Lee Jae-myung y el giro histórico de Corea del Sur: desafíos, diplomacia e incertidumbre económica
El nuevo presidente surcoreano asume el poder en medio de una profunda crisis económica, tensiones geopolíticas e inestabilidad interna. ¿Puede su liderazgo redefinir el rumbo del país?
Un nuevo capítulo en la historia de Corea del Sur
El nuevo presidente de Corea del Sur, Lee Jae-myung, ha tomado las riendas del país en uno de los momentos más definitorios de su historia postmoderna. Su ascenso al poder, tras una elección marcada por el escándalo y el drama político, supone no solo el inicio de un nuevo mandato sino también una oportunidad para redirigir a la nación tras meses de incertidumbre, militarización y parálisis estatal.
El legado de la ley marcial y su sombra en el presente
La abrupta salida del ex presidente conservador Yoon Suk Yeol dejó una herencia peligrosa. En diciembre impuso la ley marcial, lo que desató una ola de temor ciudadano, movilización social e indignación internacional. Esta maniobra, calificada por analistas como un intento de consolidar poder autocráticamente, llevó al país a un paroxismo político del que aún no se recupera del todo.
Lee, pese a prometer unidad y reconciliación política, ha anunciado una investigación profunda sobre tal maniobra, lo que podría implicar consecuencias penales serias para Yoon, actualmente pendiente de juicio por rebelión—aunque la sombra del revanchismo político planea sobre estos movimientos.
La fragilidad económica: un reto inmediato
La economía surcoreana ha dado señales alarmantes en los meses previos a la elección. Min Joo Kang, economista de ING, advirtió que incluso antes del impacto pleno de los aranceles promovidos por Donald Trump, la economía del país ya presentaba una contracción del 0,2% en el primer trimestre de 2025.
Las causas son múltiples:
- Caída del consumo interno
- Pérdida de competitividad exportadora debido a los aranceles y guerras comerciales
- Endeudamiento históricamente alto de los hogares surcoreanos
- Disminución de la inversión empresarial
El Banco Central de Corea del Sur ha recortado su tasa de interés y las previsiones de crecimiento para 2025 al 0,8%, lo que representa el nivel más bajo desde el descalabro de la pandemia de 2020 (0,7%).
Trump, aranceles e incertidumbre comercial
El expresidente de EE. UU., Donald Trump, ha reactivado una serie de aranceles que amenazan particularmente dos sectores clave surcoreanos: automóviles y semiconductores. Aunque una corte federal estadounidense dictaminó que no tiene autoridad para imponer ciertos aranceles, la Casa Blanca ha apelado y los efectos sobre Corea del Sur podrían activarse a partir del 9 de julio de 2025.
El presidente Lee Jae-myung ha optado por una estrategia de negociación paciente, priorizando los intereses del país sobre acuerdos apresurados. Esta postura contrasta con el intento de la administración previa de concretar un “paquete global” con Washington a contrarreloj.
El frente norte: ¿Apostará Lee al diálogo o a la contención?
El tema más explosivo en la seguridad regional sigue siendo Corea del Norte. El líder norcoreano Kim Jong-un ha intensificado los lazos con Rusia, enviando personal militar y equipamiento bélico para respaldar la invasión de Ucrania por parte de Putin. Como resultado, el enfoque externo de Pyongyang ha girado drásticamente desde Washington hacia Moscú.
Lee ha sido cauteloso. Su plan incluye:
- Reabrir canales de comunicación con el norte
- Apoyar tímidamente la renovada diplomacia nuclear de Trump
- Nombrar a Lee Jong-seok como jefe de inteligencia, reconocido estratega de acercamiento con Pyongyang
Sin embargo, muchos expertos advierten que Lee no comparte el entusiasmo nacionalista por la reunificación de algunos de sus predecesores liberales. Una provocación armamentista del norte podría forzar un viraje en su política conciliadora.
Pragmatismo diplomático: El nuevo mantra de Lee
Acusado en el pasado de simpatizar excesivamente con China y Pyongyang, Lee ha cambiado su tono. Durante su campaña y tras su victoria, ha reiterado su compromiso con la alianza con EE. UU. y la cooperación trilateral con Japón. Incluso ha prometido mantener la frontera entre disputas históricas (como el colonialismo japonés) y temas prácticos como defensa y comercio.
El primer ministro japonés Shigeru Ishiba ya ha manifestado su deseo de reunirse con Lee “tan pronto como sea posible”, lo que indica una voluntad mutua de continuidad y estabilidad diplomática.
Tensión interna: entre la unidad prometida y el populismo acusado
A pesar de sus llamados a la unidad, Lee enfrenta muchos flancos abiertos:
- Cinco juicios por cargos de corrupción y abuso de poder, suspendidos temporalmente debido a su elección presidencial
- Un Parlamento con mayoría de su partido, lo que preocupa a sectores conservadores sobre un posible “presidencialismo hegemónico”
- Debate sobre si la inmunidad presidencial contempla delitos previos a la elección
Además, los demócratas han planteado reformas constitucionales para protegerlo de procesos judiciales durante su mandato, lo cual genera tensión entre legalistas y constitucionalistas. ¿Será capaz de diferenciar entre gobernar y defenderse?
Mercados atentos: la economía, al ritmo de la política
Las bolsas reaccionaron con cauteloso optimismo a la victoria de Lee. El índice Kospi subió un 2,4%, mientras que en Japón, el Nikkei avanzó un 0,8%. Esto refleja expectativas moderadas de que la estabilización política podría permitir cierto impulso económico.
Sin embargo, la clave estará en si Lee puede ejecutar sus promesas de aumento de gasto público y reformas estructurales sin ahogar una economía ya sobreendeudada. La inflación, la guerra comercial y la falta de consumo son barreras estructurales aún por vencer.
¿Puede Lee Jae-myung cambiar el rumbo sin quebrar el sistema?
Corea del Sur está en una encrucijada. Su nuevo presidente viene con un mensaje de diálogo, pragmatismo y reconstrucción económica. Pero también enfrenta sospechas, heridas abiertas y desafíos internacionales que podrían reconfigurar el orden asiático. Aliados tensos, vecinos armados y un país dividido entre nostalgia autocrática y esperanza liberal.
Lee no inicia su reinado con una luna de miel. Lo hace en mitad de una tormenta. Y el mundo lo observa. Desde Pyongyang a Washington, desde Tokio hasta los mercados bursátiles europeos, todos esperan saber: ¿hay un nuevo líder en Asia capaz de reconectar democracia, seguridad y prosperidad?
“El liderazgo no consiste en autoridad, sino en responsabilidad”, dijo alguna vez el general MacArthur, figura clave en la historia moderna de la península. Quizás Lee deba mirar a ese pasado para navegar su incierto presente.