Ucrania bajo fuego: El despiadado avance de los drones rusos y la guerra mediática entre sombras
Ataques nocturnos sobre ciudades civiles, tensiones geopolíticas y propaganda cruzada revelan las tácticas modernas de un conflicto que no cesa
Ucrania vuelve a quedar marcada por la tragedia. En la madrugada del jueves, drones rusos tipo Shahed impactaron contra zonas residenciales en Pryluky —al norte— y Járkiv —al este— dejando una estela de muerte y destrucción. Entre las víctimas fatales: un bebé de un año. Entre los heridos: niños, una mujer embarazada y una anciana de 93 años. Este brutal episodio no es aislado, sino parte de una escalada bélica donde los drones ya no son solo herramientas militares, sino instrumentos de terror psicológico y simbólico.
¿Qué está pasando en Ucrania?
El gobernador regional Viacheslav Chaus informó que seis drones Shahed impactaron en áreas residenciales de Pryluky, causando incendios, destrucción y las lamentables muertes de cinco personas. "Una de las víctimas era un niño de apenas un año", declaró con pesar. Estas agresiones ocurrieron horas después de una polémica conversación telefónica entre Donald Trump y Vladimir Putin, en la que, según el expresidente estadounidense, el líder ruso se comprometió "enérgicamente" a tomar represalias por recientes ataques ucranianos sobre aeródromos rusos.
En Járkiv, otro campo de batalla clave en el este ucraniano, ataques similares dejaron 17 heridos. Entre ellos, niños y mujeres embarazadas. Los drones impactaron sobre edificios de departamentos a la 1:05 a.m. hora local, provocando incendios y destruyendo automóviles particulares. El jefe regional Oleh Syniehubov denunció en su cuenta de Telegram que “el enemigo confirma nuevamente su táctica de terror solapado, atacando mientras la población duerme”.
Shahed: drones iraníes al servicio de Moscú
Los drones que llevaron a cabo estos ataques son conocidos como Shahed-136, suministrados por Irán a Rusia. Estos ingenios son baratos, eficaces y capaces de evadir defensas antiaéreas básicas. Diseñados como municiones merodeadoras, vuelan a baja altura durante la mayor parte del trayecto hasta encontrar su objetivo.
- Longitud: 3.5 metros
- Envergadura: 2.5 metros
- Alcance: hasta 2,000 km
- Carga explosiva: entre 30 y 50 kg
El uso de estos drones se ha intensificado desde 2022, marcando un antes y un después en la forma en que se libran los conflictos armados modernos. Su bajo costo y gran alcance los convierte en armas de disuasión masiva con un elevado impacto psicológico.
Putin, Trump y una llamada con implicaciones geopolíticas
Más allá de los hechos militares, el contexto político genera preocupación. La conversación telefónica entre Donald Trump y Vladimir Putin no ha sido confirmada por fuentes oficiales rusas, pero el expresidente estadounidense declaró que el líder del Kremlin le había asegurado “una respuesta proporcional” a los recientes ataques ucranianos contra instalaciones rusas.
Este tipo de declaraciones pueden interpretarse como un intento de justificar futuras agresiones en nombre de una "respuesta provocada". La comunidad internacional ha reaccionado con inquietud. Experto en relaciones internacionales de Brookings Institution, Fiona Hill, explica: “La narrativa de la provocación es una herramienta antigua de los regímenes autoritarios para legitimar represalias desproporcionadas bajo el paraguas de la defensa propia”.
La dimensión humana: Ucrania bajo asedio constante
Desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022, más de 10.000 civiles han perdido la vida según cifras confirmadas por la ONU. La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos destaca que al menos el 40% de estas víctimas son mujeres y niños.
Los ataques aéreos, especialmente con misiles y drones, han tenido un efecto devastador sobre las ciudades ucranianas. Infraestructura civil, hospitales, escuelas y estaciones eléctricas han sido blanco frecuente. Tal como explica el periodista del “Kyiv Independent” Illia Ponomarenko: “No se trata solo de objetivos estratégicos: el propósito es quebrar la voluntad de resistencia del pueblo ucraniano”.
Guerra psicológica y mediática: cuando el dron es mensaje
En los conflictos del siglo XXI, el componente informativo y emocional es tan crucial como el armamentístico. Atacar a las 2:00 a.m. una zona donde duermen niños, según expertos, envía una señal: “Somos imprevisibles y podemos dañarte cuando más vulnerable eres”.
La guerra mediática también juega un rol central. Moscú busca mostrar fuerza interna al pueblo ruso mientras victimiza su postura hacia el mundo. Por su parte, Kyiv necesita mantener la atención y apoyo internacional. Por ello, episodios como el de Pryluky se convierten en símbolos de resistencia, pero también de vulnerabilidad.
China, Taiwán y un frente paralelo que tensa aún más la cuerda global
Mientras los drones surcan los cielos ucranianos, otro capítulo tenso se escribe en Asia. China emitió órdenes de arresto contra 20 ciudadanos taiwaneses, a quienes acusa de ciberataques a su territorio continental, presuntamente financiados por el Partido Progresista Democrático de Taiwán (DPP). Además, prohibió relaciones comerciales con la empresa Sicuens International Company Ltd., señalando que su fundador, Puma Shen, es un “firme defensor del separatismo taiwanés”.
Shen dirige además la Kuma Academy, dedicada a preparar a la población taiwanesa ante una eventual invasión china. El gobierno chino ha declarado que jamás permitirá que individuos “anti-China” obtengan beneficios económicos dentro del país.
Este frente mediático y político sirve al régimen de Xi Jinping para mostrar fuerza ante su pueblo y sus adversarios, siguiendo una lógica similar a la de Rusia en Ucrania: quebrar los símbolos de independencia y unidad nacional de sus objetivos.
Una tormenta perfecta de drones, geopolítica y propaganda
Lo que ocurre en Ucrania y en el estrecho de Taiwán no son conflictos aislados. Son episodios de un nuevo orden mundial en construcción, donde el poder se mide tanto en misiles como en narrativas, tanto en muertos como en hashtags. Las víctimas de Pryluky y Járkiv no solo representan pérdidas humanas devastadoras; representan el precio de una batalla mayor, donde las democracias luchan por mantenerse en pie frente a autocracias que legitiman la violencia como instrumento estratégico.
Hoy, más que nunca, la verdadera lucha está en la verdad, en la memoria y en la preservación de la dignidad humana sobre el ruido de los drones y las mentiras del poder.