Caos en el Muelle: Fiesta, Alcohol y Adolescencia Armadas en Little River
Un tiroteo masivo en una fiesta sobre un barco en Carolina del Sur deja 11 heridos y expone una cadena de negligencias imperdonables
Un memorial que terminó en tragedia
Lo que debía ser un fin de semana alegre para aproximadamente 120 personas, a bordo de un crucero festivo durante el Día de los Caídos (Memorial Day), terminó en horror, caos y sangre el pasado 25 de mayo en Little River, una pintoresca localidad portuaria a unos 32 kilómetros al noreste de Myrtle Beach, Carolina del Sur.
El tiroteo ocurrió mientras los pasajeros desembarcaban del barco en un muelle, y hasta el momento, 11 personas resultaron heridas, diez por impactos de bala y una por la caída de un altavoz. Las víctimas, entre ellas menores de edad, sufrieron principalmente heridas en las extremidades inferiores.
Una fiesta sin controles ni responsabilidades
Lo que más ha indignado tanto a los familiares de las víctimas como a la opinión pública es la falta total de seguridad. Ninguna autoridad ni organizador del evento parece haber tomado las mínimas precauciones: no se revisaron identificaciones, no se efectuaron controles de armas, y aunque se reporta que "alguien" hacía cacheos de forma aislada, no se ha podido comprobar si pertenecía a alguna compañía de seguridad registrada.
“Había alguien que supuestamente cacheaba a las personas, pero no sabemos si era legítimo o simplemente un tipo con una camiseta”, declaró el abogado Tyler Bailey, que representa a Jeremy Evans, una de las víctimas del tiroteo. Evans sufrió una herida grave en el tobillo y ha sido sometido a cirugía. “Seis de los diez heridos son amigos míos”, afirmó Evans, visiblemente afectado.
¿Dónde estaban los adultos responsables?
La presencia de menores en el barco, el consumo de alcohol y el acceso a armas generan una ecuación explosiva. Bailey confirmó que se estaban vendiendo bebidas alcohólicas sin verificar edades y que además varios menores de edad cargaban armas de fuego durante la fiesta.
"En un solo momento, mi mundo se volcó por completo... Este incidente traumatizó no solo a mí, sino a todos los que estaban presentes," dijo Jeremy Evans.
Ese “solo momento” pone en evidencia una cadena de negligencias que han causado heridas profundas, físicas y emocionales, que podrían haberse evitado con una mínima organización profesional del evento.
Detenciones y más por venir
Hasta ahora, se han producido dos arrestos por el tiroteo. Un joven de 19 años de Illinois y un adolescente de 16 años procedente de Carolina del Norte enfrentan cargos de intento de asesinato. Sin embargo, la policía del condado de Horry no ha revelado cuántos tiradores participaron ni los detalles de las armas recuperadas. Las autoridades han indicado que podrían realizarse más detenciones conforme avancen las investigaciones.
La falta de información concreta levanta serias dudas sobre cómo pudo ocurrir tal nivel de violencia en un entorno supuestamente recreativo.
Little River: de turista a zona cero del descuido
Little River es una aldea marítima conocida por su actividad de pesca recreativa, cruceros con delfines y casino boats. Su reputación como lugar familiar para vacacionar se ve ahora empañada por un suceso que ha sacado a relucir graves fallas estructurales sociales y legales.
¿Cómo es que se permite la organización de un evento de estas dimensiones sin requisitos básicos de seguridad? ¿Cómo es posible que ninguna autoridad interviniera para corroborar aspectos mínimos como la legalidad del permiso, la edad de los asistentes o la contratación de seguridad profesional?
¿La fiesta como negocio sin reglas?
Este incidente no es solo un hecho aislado de violencia juvenil: es también un reflejo de cómo a veces la búsqueda de rentabilidad en eventos sociales y turísticos desplaza la seguridad de los asistentes a un segundo plano. Organizar una fiesta sobre el agua implica riesgos que deberían abordarse mediante protocolos claros y ejecuciones reguladas por leyes municipales y estatales.
No es la primera vez que sucede algo similar. En 2022, un tiroteo en un crucero parecido en Miami resultó en la pérdida de dos vidas. Los paralelismos entre ambos eventos exigen una mayor fiscalización sobre este tipo de actividades recreativas.
El papel en evolución de los abogados litigantes
Tyler Bailey, el abogado de Jeremy Evans, no se ha limitado a presentar cargos: está investigando de forma paralela a las autoridades para asegurar “justicia completa y rendición de cuentas”, como declaró en la rueda de prensa en el mismo muelle donde ocurrió el tiroteo.
“Sabemos que había menores armados con bebidas alcohólicas en las manos. Vamos a descubrir todos los detalles detrás de quién fue responsable de este caos evitable”, afirmó.
Este tipo de litigantes están teniendo un papel cada vez más protagónico en tragedias sociales donde las negligencias se han normalizado, funcionando como una extensión de la justicia civil más allá del ámbito policial.
Una sociedad armada e insegura
Esta tragedia también reactiva un debate recurrente en Estados Unidos, en especial en el sur: el acceso temprano y la posesión irresponsable de armas por parte de menores de edad. Según el CDC, en 2022 las armas de fuego fueron la principal causa de muerte entre menores de edad en EE.UU., superando incluso a los accidentes de tráfico.
Que adolescentes de 16 años puedan portar armas en un contexto festivo y sin el control de adultos responsables evidencia una peligrosa falta de barreras de acceso. Estas historias continúan repitiéndose como simbolismo trágico del problema estructural del país con la violencia armada.
¿Y las autoridades portuarias?
La pregunta que muchos están empezando a lanzarse es: ¿hubo negligencia por parte del puerto o del municipio? ¿Debería investigarse a quienes permitieron la salida del barco sin mayores inspecciones?
Las marinas del área, donde se organizan rutinariamente desde excursiones de pesca hasta cruceros con temática de casino, podrían encontrarse bajo mayor escrutinio ahora que este caso ha sacado a la luz una clara falta de normativas mínimas que regulen estos eventos.
Crónica de una tragedia evitable
El tiroteo en Little River no fue un accidente inesperado. Fue la crónica lenta de una tragedia permitida por la negligencia social, la falta de planificación, el acceso indiscriminado a armas y la indiferencia de autoridades.
Jeremy Evans y sus amigos no solo fueron víctimas de balas. También fueron víctimas de un sistema que normaliza que adolescentes beban y porten fusiles sin que nadie levante una ceja hasta que la sangre corre por los muelles.
¿Será esta tragedia un punto de inflexión o simplemente pasará al archivo negro de la memoria colectiva?