Barcos, borrados e ideología: el controvertido renombramiento del USNS Harvey Milk

La decisión del Pentágono de cambiar el nombre de un buque conmemorativo al activista LGBTQ+ desata críticas, tensiones políticas y un debate sobre identidad y memoria en las Fuerzas Armadas

En un giro inesperado —e históricamente inusual— el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha ordenado el renombramiento del buque cisterna de reabastecimiento USNS Harvey Milk, desatando una tormenta política y cultural en medio del Mes del Orgullo.

¿Por qué es tan polémico cambiarle el nombre a un barco?

Renombrar un buque de guerra es un evento extremadamente raro en la Armada de Estados Unidos. La tradición marítima sugiere que modificar el nombre de una nave trae mala suerte. Pero más allá de las supersticiones, esta decisión está cargada de implicaciones simbólicas y políticas.

El USNS Harvey Milk fue bautizado en 2021 y pertenece a la clase de petroleros John Lewis, nombrada en honor a líderes que lucharon por los derechos civiles y humanos. Harvey Milk fue uno de los primeros políticos abiertamente homosexuales en Estados Unidos, sirvió en la Marina durante la guerra de Corea y fue asesinado en 1978 tras promover una ley contra la discriminación por orientación sexual en San Francisco.

¿Qué motivó este cambio de nombre?

El responsable de esta acción fue el secretario de Defensa, Pete Hegseth, respaldado por el nuevo secretario de la Armada, John Phelan. Según un memorando interno citado por medios como Military.com, el objetivo del cambio sería "reestablecer la cultura guerrera" dentro de los cuerpos militares y alinearse con las prioridades de la administración de Donald Trump.

La decisión se enmarca en un esfuerzo más amplio, liderado por el gobierno actual de Trump, por eliminar referencias a programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI por sus siglas en inglés) en las distintas ramas del gobierno, incluyendo el Ejército. Una purga cultural que se está llevando a cabo en pleno Mes del Orgullo LGBTQ+.

Harvey Milk: un legado incómodo para los conservadores

La historia de Harvey Milk representa una ruptura dentro del sistema: un activista abiertamente homosexual que desafió la homofobia institucional, no solo ganando un cargo de elección popular, sino también promoviendo legislación progresista. Su nombramiento como epónimo de un buque militar fue, para muchos, un acto de reparación simbólica por la discriminación histórica que sufrió dentro de la propia Marina de EE. UU., que lo obligó a salir tras revelarse su homosexualidad.

En el momento del bautizo del buque en 2021, el entonces secretario de la Marina, Carlos Del Toro, declaró:

“Estoy aquí no solo para enmendar los errores del pasado, sino para dar inspiración a toda nuestra comunidad LGBTQ+ que sigue sirviendo en la Armada hoy”

La reacción: un eco nacional

La noticia del cambio de nombre no fue bien recibida entre defensores de los derechos LGBTQ+, líderes demócratas o veteranos que ven en Milk un héroe.

Nancy Pelosi, ex presidenta de la Cámara de Representantes y referente política de San Francisco (ciudad natal de Milk), calificó la medida como una “vergonzosa y vengativa eliminación del legado de quienes lucharon por construir un país mejor”. Afirmó que la eliminación del nombre de Milk no fortalece la seguridad nacional ni subraya un espíritu de lucha, sino que traiciona valores fundamentales estadounidenses.

Organizaciones como Human Rights Campaign (HRC) y GLAAD han emitido comunicados condenando la medida como un claro retroceso en el reconocimiento de los derechos civiles en el ámbito militar.

El contexto: una guerra contra la inclusión

Desde su regreso al poder, la administración Trump ha impulsado una línea dura contra políticas de diversidad e inclusión en todos los niveles del gobierno federal. Entre algunas de las acciones recientes se incluyen:

  • La eliminación de centros de recursos de diversidad dentro del Pentágono.
  • La prohibición del uso de fondos federales para programas relacionados con la equidad racial o de género.
  • Restricciones para personas transgénero en puestos militares.

Voces dentro del Pentágono afirman que esta revisión ideológica no tiene que ver con operacionalidad militar, sino con una lucha cultural dentro del Apartado Ejecutivo federal.

Una estrategia de branding político militarizada

La renombración del USNS Harvey Milk no es un hecho aislado, sino parte de una narrativa meticulosamente construida por el trumpismo que busca reestructurar la cultura militar como símbolo de identidad nacional alineada a valores ultraconservadores.

Ya en 2023 la administración Trump ordenó el cambio de nombre de otros barcos que llevaban nombres confederados: por ejemplo, el USS Chancellorsville se convirtió en el USS Robert Smalls y el USNS Maury fue renombrado USNS Marie Tharp.

La diferencia actual radica en que Harvey Milk no era un personaje confederado o cuestionado éticamente, sino un defensor de los derechos humanos con amplio reconocimiento internacional.

El miedo a un efecto dominó

Veteranos y oficiales activos han expresado preocupación en foros militares sobre la tendencia de borrar nombres asociados a causas sociales progresistas. Hay temores de que el nuevo estilo de comisariado ideológico pueda alcanzar otros nombres de buques, bases o programas inspirados en figuras como César Chávez, Martin Luther King Jr. o incluso la jueza Ruth Bader Ginsburg.

La politización del nombre de los buques podría terminar afectando la moral de una Marina que, como el resto de las Fuerzas Armadas, refleja cada vez más la diversidad de la sociedad estadounidense.

¿Qué dice la ley y la tradición naval?

No existe una ley que prohíba cambiar el nombre de un buque, pero sí protocolos muy estrictos y una intensa resistencia interna. En la cultura naval, cada barco lleva un alma ligada a su nombre, y alterar eso solo se justifica por razones extremadamente graves, generalmente cuando el nombre representa una ofensa social o un error histórico.

Cambiarle el nombre a un barco simplemente porque ya no gusta el personaje es un precedente alarmante”, declaró un oficial retirado que sirvió en la Marina durante treinta años y pidió anonimato. “Es como reescribir la historia sin consultar con quienes la vivieron”.

¿Quién decide y cuál será el nuevo nombre?

El nombramiento de buques depende del Secretario de la Armada, pero debe armonizarse con las políticas oficiales del Secretario de Defensa y del Presidente. Hasta el momento no se ha anunciado el nuevo nombre del que era el USNS Harvey Milk, pero se espera que se anuncie en las próximas semanas.

Fuentes extraoficiales indican que podría optarse por un nombre sin peso político, quizás referenciado a una figura bélica o histórica considerada “neutral”.

Mientras tanto, en San Francisco y más allá...

En sectores progresistas, la indignación persiste. Y no solo por la eliminación de un nombre, sino por lo que simboliza: una narrativa oficial que considera la inclusión un obstáculo para el rendimiento militar.

San Francisco ya ha anunciado que buscará utilizar el nombre de Harvey Milk en otras instancias públicas y ha invitado a la población a contrarrestar “la cultura del borrado” con más visibilidad y memoria.

Al final, lo que está en juego no es solo un nombre pintado en acero naval. Es la pregunta crucial de quién decide qué héroes merecen ser recordados, y bajo qué valores una nación forja su identidad militar y moral.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press