfrica alberga al 70% de la población mundial de rinocerontes. Solo el Parque Nacional Kruger contiene alrededor del 25% de todos los existentes en el planeta. Esta concentración convierte a la región en un imán para bandas armadas organizadas que operan con equipamiento militar, como visores nocturnos, armas largas y helicópteros.
La lucha frontal, aunque efectiva, no es suficiente. Por eso surgieron enfocadas estrategias preventivas como el deshorneado, donde se busca eliminar el “valor” del animal para el cazador antes de que este dispare.
Una medida polémica
El corte del cuerno no está exento de críticas. Organizaciones de derechos animales denuncian que fuerza a los rinocerontes a vivir como sombras de sí mismos. También hay ecólogos que alertan sobre su impacto en el comportamiento y ecología de los animales.
Vanessa Duthe, investigadora no asociada con el estudio pero especializada en rinocerontes, advierte que los cuernos cumplen múltiples funciones: defensa contra depredadores, competencia entre machos, búsqueda de alimento —sobre todo en el caso del rinoceronte negro— y socialización.
Además, algunos estudios muestran que los rinocerontes deshornados tienden a reducir considerablemente su rango de movimiento, posiblemente como medida adaptativa ante la falta de su principal herramienta defensiva.
¿Qué tan invasivo es el proceso?
Lejos de la escena brutal que muchos imaginan, el procedimiento ha evolucionado significativamente desde que se implementó por primera vez en 1989. Hoy en día, el proceso dura menos de 10 minutos, y se realiza con anestesia total para el animal, vendajes en los ojos, tapones auditivos y bajo supervisión veterinaria.
Además, estos momentos sirven para colocar microchips y tomar muestras biológicas que pueden resultar vitales en investigaciones futuras e incluso en esfuerzos de clonación o reproducción asistida.
¿Estamos creando una especie sin identidad?
La preocupación de algunos especialistas radica en lo que proyecta el futuro: ¿estamos criando generaciones de rinocerontes que nacerán y serán sistemáticamente deshornados durante toda su vida? ¿Qué consecuencias tendrá para la especie perder su principal característica?
“Claro que es una pérdida”, afirma Tim Kuiper. “Es una gran parte de lo que hace al rinoceronte ser un rinoceronte: tener un cuerno. Pero estamos ante una decisión cruel: quitarlo o dejarlos morir”.
Alternativas insuficientes
Si bien el deshorneado demuestra ser eficaz, no se trata de una solución total. En 2023, Sudáfrica reportó más de 400 rinocerontes muertos a manos de cazadores furtivos. Kuiper resalta que esta técnica debe complementarse con mayor inversión en seguridad, patrullas mejor equipadas y educación comunitaria.
“Nada reemplaza a una presencia humana fuerte y bien entrenada en zonas de conservación. Tampoco podemos luchar solos contra un mercado global, invisible y multimillonario”, advirtió.
Un nuevo paradigma en conservación
La evidencia científica finalmente respalda una práctica que muchos adoptaron a ciegas. Ahora, el deshorneado tendrá un enfoque más integral y posiblemente se expanda a otras zonas de África como Namibia, Zimbabwe y Kenia, que también enfrentan graves problemas de caza ilegal.
También podrían tomarse decisiones políticas más informadas y menos influenciadas por sentimentalismos. “Debemos velar por individualidades sin perder de vista el fin último: preservar una especie”, afirma Kuiper.
Los números no mienten
- 6,500 rinocerontes negros existen en el mundo (eran 70,000 en 1970).
- 17,500 rinocerontes blancos sobreviven hoy.
- La caza ilegal mató a más de 400 rinocerontes en Sudáfrica solo en 2023.
- El mercado negro valora el kilo de cuerno de rinoceronte en hasta $60,000.
Salvar sin destruir: el reto del siglo XXI
La disyuntiva no se resuelve fácilmente entre ética y ciencia, entre biología y conservación. Sin embargo, el estudio recién publicado ofrece un rayo de claridad en una lucha oscura y desigual.
Puede que el paisaje africano del futuro esté poblado por rinocerontes sin cuernos. Y aunque nos cause incomodidad estética o conceptual, podría ser la única forma de asegurar que sigan vivos, de que sigan siendo parte del mundo natural, aunque despojados de su corona.
En palabras del propio Kuiper: “Los cuernos pueden volver a crecer. La vida, no”.