Cómo la mala calidad del aire pone en riesgo tu salud — y qué hacer al respecto
El humo de los incendios forestales afecta a millones tanto en Estados Unidos como en Europa. Aquí te contamos cómo protegerte y mejorar tu aire personal.
En los últimos años, la calidad del aire en muchas partes del mundo ha alcanzado niveles alarmantes. Fenómenos como los incendios forestales en Canadá, que han enviado enormes cantidades de humo hacia el Medio Oeste y el Noreste de Estados Unidos e incluso hasta partes de Europa, han convertido el aire que respiramos en una amenaza latente para la salud humana.
¿Qué tan mala es la calidad del aire en 2025?
Según la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos, regiones enteras como el Medio Oeste, los Grandes Lagos y el Noreste están experimentando niveles "muy poco saludables" en su Índice de Calidad del Aire (AQI por sus siglas en inglés). Este índice convierte los niveles de contaminantes a una escala que va de 0 a más de 300. Cuanto más bajo, mejor. Aquí te damos algunas referencias:
- 0-50: Saludable
- 51-100: Moderado
- 101-150: Poco saludable para grupos sensibles
- 151-200: Poco saludable para todos
- 201-300: Muy poco saludable
- 300+: Peligroso
En muchas zonas del Medio Oeste, el índice ha superado los 160 puntos, lo que representa un riesgo serio para la población en general, y especialmente para personas con enfermedades cardíacas, asma o Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
“Si tienes problemas del corazón o de los pulmones, definitivamente debes tener más cuidado,” advierte el Dr. Sanjay Sethi, jefe de la División de Medicina Pulmonar de la Universidad de Buffalo. “Evita salir o, si es indispensable, usa una mascarilla N95.”
¿Cómo saber si el aire que respiro está contaminado?
Además del sitio web oficial de la EPA, donde se pueden consultar datos en tiempo real, plataformas como PurpleAir ofrecen mapas mucho más detallados, generados en parte por sensores comprados e instalados por ciudadanos. Estas herramientas son ideales para tener una idea precisa de la calidad del aire en tu vecindario.
Para quienes quieren controlar la calidad del aire dentro de casa, existen monitores portátiles que ahora están disponibles a precios accesibles. “Puedes encontrarlos en línea fácilmente. Son baratos y ofrecen una lectura bastante precisa”, afirma Joseph Allen, director del Programa de Edificios Saludables de la Universidad de Harvard.
¿Qué hacer si tengo que salir?
Salir durante picos de contaminación no implica necesariamente consecuencias severas, pero sí puede ser riesgoso y causar síntomas inmediatamente, especialmente en los grupos sensibles. Si estar al aire libre es inevitable, los expertos recomiendan utilizar mascarillas:
- Mascarillas N95: Pueden filtrar hasta el 95% de las partículas nocivas.
- Mascarillas con filtro de respirador: Aún más efectivas, pero menos accesibles.
“Si comienzas a sentir silbidos en el pecho o dificultad para respirar, es momento de buscar refugio en un espacio con mejor calidad del aire,” advierte el Dr. Sethi.
¿Cómo mejorar el aire en interiores?
Gran parte de las recomendaciones se orientan a reducir la entrada de aire exterior y mejorar la filtración interna:
- Cierra ventanas y puertas.
- Usa el aire acondicionado en modo de recirculación.
- Instala un filtro MERV 13 en el sistema de aire.
- Utiliza purificadores de aire portátiles en las habitaciones donde pases más tiempo.
- Cubre grietas debajo de puertas con mantas o burletes para limitar la fuga.
La científica Jennifer Stowell, del Centro de Clima y Salud de la Universidad de Boston, subraya que tener al menos un purificador de aire funcionando puede hacer una gran diferencia, sobre todo en hogares con niños o personas mayores.
¿Por qué está sucediendo esto?
Uno de los principales responsables de la mala calidad del aire en 2025 han sido los incendios forestales en Canadá. Se estima que estos incendios han emitido más de 290 millones de toneladas de CO₂ a la atmósfera, según datos del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copérnico (CAMS).
Estos incendios no solo han afectado a Canadá: el humo ha sido transportado por corrientes de aire hasta lugares como Nueva York, Chicago, Boston, e incluso partes del Reino Unido y el norte de Francia. Una situación que evidencia también los efectos cada vez más intensos del cambio climático, que alarga las temporadas de incendios y las hace más severas.
Aire contaminado: el asesino silencioso
La Organización Mundial de la Salud estima que cada año mueren 7 millones de personas en el mundo por causas relacionadas con la contaminación del aire. Este tipo de contaminación está vinculada a enfermedades como:
- Cáncer de pulmón
- Enfermedades cardiovasculares
- Asma
- Diabetes tipo 2
- Partos prematuros y bajo peso al nacer
“Durante picos de contaminación, incluso las personas sanas pueden experimentar irritación en los ojos, garganta seca, o una sensación de fatiga generalizada,” explica Jennifer Stowell.
Preparación comunitaria e información confiable
Muchas ciudades de Estados Unidos están comenzando a emitir alertas en tiempo real por aplicaciones como AirNow, AccuWeather, o incluso móvil. También están invirtiendo en centros de aire limpio (clean air shelters), que sirven como refugio temporal para personas vulnerables durante olas de contaminantes.
Además, escuelas y empleadores han empezado a adaptar sus protocolos, permitiendo el teletrabajo o la suspensión de clases cuando el aire alcanza niveles peligrosos.
Un llamado a la acción más allá de la emergencia
Más allá de consejos prácticos, los expertos insisten en que estas crisis deben ser “lecciones climáticas” para impulsar políticas públicas más fuertes en materia de control ambiental, energías limpias y prevención de incendios forestales.
“Lo que estamos viendo con el humo en Nueva York o Chicago no es sólo un problema ambiental: es un problema de salud pública y justicia social,” afirma Joseph Allen. “Las comunidades pobres, que tienen menos acceso a purificadores o edificios bien sellados, son las más afectadas.”
Esto implica medidas estructurales como:
- Cambios en el diseño urbano que prioricen la ventilación y la calidad del aire.
- Inversiones públicas en vegetación urbana y captadores de carbono.
- Regulaciones más estrictas a industrias contaminantes y al uso de combustibles fósiles.
La pregunta no es si ocurrirá otra ola de contaminación severa, sino cuándo. Estar preparados físicamente, emocionalmente e incluso tecnológicamente es ya una necesidad, no una opción.
“El aire debe ser un derecho, no un lujo.”