Cuando la Tormenta Llega al Fútbol: Alemania vs. Portugal y el Impacto del Clima en el Deporte

La semifinal de la Nations League se pospone por granizo en Munich, reavivando el debate sobre cómo el clima extremo está afectando al fútbol europeo

Una granizada inesperada en Múnich obligó a retrasar 10 minutos el inicio de la semifinal de la UEFA Nations League entre Alemania y Portugal. Aunque el fútbol volvió a rodar poco después, el incidente volvió a poner sobre la mesa preguntas incómodas para el deporte rey: ¿Estamos preparados para competir bajo condiciones meteorológicas extremas? ¿Qué papel está jugando el cambio climático en eventos deportivos de gran magnitud?

Un partido detenido por el cielo

El miércoles 4 de junio, justo antes del pitido inicial en el Allianz Arena, el guardameta Marc-André ter Stegen, junto con los suplentes Oliver Baumann y Alexander Nübel, tuvo que abandonar el campo mientras una impresionante tormenta de granizo caía sobre el estadio bávaro. La escena, casi cinematográfica, tuvo más de preocupación que de épica. El árbitro Slavko Vinčić suspendió momentáneamente las actividades mientras inspeccionaba el césped, finalmente autorizando la reanudación del encuentro con un ligero retraso.

La UEFA ya había emitido advertencias horas antes del encuentro, instando a los aficionados a prepararse por el pronóstico de intensas tormentas en la zona. Como si fuera un presagio, el diluvio se hizo realidad justo cuando el espectáculo más lo necesitaba.

La meteorología como nuevo protagonista del fútbol

Este tipo de retrasos no son del todo nuevos, pero sí más frecuentes. Cada vez son más los partidos que se ven afectados por condiciones meteorológicas intensas: lluvias torrenciales, vientos huracanados, temperaturas extremas o granizadas inesperadas, como la de Múnich.

Según un informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), la probabilidad de fenómenos meteorológicos extremos ha aumentado notablemente en las últimas tres décadas, y para mediados de siglo podrían doblarse.

En el caso del fútbol, que se juega al aire libre la mayor parte del tiempo, esto adquiere una nueva dimensión. ¿Una liga de invierno en Alemania podrá seguir disputándose en condiciones óptimas? ¿Qué se hará cuando un partido de cuartos de final del Mundial se vea obligado a posponerse por una tormenta eléctrica?

Ejemplos recientes: no es un evento aislado

En los últimos años hemos visto episodios similares en distintas partes del mundo:

  • Premier League: En 2022, un partido entre el Burnley y el Tottenham fue aplazado por una nevada repentina que cubrió el césped tras apenas 30 minutos de juego.
  • Copa Libertadores: La final de 2018 entre Boca y River tuvo que trasladarse de Buenos Aires a Madrid a raíz de disturbios e inclemencias del tiempo que impedían garantizar la seguridad.
  • Mundial de Qatar 2022: Aunque la FIFA apostó por celebrar el evento en invierno para evitar las abrasadoras temperaturas del verano catarí, aún así varios partidos se jugaron en temperaturas superiores a los 30°C.

El Allianz Arena y sus límites

El Allianz Arena, famoso por su infraestructura moderna y techo parcialmente retráctil, se enfrentó a una naturaleza desatada. Aunque el daño fue mínimo, el hecho de que un recinto de clase mundial no haya podido evitar el retraso siembra dudas sobre la preparación de estadios europeos para el cambio climático.

La UEFA se jacta de contar con protocolos de actuación ante tormentas eléctricas y fenómenos extremos, pero la realidad nos enseña que la respuesta suele ser improvisada. ¿Debería invertirse más en infraestructuras climáticamente resilientes?

El impacto en jugadores y espectáculo

Aunque los futbolistas están acostumbrados a distintas condiciones climáticas, el granizo representa un peligro muy concreto. “Las pelotas resbalan, los músculos se enfrían, y puedes lesionarte fácilmente en una caída”, comentó en una entrevista el exfutbolista alemán Philipp Lahm.

Y el espectáculo también se resiente: los aficionados que pagan entradas o siguen por televisión los partidos esperan emoción, no postergaciones. Cada cambio afecta el rendimiento, el ánimo de los jugadores, y la narrativa del partido.

La Nations League: un torneo entre la gloria y la incertidumbre

La Nations League es relativamente joven en el calendario de selecciones europeas. Iniciada en 2018 para reemplazar amistosos internacionales poco relevantes, el torneo ha ganado tracción gracias a partidos competitivos como el Alemania vs. Portugal.

Sin embargo, si el clima empieza a jugar un rol más dominante, se debe pensar en adaptar calendarios, construir estadios más preparados o incluso reconsiderar sedes. ¿Cuánto falta para que un torneo como la Eurocopa deba adaptarse completamente al “nuevo clima europeo”?

¿Tecnología contra el clima?

Existen ya distintas soluciones tecnológicas aplicadas en eventos deportivos:

  1. Techos retráctiles: Como los de estadios en EE.UU. o Australia, que funcionan como protección ante lluvias torrenciales.
  2. Sistemas de drenaje avanzados: Como los usados en el Santiago Bernabéu, que permiten jugar incluso minutos después de fuertes lluvias.
  3. Aplicaciones anticipadas de radar climático: Para prever atrasos con mayor anticipación y organizar al público en consecuencia.

Aun así, los riesgos persisten. Una granizada intensa puede convertirse en proyectiles para el público, y tormentas eléctricas obligan a evacuar estadios por completo.

¿Y si lo peor aún no ha llegado?

Si la temperatura promedio sigue en aumento, como indican todos los modelos del IPCC, podríamos contemplar la posibilidad de ver torneos enteros en riesgo de suspensión. Barómetros rotos, calendarios obsoletos y miles de aficionados atrapados bajo la lluvia podrían convertirse en un nuevo capítulo habitual del fútbol.

La FIFA, UEFA, CONMEBOL y similares deben anticiparse al problema. Según CarbonBrief, más de 200 eventos deportivos en el mundo fueron directa o indirectamente afectados por fenómenos climáticos extremos solo en 2023.

El aficionado también es parte de la ecuación

Los seguidores del deporte deben mentalizarse: llevar gorros, impermeables, bloqueadores solares, y estar preparados para posibles evacuaciones. Hoy más que nunca el fútbol se juega contra un rival impredecible: el clima.

La UEFA pidió con antelación que los fans de Múnich previeran retrasos y se protegieran adecuadamente. Afortunadamente, no se registraron heridos ni caos significativo, pero el incidente es una señal directa de lo que podría escalar en futuros eventos.

¿Necesita el fútbol una “pausa climática”?

El concepto no es descabellado. Así como existen las “pausas de hidratación” en torneos con altas temperaturas, podría establecerse un protocolo oficial de interrupción por condiciones climáticas adversas basado en estándares meteorológicos internacionales —y no en decisiones individuales del árbitro.

Un balón detenido puede ser más justo que un gol bajo una tormenta desleal.

El fútbol se adapta o pierde. La clave es adelantarse, no simplemente responder. Porque cuando el cielo se oscurece, no basta con correr hacia la banca: todo el deporte necesita protección, planificación e innovación.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press