Finales de la NBA: ¿Puede la defensa sorprender en el duelo entre Thunder y Pacers?
Aunque sus ofensivas brillan, Oklahoma City y Indiana demuestran que el título se podría ganar desde el otro lado de la duela
Una final inesperada, pero merecida
Las Finales de la NBA 2025 han traído una combinación que muchos no predijeron a inicios de temporada: los Indiana Pacers enfrentándose a los Oklahoma City Thunder. Dos equipos que comparten un ADN común —juventud, velocidad, talento emergente— y que ahora se disputan la mayor gloria del baloncesto profesional. Sin embargo, lo verdaderamente fascinante no es solo su irrupción en la élite, sino cómo llegaron hasta aquí.
Ambos equipos se han caracterizado por tener ofensivas potentes —los Thunder lideraron la liga con 68 triunfos, mientras que los Pacers fueron el segundo equipo con mejor rating ofensivo durante gran parte de la campaña—, pero en esta recta final, han sido sus defensas las que marcan la diferencia en el camino al campeonato.
Oklahoma City: De la promesa al poder dominante
El resurgir de los Thunder no ha sido casualidad. Desde la salida de Russell Westbrook, el equipo apostó por la reconstrucción inteligente: acumulación de picks, desarrollo de talento joven y una cultura centrada en el juego colectivo y en la defensa intensa. Esta temporada, esa apuesta ha dado frutos.
Encabezados por el MVP Shai Gilgeous-Alexander, la versatilidad defensiva de jugadores como Luguentz Dort, Jalen Williams y Alex Caruso ha sido determinante. El entrenador Mark Daigneault ha desarrollado una muralla coral: en los playoffs, los Thunder están permitiendo apenas 106.3 puntos por partido, en comparación con los 107.6 de la temporada regular. Eso incluye cinco partidos en los que han dejado a sus rivales por debajo de los 100 puntos.
“Su profundidad defensiva es impactante”, declaró Rick Carlisle, técnico de Indiana. “Shai es un gran anotador, pero también un competidor feroz. Y tienen a Dort, Caruso, Williams... todos juegan duro en ambos lados”.
Indiana: Una evolución defensiva inesperada
Los Pacers llevan años buscando regresar a la relevancia, y este conjunto lo ha logrado con una combinación de talento ofensivo —comandado por Tyrese Haliburton— y un crecimiento notorio en su capacidad para defender.
En 2023-24 permitieron 120.2 puntos por partido. Esta temporada ese número bajó a 115.1, y en playoffs está en 113.3. La diferencia más destacable es que han logrado limitar a ofensivas potentes como las de Milwaukee, Cleveland y New York; tres equipos que promediaban más de 115 puntos por juego en la fase regular.
“El año pasado nos criticaban porque solo sabíamos anotar, no defendíamos”, dijo Haliburton. “Este año eso cambió. La defensa es lo que nos ha traído hasta aquí”.
La presencia saludable de Myles Turner como ancla defensiva ha sido esencial, junto con el trabajo de Andrew Nembhard y Aaron Nesmith. Ambos perimetrales han tenido grandes actuaciones conteniendo a escoltas y bases de élite durante toda la postemporada.
El ajedrez táctico: ¿Quién contiene mejor?
El enfoque de ambos entrenadores será clave en la serie. Ninguno ha querido revelar sus emparejamientos previos al Juego 1, pero lo más probable es que Nesmith y Nembhard se alternen en la marcación de Gilgeous-Alexander. En el otro extremo, Williams y Dort podrían responsabilizarse de Haliburton y Nembhard.
“Será un duelo interesante. Ambos equipos juegan con intensidad, atacan mucho, pero también han hecho ajustes defensivos muy sólidos”, comentó Daigneault.
El equilibrio entre ofensiva y defensa podría definirse por quién aprovecha mejor las pérdidas de balón. Oklahoma City lidera los playoffs con 21.3 puntos por partido tras pérdidas del rival, mientras que Indiana no se queda atrás con 18.5 puntos. Ambos equipos disfrutan correr la cancha, y eso significa que cada posesión es crítica.
Destellos de historia: el regreso de dos historias dormidas
Es la primera vez desde 2012 que los Thunder llegan a unas Finales. Aquella vez estaban liderados por Kevin Durant, Russell Westbrook y James Harden, pero fueron vencidos por los Heat de LeBron James. Ahora, una nueva generación busca cimentar su nombre en los libros de historia.
Los Pacers, por su parte, no habían llegado a esta instancia desde su única participación en una final: en el 2000, cuando perdieron ante los Lakers de Kobe Bryant y Shaquille O'Neal. Es la redención de una franquicia muchas veces ignorada.
En palabras del alero Jalen Williams: “Nadie llega a una final por accidente. Es nuestra mejor prueba”.
El factor determinante: el corazón
No hay duda de que en términos estadísticos, Oklahoma City tiene una ligera ventaja. Ganaron 68 partidos en temporada regular (mejor marca de la NBA), tienen profundidad, larga distancia fiable (promedian 14.5 triples por partido con 37.4% de acierto), y una defensa consolidada.
Pero los Pacers han demostrado ser el equipo más resiliente de los playoffs. Enfrentaron a Milwaukee, Cleveland y a unos Knicks que eran la sensación del Este. Y lo hicieron venciendo desde la defensa, pero también desde el carácter.
Haliburton y Pascal Siakam, con promedios de 22-25 puntos por partido, se han complementado de forma brillante, y Carlisle ha demostrado que su experiencia (campeón con los Dallas Mavericks en 2011) pesa en instancias decisivas.
“Todos los partidos en esta etapa son un test. Pero los buenos equipos disfrutan ese reto”, dijo Carlisle. “Ellos (Thunder) son el mejor equipo del año, pero nosotros merecemos estar aquí”.
Un último comentario
En una NBA obsesionada con las métricas ofensivas, la serie entre Pacers y Thunder representa una bocanada de aire fresco. Dos escuadras jóvenes que juegan con orgullo, intensidad y ética colectiva. Dos equipos que han decidido que ser buenos en un solo lado ya no es suficiente. La defensa importa. La defensa gana campeonatos.
Y quizás, el próximo campeón no será el que anote más, sino el que defienda mejor.