El Diablo de los Ozarks: La fuga de un exjefe policial pone en jaque a Arkansas

Grant Hardin, asesino convicto y figura de un documental criminal, escapa de prisión usando un disfraz de agente y evidencia las fallas preocupantes en el sistema penitenciario del estado

El renacer del "Diablo de los Ozarks"

Arkansas está en alerta máxima tras la impactante fuga de Grant Hardin, un exjefe de policía convertido en asesino convicto que logró escapar de una prisión de máxima seguridad el pasado 25 de mayo de 2025. Apodado el "Diablo de los Ozarks", Hardin es una figura que ya había capturado la atención nacional por su complicado historial de crimen y servicio público.

Esta fuga no es solo un revés logístico para el sistema penitenciario del estado; se ha convertido en un símbolo de cómo el conocimiento institucional puede ser usado para manipular el sistema desde dentro. Las autoridades han publicado una imagen artificial que muestra cómo podría lucir Hardin ahora, con barba rala y algo de cabello, caracterizado por el disfraz que usó para evadir la seguridad: un uniforme falso de agente de seguridad.

De protector a asesino

Hardin, de 56 años, fue en su día el jefe de policía del pequeño pueblo de Gateway, en la frontera entre Arkansas y Missouri. Su imagen pública cambió radicalmente cuando fue condenado por asesinato y violación, crímenes por los cuales cumplía una larga sentencia en la prisión de Calico Rock, formalmente conocida como la Unidad del Norte Central.

Su historia fue incluso objeto del documental televisivo "Devil in the Ozarks", que detalló su descenso desde protector de la ley hasta uno de los criminales más notorios del estado. El crimen de Hardin conmocionó a la comunidad, en especial por su rol anterior en el cuerpo policial.

Una fuga planificada

Las autoridades creen que el puesto de trabajo de Hardin en la cocina de la prisión pudo haber sido clave para su escape. La investigación se centra en si accedió a materiales textiles que usó para confeccionar un uniforme falso. Su salida de la prisión fue tan sigilosa y bien orquestada que ha levantado alarmas en la legislatura estatal.

El portavoz del Departamento de Correcciones, Rand Champion, mencionó que la búsqueda se intensifica en el área norte-central del estado, aunque han llegado reportes de avistamientos desde otras partes del país que aún no han sido verificados.

Las críticas al sistema

Legisladores como el representante Howard Beaty y el senador Matt McKee enviaron una carta al presidente de la Junta Estatal de Correcciones, Benny Magness, exigiendo una revisión de todos los protocolos de seguridad de la prisión. En sus palabras:

“Dada la experiencia de Hardin como exagente de la ley y su acceso a múltiples agencias, está claro que posee habilidades que le permitieron detectar y explotar fallas en nuestros protocolos de seguridad.”

Y agregaron: “Su explotación del sistema mediante el uso de un disfraz similar a un uniforme es profundamente inquietante y expone una falla sistémica a nivel estatal”.

Los funcionarios también cuestionan por qué un reo tan peligroso estaba en una instalación de seguridad media como la de Calico Rock, aunque oficialmente ocupaba un ala de máxima seguridad dentro del recinto.

¿Cuánto poder tiene un uniforme?

La fuga de Hardin resalta un miedo muy humano: el poder simbólico de la autoridad. Usar un uniforme policial fue lo que le permitió salir sin levantar sospechas. Es una crítica implícita a la confianza ciega en los símbolos de poder.

No es la primera vez que un prisionero se escapa con esta táctica. En 2015, dos reos se fugaron de una prisión de Nueva York usando herramientas entregadas por una trabajadora penitenciaria. En ambos casos, el común denominador fue la manipulación de relaciones internas y vacíos de seguridad.

¿Qué sigue ahora?

Mientras las agencias federales y estatales continúan con la búsqueda, se ha iniciado una revisión profunda del Sistema Correccional de Arkansas. Ya hay voces que solicitan la renuncia de funcionarios penitenciarios y una revisión exhaustiva de los reclusos de alta peligrosidad distribuidos en cárceles de menor nivel de seguridad.

Además, los legisladores presionan para que se implemente una reforma legislativa que obligue a usar tecnologías de identificación biométrica tanto al ingreso como al egreso de todas las instalaciones penitenciarias de Arkansas.

El caso de Hardin también ha reabierto el debate sobre quién recibe segundas oportunidades dentro del sistema correccional. ¿Debe un exjefe de policía tener acceso a áreas sensibles como la cocina, donde hay materiales susceptibles de ser mal utilizados?

Una comunidad con miedo

La región del norte de Arkansas está en estado de tensión. "Es inquietante saber que alguien como él podría estar cerca, camuflado entre nosotros", dijo Lisa Vaught, residente de Calico Rock, al diario local Arkansas Gazette.

Las patrullas se han duplicado y se ha pedido a la ciudadanía extremar precauciones. Aunque aún no hay pruebas de que Hardin haya abandonado el área, sus conexiones con Missouri y otras partes del país complican la búsqueda.

Crónica de una fuga anunciada

Hardin no es un criminal común. Su comprensión del sistema, su red de contactos pasados y su perfil psicológico —documentado extensamente en el documental sobre su caso— lo hacen un prófugo extremadamente peligroso. No se descarta que haya planificado esta fuga durante años.

Desde su prisión preventiva, Hardin ya había mostrado signos de manipulación sistemática de la burocracia, logrando retrasar juicios y procedimientos. El hecho de que aún no haya sido capturado refuerza su imagen de alguien con un nivel de cálculo formidable. En palabras de la criminóloga Rebecca Nolan, entrevistada para el canal Crime+Investigation:

“Hardin combina rarezas. Es una mente criminal que fue entrenada para perseguir mentes criminales. Esa dualidad lo hace excepcionalmente escurridizo.”

Arkansas, entre la vergüenza y la alarma

El gobernador del estado ha declinado comentar extensamente hasta tener un informe definitivo, pero la presión pública y legislativa va en aumento. Muchos se preguntan: si un criminal de este calibre puede escapar usando unos pantalones prestados y un uniforme casero, ¿quién será el siguiente?

Mientras tanto, la historia del Diablo de los Ozarks se escribe en tiempo real, dejando una estela de incertidumbre, miedo e indignación.

¿Justicia disfrazada?

La histórica frase de Nietzsche resuena con inquietante ironía: “Quien lucha con monstruos debe tener cuidado de no convertirse en uno”. Hardin lo fue todo: justicia, monstruo, y ahora, mítico fugitivo.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press