El auge de la inteligencia artificial impulsa una nueva era de energía nuclear en Estados Unidos
Meta apuesta por una planta nuclear en Illinois para alimentar su infraestructura tecnológica mientras otros gigantes tecnológicos hacen lo mismo ¿vuelve la energía atómica al centro del poder industrial?
En un giro inesperado pero estratégico, Meta, la empresa matriz de Facebook, ha firmado un acuerdo de 20 años con Constellation Energy para garantizar el suministro energético de una planta nuclear en Illinois. Este movimiento no es aislado. Forma parte de una serie de alianzas entre empresas tecnológicas y el sector nuclear en su afán por alimentar la creciente demanda energética derivada de la inteligencia artificial (IA), los centros de datos y otras aplicaciones computacionales avanzadas.
Meta y la planta de energía limpia Clinton
La planta Clinton Clean Energy Center, ubicada en Illinois, estuvo cerca de cerrar en 2017 tras años de pérdidas económicas. Sin embargo, sobrevivió gracias a la implementación de un programa estatal de crédito por cero emisiones que la mantuvo operativa hasta 2027. Con este nuevo acuerdo con Meta, la planta no solo continuará funcionando, sino que aumentará su producción en 30 megavatios (MW), al tiempo que mantiene 1,100 empleos y aporta $13.5 millones anuales en ingresos fiscales.
"Asegurar una fuente de energía limpia y confiable es necesario para seguir avanzando en nuestras ambiciones relacionadas con la inteligencia artificial", afirmó Urvi Parekh, directora global de energía de Meta. La compañía toma esta decisión justo a tiempo, ya que el acuerdo entra en vigor en 2027, exactamente cuando expira el subsidio estatal.
Un fenómeno en expansión: las tecnológicas abrazan la energía nuclear
Meta no está sola en esta apuesta. Otras compañías como Amazon, Google y Microsoft también están invirtiendo en diferentes formas de energía nuclear. En septiembre de 2023, Constellation Energy declaró su intención de reiniciar el reactor de Three Mile Island —lugar del accidente nuclear más grave en la historia de Estados Unidos (1979)— para proveer energía a los centros de datos de Microsoft.
En octubre del mismo año, Amazon reveló su inversión en reactores nucleares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés), apenas dos días después de que Google anunciara una movida similar. De hecho, en mayo de este año, Google también comunicó su inversión en tres proyectos de energía nuclear avanzada junto con la empresa Elementl Power.
Números que respaldan el renacer nuclear
De acuerdo con el Nuclear Energy Institute, 25 estados de EE.UU. aprobaron leyes en 2023 para fomentar la energía nuclear avanzada. En los primeros cinco meses de 2024, se han introducido más de 200 proyectos legislativos a nivel estatal relacionados con la expansión de este sector.
Los avances no son solo legislativos. La Oficina Reguladora Nuclear de Estados Unidos (NRC) tiene el mayor número de diseños de nuevos reactores en revisión desde sus primeros años.
Por qué las Big Tech prefieren la energía nuclear
El auge de la IA, impulsado por herramientas como ChatGPT y modelos generativos de lenguaje, requiere una cantidad colosal de energía. Para ponerlo en perspectiva:
- Un solo centro de datos puede consumir entre 20 y 50 MW, equivalente a lo que utilizarían entre 15,000 y 40,000 hogares estadounidenses.
- Se estima que el sector tecnológico será responsable de entre el 10% y el 20% del consumo eléctrico mundial para 2030.
Frente a esta demanda descomunal, las fuentes renovables como la solar y la eólica aún enfrentan el desafío de la intermitencia. Es ahí donde la energía nuclear entra como una solución constante, confiable y libre de emisiones de carbono.
¿Renacimiento atómico o estrategia de corto plazo?
Algunos expertos ven este impulso nuclear como un renacimiento de un modelo energético que fue estigmatizado durante décadas. No obstante, otros advierten que podría tratarse de una estrategia de transición antes de una adopción total de energías renovables más sostenibles a largo plazo.
Como dijo Allison Macfarlane, ex presidenta de la Comisión Reguladora Nuclear: “La energía nuclear puede tener un papel limitado y estratégico en la transición energética, pero no podemos depender de ella como una solución mágica.”
El impacto económico y social del regreso nuclear
El acuerdo de Meta no solo garantiza energía para sus operaciones, también revitaliza la economía local. Clinton, Illinois, una comunidad que se enfrentaba a la amenaza de un cierre industrial masivo, ahora tiene una oportunidad renovada.
Por cada megavatio añadido, se estima que se generan $450,000 en actividad económica adicional, sin contar los empleos indirectos y el impulso a negocios locales.
Otros casos: cuando la ciberseguridad falla
En contraste, mientras Meta asegura infraestructura energética para alimentar su creciente necesidad tecnológica, empresas como Victoria’s Secret han mostrado el lado vulnerable de la digitalización. Un reciente ciberataque forzó a la marca estadounidense a pausar sus operaciones y retrasar la publicación de sus ganancias trimestrales.
Lo ocurrido refleja la creciente interdependencia entre tecnología y estabilidad operativa, donde la energía y la ciberseguridad se vuelven las nuevas fronteras estratégicas del siglo XXI.
Reflexiones finales: ¿estamos listos para una nueva era nuclear?
La entrada de gigantes tecnológicos al mundo de la energía nuclear deja claro que el viejo estigma está siendo reemplazado por una nueva narrativa: energía limpia, confiable y de base impulsando el corazón digital del planeta.
Aun así, el renacer nuclear presenta desafíos importantes: gestión de residuos, costos de construcción, percepción pública y riesgos de seguridad. La diferencia hoy es que, por primera vez desde los años 70, hay una clara demanda industrial dispuesta a asumir esos costos.
En palabras del analista Mark Hibbs del Carnegie Endowment: “Estamos presenciando un cambio de paradigma energético. Lo que era considerado un riesgo, ahora es una oportunidad.”
Mientras Amazon, Google y Meta afilan sus estrategias energéticas, una pregunta resuena con más fuerza que nunca: ¿será la energía nuclear el eslabón perdido entre la innovación tecnológica y la sostenibilidad energética?