El colapso del gobierno neerlandés: Geert Wilders, la ultraderecha y una democracia en jaque

La caída del gobierno de cuatro partidos en Países Bajos reaviva el debate sobre la fuerza de la ultraderecha en Europa y lanza al país a unas elecciones anticipadas cruciales

Una coalición que no sobrevivió a su primer aniversario

Países Bajos vuelve a estar sumido en una crisis política. A menos de un año de la formación del gobierno encabezado por el tecnócrata Dick Schoof, la coalición de cuatro partidos se ha derrumbado abruptamente tras la retirada de los ministros del Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders, figura simbólica de la ultraderecha europea. Esta crisis no sólo reabre profundas cicatrices políticas internas, sino que plantea preguntas urgentes sobre el futuro inmediato del país.

Con el Parlamento parcialmente inactivo por el próximo receso de verano (del 4 de julio al 1 de septiembre), todas las miradas están puestas en cuándo se celebrarán nuevas elecciones. Es poco probable que se organicen antes del otoño, iniciando así un periodo prolongado de inestabilidad.

¿Quién es Geert Wilders y por qué es tan polarizante?

Wilders es un político que ha captado tanto el apoyo de una parte del electorado como el rechazo de sectores moderados. Su discurso abiertamente anti-Islam y su estilo provocador lo han convertido en una figura tan influyente como controvertida.

En las elecciones de noviembre de 2023, el PVV fue el partido más votado, un hito histórico para la ultraderecha neerlandesa. Sin embargo, formar gobierno fue una tarea titánica en un país conocido por su sistema proporcional extremo, que fomenta coaliciones entre múltiples partidos con ideologías a veces incompatibles.

El gobierno liderado por Schoof fue concebido como una alianza incómoda entre technócratas y partidos de distintas tendencias, con Wilders como figura de gran influencia pero sin ocupar el cargo de primer ministro. No obstante, su personalidad volcánica y su tendencia a romper promesas han terminado por fracturar la alianza.

Una oposición desencadenada: la carrera electoral comienza

El colapso de la coalición ha abierto las puertas a una nueva contienda electoral. Frans Timmermans, ex comisario europeo y actual líder de un bloque de centro-izquierda formado por el Partido Laborista y la Izquierda Verde, fue uno de los primeros en exigir elecciones inmediatas:

“Espero que podamos organizar elecciones lo antes posible, en el menor tiempo posible”, declaró en el parlamento.

La oposición aprovechó el colapso para acusar a Wilders de traicionar a sus votantes. Jimmy Dijk, del Partido Socialista, acusó directamente al líder de derechas: “Les diste la espalda a esas personas”, dijo, exigiendo una disculpa pública.

Por su parte, el propio Wilders parece preparado para afrontar una nueva campaña, diciendo con tono desafiante: “Volvamos al votante”.

Un gobierno en modo “cuidador”: ¿quién gobierna ahora?

Tras la retirada del PVV, el gobierno ha quedado en manos de un ejecutivo provisional (caretaker cabinet). Aunque sus competencias están limitadas, el primer ministro Schoof ha dejado claro en su intervención ante el Parlamento que no piensa convertirse en una figura decorativa:

“En lo que a mí respecta, se trata de seguridad, tanto nacional como internacional, incluyendo el apoyo a Ucrania y todo lo que se necesite para la defensa”, explicó.

También declaró su intención de seguir actuando en temas económicos clave, particularmente frente a las consecuencias de la guerra comercial internacional desatada durante el segundo mandato de Donald Trump:

“Eso puede tener un efecto directo en la economía neerlandesa y en nuestra comunidad empresarial”, advirtió.

Aun así, Schoof reconoció que muchas políticas quedarán en pausa hasta que se forme una nueva coalición: “Lo último que queremos ahora es un aplazamiento, pero en algunos casos es inevitable”.

El contexto internacional: la OTAN y el conflicto en Ucrania

Uno de los retos más inmediatos para este gobierno provisional es la celebración del próximo encuentro de la OTAN en La Haya, programado para el 24 de junio. El ministro de Exteriores, Caspar Veldkamp, se apresuró a despejar cualquier duda en la red social X (anteriormente Twitter):

“Seguimos plenamente comprometidos con la organización de la cumbre de la OTAN en La Haya. Esperamos dar la bienvenida a todos los aliados el 24 de junio.”

Además, Veldkamp reafirmó el compromiso de Países Bajos con el apoyo a Ucrania frente a la agresión rusa. El país ha sido una pieza clave en el envío de armamento moderno, incluidos aviones F-16.

“Seguimos comprometidos con la cooperación europea y la seguridad. El apoyo neerlandés a Ucrania es parte esencial de ello”, publicó el ministro.

Un sistema político fragmentado

La política de Países Bajos está marcada por una enorme fragmentación parlamentaria. Con más de una docena de partidos con representación, formar coaliciones es un proceso extenuante. El récord lo ostenta el proceso de formación de gobierno de 2021, que tardó 271 días. Es posible que el proceso post-electoral en 2025 nuevamente se alargue meses.

Esto refleja una sociedad altamente pluralista pero también vulnerable a la inestabilidad, donde partidos radicales como el PVV de Wilders pueden tener un rol determinante incluso sin mayoría absoluta.

¿Qué está en juego en las próximas elecciones?

Además del destino del PVV y de su capacidad para mantenerse como fuerza líder sin dinamitar coaliciones futuras, el foco estará en las propuestas concretas de los candidatos. Temas como la migración, la identidad nacional, el cambio climático, la economía y el papel internacional del país ocuparán el centro del debate.

Frans Timmermans representa una visión europeísta y progresista opuesta a los planteamientos nacionalistas de la derecha radical. Entre las coaliciones posibles, no se descarta que se excluya explícitamente al PVV, incluso si vuelve a ser el partido más votado.

Países Bajos, reflejo de Europa

Lo que sucede en Países Bajos puede ser un anticipo de lo que enfrenta la política europea en su conjunto. Desde Italia a Francia y Alemania, los partidos de ultraderecha ganan fuerza y normalización, alterando los equilibrios tradicionales del poder.

El último Eurobarómetro muestra una creciente preocupación entre los votantes por cuestiones como la inseguridad, la inmigración y una desafección general con las élites políticas, caldo de cultivo para discursos populistas.

Sin embargo, este auge también ha derivado en incapacidad para gobernar. Wilders es el ejemplo más claro: tras llegar al poder, fue su partido el que precipitó la caída del gobierno. En lugar de consolidarse, alimentó la inestabilidad.

¿Un giro hacia el centro?

Las elecciones neerlandesas serán observadas con lupa por instituciones europeas y gobiernos socios. Un resultado favorable a coaliciones moderadas podría enviar un mensaje claro de que, pese al descontento, la sociedad neerlandesa prefiere la estabilidad democrática a las aventuras populistas.

No obstante, si Wilders vuelve a imponerse, el dilema permanecerá: ¿es posible gobernar con o a pesar de la ultraderecha? Y más aún: ¿los ciudadanos seguirán premiando a líderes que no cumplen sus promesas de gobernabilidad?

Una cosa es segura: Países Bajos deberá responder estas preguntas muy pronto en las urnas, y la forma en la que lo haga repercutirá en toda Europa.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press